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Cita con el destino

MÉXICO -- 10 de septiembre marcó la fecha de su cita con el destino, y Andy Murray se preparó y llegó puntual para convertir este día, en uno simbólico para el tenis británico, porque fue justo el 10 de septiembre de 1936 cuando un inglés, Fred Perry ganó su último Grand Slam, antes de que hoy el escocés se consagrara como el primero en lograrlo en la llamada era moderna del tenis.

Fue tal el impacto, que tras 5 horas de fragorosa batalla, Andy se cubrió el rostro incrédulo de lo que tanto había soñado y parecía estar en shock, como mero espectador y no el gran protagonista que desde hoy se inscribe en el selecto grupo de campeones de un Grand Slam, que lo es tanto como lo reflejan estos números: de los últimos 30, 28 se han repartido entre Novak Djokovic, Roger Federer y Rafa Nadal, antes sólo Juan Martín del Potro y hoy, Murray completan la cifra.

Es de tal magnitud su hazaña deportiva para el país que invento al tenis, que mereció la presencia de dos símbolos nacionales como el 007 Sir Sean Connery y el DT del Manchester United, Sir Alex Ferguson, dos orgullos distinguidos por la Reina Isabel II, y a los que seguramente se unirá el mismo Andy por el significado que tiene para el Reino Unido este título.

Y otro testigo de honor seguramente le veía desde allá arriba con gran complacencia, Fred Perry, el que se atrevió y doblegó al famoso stablishment del All England Lawnn Tennis Club, que en los años 30s, no se identificaba con su campeón venido del norte, tanto así que cuando venció al australiano Jack Crawford en 1934, el General George Hillyard, miembro del Comité del selecto club entró a las duchas, esas mismas que hoy usan Andy, Federer o Djokovic, y gritó voz en cuello para que le escuchara, "¡Jack, hoy perdió el mejor!" y cuando salió a vestirse encontró la corbata que se le entregaba al campeón como muestra de que ya pertenecía al selecto club, en el respaldo de la silla en que dejó su ropa, nadie se la entregó personalmente, cómo dictaba la tradición.

El público le adoraba, el stablishment le repudiaba, tal vez por el origen liberal de su familia ya que su padre militaba con los Laboristas, y por eso tras 8 títulos de Grand Slam, Perry se lanzo al profesionalismo, lo que significó una ofensa para el esnobismo de la época, algo que al inicio de su carrera, muchas décadas después sufrió el escocés Murray cuando decidió enrolarse en la escuela catalana de tenis, pero al final, los tiempos han cambiado y Andy será recibido como el gran héroe que es desde hoy para el tenis británico, sin importar su origen escocés que pesa o no, muy a conveniencia de la Corona.

Las típicas gaitas sonaron en medio del tímido festejo de Murray, no como lo hizo en Londres con su medalla de oro, tal vez los calambres, pero más aún su propia incredulidad ante la hazaña, dejaron un poco sorprendido al público que le apoyo todo el tiempo, incluso recriminaron en un par de ocasiones las irreverencias de Nole, pero él, flemático como es, sonrió, elevo la copa y poso, pero jamás explotó en el júbilo de quien logra el sueño de toda una vida.

Eso no desmerece el primer título de Grand Slam para Andy que, como su mentor Iván Lendl, debió esperar hasta su quinta final para lograrlo... ¿O será que el checo ya le enseño también a ocultar sus emociones? Los dos fueron parcos en el festejo, y Lendl sabe bien del sentimiento que es ganar en ese escenario por vez primera,

Como sea, Andy cumplió su cita con el destino, no pudo ser en Wimbledon, tal vez porque desde allá, Fred Perry esperaba que emulara su hazaña justo cuando se cumple el aniversario de su octavo y último Grand Slam, en la misma ciudad que no escenario.

Y el cumplió, desde hoy Andy es ya un campeón de élite... En un futuro, no dude, veremos una estatua similar a la de Perry en el emblemático escenario de Wimbledon.

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