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US Open: Murray gritó campeón

NUEVA YORK -- El británico Andy Murray (3° preclasificado) venció por 7-6 (12-10), 7-5, 2-6, 3-6 y 6-2 al serbio Novak Djokovic (2°), en un partidazo que se extendió por casi cinco horas, y se quedó con el título en el Abierto de los Estados Unidos. Así, conquistó su primer Grand Slam y privó a Nole de repetir el triunfo de 2011, cuando se impuso en la final al español Rafael Nadal, ausente por lesión en esta oportunidad.

Adiós a los fantasmas. Cuatro finales de campeonatos Major quedaron en el camino para Murray: US Open 2008, Australia 2010 y 2011, Wimbledon 2012. El título olímpico marcó un quiebre, pero faltaba su nombre en uno de los cuatro torneos grandes. Igual que le ocurrió a su entrenador, Ivan Lendl, la quinta fue la vencida.

Y se dio en un marco espectacular, con un Arthur Ashe repleto y un partido para el recuerdo. La constante, en el global: Djokovic, más agresivo y consistente en las subidas a la red; Murray, asentado desde la base, con una defensa encomiable y una respuesta de manual: paciente búsqueda de ángulos y desgaste al rival. Todo en un contexto de peloteos eternos que demandaban un esfuerzo doble en cada punto.

De todos modos, el duelo comenzó con un partido en sí mismo. Es que el primer set tuvo de todo: quiebres rápidos y repartidos, games de no menos de 10 puntos y un protagonista repetido: el fatídico viento, que entró y salió de escena en el Arthur Ashe y otra vez representó un fastidio mayúsculo para el serbio.

El juego ganaba en dramatismo, aunque no terminaba de mostrar el mejor tenis de ambos finalistas. Dos postales para graficar el concepto: primero, un flojo revés de Novak para que Murray se escapara por 4-2 luego de una serie de inestables juegos de saque; luego, una devolución de gentilezas del escocés, que inexplicablemente erró una sencilla derecha en la red y posibilitó un nuevo quiebre del N°2 del mundo, que le devolvía el equilibrio al marcador (4-4).

Esa primera manga se definiría en un tremendo tie-break, que duró 24 minutos y le dio al set un global de hora y media. El desempate mostró una mejor versión de ambos y dejó puntos de gran altura. Parecía quedar en menos de Djokovic, que sacaba 5-3. Pero una falla de Nole y una gran contrapierna de Murray empataron una vez más el tanteador.

De allí en más, el serbio corrió siempre de atrás. Murray pudo desestabilizar hacia su favor todas las igualdades y dispuso de seis set points. La vocación ofensiva de Djokovic y repetidos errores del británico demoraron el desenlace, pero un saque ganador le dio al campeón olímpico la primera manga y un espaldarazo importantísimo.

Con ese plus de confianza, Murray se escapó rápidamente en el marcador en el arranque del segundo parcial y tomó ventaja de 4-0. Sin embargo, los problemas para cerrar la historia volvieron a aparecer y Novak lo aprovechó. El escocés llegó a sacar para set, en 5-3, pero Djokovic quebró en 15 y estiró una manga que parecía tener, una vez más, destino de tie-break.

No obstante, las fallas del serbio en los momentos decisivos (sacando 5-6 quedó 15-40 luego de un smash incómodo que se fue muy ancho) revivieron al escocés y, en esta ocasión, la balanza se inclinó hacia su lado: gran derecha para cerrar el parcial (Djokovic pidió ojo de halcón, pero no tuvo el guiño de la suerte) y nuevo estímulo capital. La gloria, a un set de distancia.

Era a todo o nada para Djokovic. Entre la espada y la pared, el campeón en 2011 se vio beneficiado por las mejores condiciones climáticas (el viento influyó mucho menos), disminuyó considerablemente su cuota de errores no forzados y, con sustento en grandes games de saque, se quedó con el set más rápido del partido: 6-2 en 46 minutos.

Y habría más: porque el cuarto parcial mostró que la reacción de Nole no era pasajera y el serbio tomó decisivamente el control del partido. Murray seguía multiplicándose en defensa, pero Djokovic ya no colaboraba con las fallas de las primeras mangas. 13 de los 33 puntos conquistados en ese set, el N°2 del planeta los logró a través de tiros ganadores. Él estaba al mando y las cosas se iban a un decisivo quinto parcial.

Pero la notable remontada de Djokovic terminaría allí. Porque ya en el primer game del último set la suerte se le tornó esquiva y presagió lo que vendría. Novak al saque, break point para Murray: el serbio domina el peloteo, Murray juega un revés que parece quedarse corto; así lo entiende en primera instancia Nole, pero la pelota toca la red y pasa, haciendo estéril el esfuerzo de quien ya daba por ganado el punto.

Con el 1-0, Murray volvió a hacer gala de una defensa extraordinaria y confirmó su saque para volver a tirarle la presión a su rival. Y vaya si lo hizo, porque en el tercer game reaparecieron los errores de Djokovic -esta vez, producto de un cansancio tan visible como lógico- y el escocés volvió a quebrar para escaparse por 3-0.

La historia, una vez más, pareció tener un nuevo capítulo de incertidumbres y heroísmos, ya que Djokovic recuperó de inmediato el primero de los quiebres y enseguida se puso 2-3. Sin embargo, la fatiga ya se había hecho carne en el juego de Nole y Murray, conciente de ello, no lo dejó levantarse.

Un sólido game de saque para liderar por 4-2 y un quiebre en 15 para sacar para el partido. La escena soñada, finalmente vuelta realidad. Djokovic pide asistencia del médico, busca -literalmente- un poco de aire. El público se enoja, pero poco dura el interludio de leves abucheos.

Se reanuda el juego y todos los ojos se posan sobre él. Andy Murray, 25 años, escocés. Oro olímpico. Títulos de Grand Slam: 0. Hora de cambiar la estadística.

Y no hubo tiempo para más sorpresas. La última derecha de Novak se fue larga y el británico finalmente pudo saber lo que es festejar en un torneo Major. Merecido y demorado premio para uno de los jugadores más talentosos del circuito. Y mérito también para un notable Djokovic, que contribuyó a construir una de las finales más memorables de los últimos años.

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