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El mejor todoterreno

El suizo logró su 74º título y quedó a sólo tres de McEnroe, el 3º más campeón de la era abierta Getty Images

BUENOS AIRES -- El Maestro no afloja. Fiel a su estirpe de supercampeón, en un torneo innovador y lleno de polémicas por la nueva superficie, Roger Federer escribió en Madrid otra página de gloria. Con su sello, el suizo igualó el récord de Rafael Nadal de 20 títulos en los Masters 1000, desplazó al español del 2º puesto del ránking de la ATP y llegó a 74 coronas en singles. Y se dio el placer de convertirse en un todoterreno especial, ya que ganó por tercera vez el torneo de Madrid y en tres pisos distintos.

A menos de tres meses de cumplir 31 años, Federer ratificó que está más vivo que nunca. Fiel a su bajo perfil, a su andar respetuoso, optó por hablar menos que los rivales y desafiar a la nueva arcilla azul jugando, siendo agresivo, tratando de dominar con su poderosa derecha y buscando variantes. Al fin de cuentas, terminó hablando en la cancha, donde realmente se necesita demostrar la calidad y volcar toda la energía de manera positiva. Y vaya si lo hizo mejor que el resto.

Como se dijo desde este espacio hace dos meses, cuando celebró en Indian Wells y obtuvo el anterior certamen de la categoría Masters 1000, la siguiente a los Grand Slam, el helvético tuvo un inicio de temporada seguramente tan impensado como soñado. Y lo más importante es que sigue extendiendo ese envión del comienzo, sumando triunfos claros ante grandes rivales y otros ajustados, siempre sabiendo marcar distancia y respeto.

Ya su cierre de 2011 había sido sensacional. Había hilvanado tres títulos al hilo en canchas rápidas y bajo techo, en su Basilea natal, en el Masters 1000 de París-Bercy y en la Copa Masters de Londres. Lejos de conformarse, y con vistas a su sueño de poder ganar su primera medalla de oro individual en los Juegos Olímpicos, su temporada 2012 parece ser una simple y gran continuación de la anterior. Es más: hacía seis años que no tenía semejante inicio de un calendario.

Campeón en Rotterdam y Dubai, afirmó antes de la cita en Indian Wells que trataría de apuntar a recuperar el Nº 1 del mundo, en poder del serbio Novak Djokovic desde julio del año último. Sabe que ese objetivo es duro, porque si bien ya estuvo 285 semanas como rey y está a solo una de la marca del estadounidense Pete Sampras, de 286 semanas siendo líder, necesitará mantener este altísimo nivel y ser muy regular, en especial a la hora de los grandes campeonatos.

Su magistral victoria en ese certamen estadounidense le dio más confianza y puntos para soñar despierto. No le fue bien en Miami y optó por pasar por alto Monte-Carlo y arrancar la gira europea de polvo de ladrillo recién en Madrid. Pero esta vez la superficie no fue la tradicional arcilla rojiza, sino una de color azul, forzada por los organizadores. Y allí supo mantenerse en pie, frentes a los resbalones y tropiezos de casi todos, para terminar imponiendo su jerarquía, convicción y ese plus de todoterreno.

Con títulos en todo tipo de canchas a lo largo de su excelente carrera y con el récord de 16 Grand Slam, Federer se dio el gusto de lograr la tercera corona en Madrid y siempre en pisos diferentes: festejó en 2006 en cemento y bajo techo (indoor), en 2009 lo hizo en la clásica arcilla rojiza y ahora en una cancha azul un poco más veloz que las lentas tradicionales. Así, volvió a dejar en claro que está con la mano caliente y que no pueden relajarse Djokovic ni Nadal.

De hecho, el suizo dio el primer paso en busca de esa meta extraordinaria de poder volver a la cima de la ATP, ya que superó a Nadal y es el Nº 2 del listado tras un año y dos meses siendo 3º. El ídolo local, que amenazó con no volver a la capital de su país si no se vuelve al polvo de ladrillo común, defendía las unidades de la final de 2011 y se despidió en octavos ante su connacional Fernando Verdasco. Eso le abrió la puerta a Federer, semifinalista un año antes, que aprovechó la oportunidad al obtener el título.

Si bien ahora la ventaja de Federer sobre Nadal es exigua, dio un salto de calidad y de confianza muy valiosos. De hecho, llega el Abierto de Italia y Djokovic otra vez tratará de revalidar la corona conseguida hace 12 meses. La exigencia del español también es grande, obligado al menos a ser otra vez finalista para no ceder más puntos. En cambio, el helvético tiene mucho para sumar, ya que en 2011 fue eliminado en los octavos de Roma.

Como le pasó en Indian Wells, Federer se coronó en Madrid cediendo sólo dos sets y recuperándose de un partido clave ante el ofensivo y gran sacador canadiense Milos Raonic, tras perder el primer parcial. En el desierto californiano ese choque fue el segundo de sus seis triunfos y en la capital española se trató de la primera de sus cinco victorias, en ambos casos en la rueda previa a los octavos. La diferencia fue que esta vez levantó cabeza y apenas volvió a sufrir en la definición.

Luego de eliminar a Raonic (23º del ránking), creció mucho Federer, siendo el 3º cabeza de serie, para hilvanar tres éxitos inapelables en dos sets frente al francés Richard Gasquet (18º), al español David Ferrer (6º) y al serbio Janko Tipsarevic (8º), que venía de eliminar a Djokovic. Así, mientras el rey actual copiaba a Nadal y advertía que no retornará a Madrid si se sigue jugando en esta inédita arcilla azul, el suizo se frotaba las manos.

A la hora de la gran final, Tomas Berdych (7º) fue realmente durísimo. El checo, que venía de derrotar al argentino Juan Martín del Potro (11º) en semi y le cortó una racha de 10 triunfos consecutivos en arcilla y sin ceder sets, empezó dominando, sacando muy bien, señalando el ritmo con su drive y llevándose el primer capítulo. Pero ya el arranque del segundo set mostró a un Federer distinto, más suelto y decidido, dispuesto a jugarse a pleno y sin medias tintas.

De allí en más el helvético fue el más contundente y claro, aunque padeció más de la cuenta en algunos instantes decisivos. Quedó en evidencia que inclusive los monstruos dudan en ciertos momentos, como cuando falló con su gran servicio y no pudo definir el segundo set con ventaja de 5-3. En el siguiente juego de saque conectó casi todos primeros intentos y el fastidio con él mismo era evidente, hasta que logró quebrarle otra vez a Berdych y extendió la batalla.

Una historia similar se dio en el tercer set, ya que perdió nuevamente el servicio estando 5-3 arriba. Allí ya todo pasaba por una lucha psicológica, más que tenística. Y otra vez fue 7-5 a favor de Federer, aprovechando errores no forzados muy llamativos de Berdych. Como se presumía, y pese a dejar pasar notorias ventajas, el rubro mental terminó inclinando la balanza para el más ganador y experimentado de los dos.

De esta manera, desde su dura derrota ante Djokovic en semi del US Open 2011, cuando inclusive el suizo dispuso de dos match-points, Federer ostenta un récord de 45-3. Es decir, que en estos ocho meses apenas cayó en tres encuentros. Y en esta temporada su marca es de 28-3, ganando cuatro de los siete certámenes que jugó. Es más: desde el citado Abierto de Estados Unidos, el ex rey del circuito está 15-1 contra los top-10 del ránking.

Con la friolera de 74 títulos, Federer quedó a sólo tres de los 77 que se adjudicó el estadounidense John McEnroe, quien figura 3º en el listado histórico de campeones del tenis profesional. Así, mientras las críticas y las polémicas se robaban las miradas de muchos fanáticos, el suizo se abrió camino y terminó siendo el mejor. Los años pasan y él sigue sumando hazañas, ratificando ser el máximo todoterreno, dueño de una propuesta siempre agresiva y vistosa. Una vez más, lo tiene merecido.