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Aprobaron con lo justo

Del Potro repitió octavos, pero perdió sin vueltas ante Ferrer Getty Images

BUENOS AIRES -- Cuando las miradas de los fanáticos del tenis y de mucho público siguen apuntando hacia Wimbledon, los latinoamericanos dijeron adiós en La Catedral. El examen bien puede decirse que fue aprobado, al repetirse el balance de 2011, con un varón llegando a octavos de final y dos a la tercera rueda, pero con caídas más duras, algunas por los rivales y otras por los marcadores. Así y todo, América Latina sigue sin tener un representante en una semifinal de Grand Slam en casi tres años. Y eso duele.

Por eso, a la hora del recuento, y más allá de tratarse del césped londinense, la superficie más difícil para los tenistas formados en su mayoría en polvo de ladrillo, queda un sabor amargo. El año pasado se cortó una racha de cinco ediciones de Wimbledon sin un jugador de la región en octavos, con la presencia de Juan Martín del Potro en esa ronda. El mismo argentino fue el que más lejos arribó esta vez, repitiendo esa tarea.

Desde que Del Potro ganó su título máximo, el US Open 2009, pasaron casi tres años sin un latinoamericano en semifinales de un Grand Slam, ya sea varón o mujer. Y eso preocupa, porque marca una nueva tendencia, que los fans esperan se termine cuanto antes. Igual, hay hechos que son causantes ineludibles, como que al año siguiente de aquella hazaña el top-ten sufrió una operación y volvió al ruedo en las grandes citas recién en 2011.

Otro hecho rotundo fue el bajón progresivo del chileno Fernando González debido a diversas lesiones, al punto de que se retiró del circuito ATP hace unos pocos meses. Y ocurrió algo similar, aunque todavía continúa en acción, con el argentino David Nalbandian, otro ex top-ten mundial, quien también sufrió problemas físicos y operaciones. Ellos dos marcaron una etapa con estupendos triunfos y escalando en los 'Majors'.

Por eso, con ambos en otra sintonía, es indudablemente Del Potro el abanderado de la región. Sin ir más lejos, fue el sudamericano que más alto trepó en cuatro de los cinco últimos Grand Slam. Veamos: accedió a los octavos en este Wimbledon, alcanzó los cuartos de final en Roland Garros y el Abierto de Australia de este año, antes fue su compatriota Juan Mónaco el que llegó a octavos en el US Open 2011 y Del Potro hizo octavos en Wimbledon de hace un año.

No hay dudas de que muchos sufren el abrupto paso de la lenta arcilla de París al rápido césped de Londres, aún cuando este ya no sea tan veloz, y por eso se planifica empezar Wimbledon una semana más tarde. En esta ocasión, se presentó la menor cantidad de jugadores de América Latina en este Grand Slam en 16 años, con apenas nueve, ya que en 1996 intervinieron ocho. Y se repitió el doloroso caso de 2011, sin una sola mujer en el cuadro principal de singles.

Ya es sabido que Del Potro no se siente a gusto en césped como ocurre en cemento, tal como se dijo en la previa a la cita en el exclusivo All England Club. Si bien sorteó a tres adversarios, dos de ellos de más cuidado, volvió a tropezar en el piso más desfavorable para su juego y su altura, ya que si bien dispone de un saque y una derecha potentes, le cuesta cuando le juegan bajo con slice y lo hacen correr hacia los costados en una superficie con pique bajo.

Casi siempre, Del Potro perdió en Wimbledon con rivales top-ten o ex campeones en La Catedral, mientras que en esta oportunidad su verdugo fue David Ferrer, quien vive un genial presente pero no es un especialista en pasto. Igual, el español llegó con el título de Hertogenbosch bajo el brazo. Hasta aquí, sólo en Londres el argentino no pudo arribar a cuartos, teniendo en cuenta los cuatro 'Majors'. Por su parte, Ferrer, que ya trepó a semis en los otros tres, accedió por primera vez a cuartos en Londres.

Del Potro debutó con un triunfo en cuatro sets sobre el buen sacador holandés Robin Haase (41º), duro en césped, venció en cuatro parciales al japonés Go Soeda (58º) y al japonés Kei Nishikori (19º) en tres. Ferrer (7º) estuvo muy preciso en los contragolpes, se mostró siempre firme y trató de no dejarle tomar la iniciativa al argentino, al que le faltó cerrar más rápido y mejor las jugadas. Una pena: pudo rendir más y no despedirse en tres sets y sin chances de pelearlos. Pensar que en 2011 cayó ante otro español, Rafael Nadal (2º), en cuatro durísimos parciales.

El otro cabeza de serie latinoamericano fue Mónaco (15º), quien nunca había podido ganar un partido en este certamen. Más agresivo, ya sin prejuicios hacia el pasto, venció a su compatriota Leonardo Mayer (61º) en sets corridos y al francés Jeremy Chardy (57º) en cuatro. No pudo dar otro paso, ya que desaprovechó en la tercera ronda algunas posibilidades claves frente al serbio Viktor Troicki (34º). Cayó en tres parciales y él mismo dijo irse con un sabor amargo.

El colombiano Alejandro Falla (73º) fue el restante habitante sudamericano en la tercera rueda, aunque sufrió más, porque sus dos victorias las logró en cinco sets. El zurdo también alcanzó por primera vez esa instancia en La Catedral, al dar el golpe en el debut derrotando al temible sacador estadounidense John Isner (11º favorito) y después a otro rival de esas características, pero más irregular, como el francés Nicolas Mahut (71º). Finalmente, cayó ante el uzbeco Denis Istomin (39º) en cuatro capítulos.

A diferencia de lo que pasó con los representantes latinoamericanos que más escalaron en Wimbledon en 2011, esta vez Mónaco y Falla cedieron con una sensación extraña, ante adversarios más accesibles. Repasemos: hace un año, Del Potro perdió en octavos con Nadal y, en la tercera ronda, en tres sets, Nalbandian cayó ante Federer (3º) y González contra el francés Jo-Wilfried Tsonga (por entonces 12º, ahora 5º).

En cambio, los seis restantes varones de la región quedaron eliminados en la primera rueda. Fue duro el caso de Nalbandian (40º), al caer ante el serbio Janko Tipsarevic (8º) en tres sets. A 10 años de su mejor tarea en Wimbledon, cuando se metió en la finalísima, el argentino, que venía se ser finalista en Queen's, no pudo contra la mayor regularidad y tiros punzantes del serbio. De haberle ganado, disponía de una llave positiva para escalar algunas ruedas.

A la hora del repaso, se comprueba que, en total, siete de los nueve jugadores perdieron con rivales mejor ubicados en el ránking de la ATP. Y cinco de ellos cayeron ante cabezas de serie. Por eso, el balance es relativamente positivo, con la presencia de Del Potro en la decisiva segunda semana de competencia. Pero duele ver que ninguno pueda ser protagonista en serio en un Grand Slam, como se vivió seguido en la década anterior. Ese es el nuevo desafío.