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De la mano de Oscar

BOGOTÁ (Enviado especial) -- Cuando marcó su primer gol a los seis minutos de juego, todo el mundo pensó que se venía una goleada, que nada podría hacer esa defensa portuguesa hasta ese instante inexpugnable contra el poderío y las variantes ofensivas brasileñas. Ahora, despúes del partido, se puede decir que el centro-gol de Oscar no marcó el comienzo del baile de Brasil pero sí la apertura de un partido excelente y cambiante, que no fue para nada como se pensaba en la previa.

Oscar fue el hombre de la final de la Copa del Mundo sub 20. O uno de los hombres, junto a Nelson Oliveira, de quien se hablará cuando llegue el momento. Este número once flaco, espigado y elegante se crió en Sao Paulo pero en 2010 pasó a Internacional, donde hoy forma parte del primer equipo. Aunque no se destaca por ser goleador -de hecho marcó sólo cinco goles en su carrera- su participación en el circuito de ataque es decisiva en el equipo gaúcho y en la Selección.

En la definición mundialista disputada en el Campín de Bogotá, Oscar dos Santos Emboaba Júnior, nacido el 9 de septiembre de 1991, entró en la historia del fútbol. Por primera vez un futbolista anota tres goles en una final de un torneo FIFA. Y si además le sumamos el hecho de que se los convirtió a un arquero que tenía la valla invicta, su proeza se hace aún más grande.

Gracias a Oscar y a Henrique, Brasil cumplió su parte y se coronó campeón sub 20 por quinta vez en su historia, gracias a lo que se puso a un sólo un título de distancia de Argentina, su clásico rival, en el historial de oro de esta competencia. Decimos gracias a Oscar y a Henrique porque uno fue el héroe de la final y el otro fue la gran figura del Mundial.

El mediocampista de Inter, está dicho, abrió la cuenta en el inicio mismo del juego, con un centro que no tocó nadie y se metió en el segundo palo del imbatible Mika. Luego, en la segunda parte, definió como centrodelantero tras un gran pase de Dudú. Y en el tiempo extra volvió a enviar un centro, que esta vez se le coló por arriba al arquero luso. Tres goles en momentos claves, para minar las esperanzas de Portugal.

"Cuando se pusieron 2-1 pensamos que lo perdíamos", dijo el flamante artillero en diálogo con ESPNdeportes.com tras la consagración. Y es cierto, porque después del increíble gol de Oliveira Brasil entró en pánico y estuvo a punto de perder el control. Pero en los momentos difíciles aparecen los cracks y Oscar demostró que va camino a convertirse en uno de ellos.

El Seleccionado luso cambió su libreto mezquino por otro más ambicioso y eso fue lo que transformó una final que estaba llamada a ser monótona en una verdadera película de suspenso. Fue un partido digno de una definición de un Mundial. Tuvo dramatismo, buen juego, errores, aciertos, lesionados, figuras que brillaron y salvadores inesperados, como es el caso de Oscar.

Todo el mundo esperaba ver a Henrique y a Dudú, quien pese a comenzar como suplente, es el futbolista más querido por la afición colombiana. Sin embargo, y aunque ambos también fueron muy importantes en el desarrollo del juego, quien se llevó todas las miradas fue Oscar.

Es fácil encontrar similitudes entre el autor de los tres goles de la final y su ídolo, un tal Kaká. Ambos nacieron en el Sao Paulo, ambos juegan como mediocampistas ofensivos, ambos son flacos y tienen cierto parecido físico. Quizás el aspecto más importante que comparten es la simpleza para jugar y la elegancia. Oscar sabe cuándo debe acelerar y cuándo frenar, cuándo tirar un pase corto y cuando enviar un pelotazo. En definitiva, eso es entender el juego. Y si a esas virtudes, le agrega gol, entonces ahí tenemos las razones de las comparaciones con el crack del Real Madrid.

Claro que aún debe aprender, como todos los futbolistas que participaron de este certamen, pero su presentación en sociedad fue inmejorable. No había marcado goles hasta la final pese a formar parte de ese potentísimo ataque brasileño. Su aporte siempre fue importante en las instancias anteriores, pero esta vez fue el artífice de la victoria, el hombre que encontró una llave que parecía perdida: la del arco de Mika.

Y Brasil fue otra vez Brasil. Después de ocho años, ganó un Mundial sub 20 y dejó feliz a toda Colombia, que los alentó como si Willian, Dudú, Henrique y Oscar fueran James, Muriel y Duván Zapata. El Campín vivió una noche de fiesta, espectacular e inolvidable. Si a eso le sumamos que el campeón fue el equipo del pueblo, la ecuación da un resultado perfecto. Brasil, con Oscar en todo su esplandor, celebró en la tierra del café y es muy merecido.

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