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Un lugar en la historia

BUENOS AIRES -- La temporada merecía una conclusión semejante. El Gran Premio de Brasil, tan repleto
de matices, cargado de vaivenes como casi todo el 63° Campeonato Mundial, no tuvo
una pizca de exageración, lució a tono con la anunciada pero dramática consagración
de un tricampeón. Sebastian Vettel, coleccionista de records de precocidad, el piloto
más joven en largar desde la pole position, subir a un podio, ganar una carrera, lograr
un título y obtener dos, añadió otro jalón a un historial de techo alto: a los 25 años se
transformó en el tricampeón más joven y el único piloto que logró sus primeras tres
coronas de manera consecutiva.

De principio a fin, en cada metro de los 305,909 kilómetros de la 20ª fecha, no hubo
certeza posible. Los 13 puntos de ventaja con los que Vettel encaró la cita en el barrio
paulistano de Interlagos fueron todo y nada según el momento, la maniobra, los rivales,
los neumáticos y el tiempo. Las chances de Fernando Alonso, a menudo ligadas a la
utopía, crecieron y se desvanecieron con la rapidez que un Fórmula Uno trepa la recta
desde Junção hasta frente a los boxes del autódromo José Carlos Pace. La lluvia siempre
es posible en San Pablo, y más cuando la primavera se fusiona con el verano.

Primero fue llovizna, poco más que una densa humedad, pero justo cuando el pelotón se
disponía a iniciar la vuelta previa a la partida. Nadie alteró sus planes y todos largaron
con neumáticos para piso seco. Sin embargo, la función con sus precisas dosis de drama
recién comenzaba. Una buena salida de las Ferrari -Felipe Massa alcanzó a meterse
entre los McLaren de Lewis Hamilton y Jenson Button, quienes partían en primera
fila- combinada con una mediocre movida de los Red Bull de Mark Webber y Vettel
contribuyó al melodrama camino a la Ese de Senna, los primeros dos virajes en bajada.
Aún después de la Curva del Sol, en la Recta Opuesta, el pelotón seguía sin acomodarse
y al llegar a la Bajada del Lago, el Red Bull RB8-Renault del campeón fue tocado desde
atrás por Bruno Senna, giró como trompo y quedó en medio de la pista y a contramano
mientras el resto lo esquivaba como podía. Vettel quedó último, con el auto golpeado y
dañado (en el piso y los escapes del lado izquierdo). Senna y Sergio Pérez, envueltos en
el entuerto, terminaron fuera de concurso al cabo del primer tercio de vuelta.

En esa movida, sin más, Vettel pudo haber perdido el campeonato para el que se
postulaba como el piloto más ganador del año (cinco triunfos), con seis podios -
incluidas cuatro victorias en fila- en la media docena de fechas que precedieron al
desembarco en Sudamérica. El alemán cruzó último la meta al cabo de la primera vuelta
y por segunda vez en las últimas tres carreras del año. En la anterior ocasión, en Abu
Dhabi, la carrera en la que largó desde boxes, había terminado en el podio. Con Alonso
tercero gracias a su rápido sobrepaso a Webber (ayudado por Massa), el Mundial
cambiaba de manos por primera vez: el asturiano era tricampeón.

El ovetense Alonso cosechó la simpatía que acompaña a los más débiles: jamás en 2012
tuvo el mejor auto de la grilla pero se las ingenió con talento, tesón e inquebrantable
perseverancia para pelear el título hasta la última vuelta de la temporada. El bicampeón
2005/2006 sumó cada punto que tuvo a la mano, y a veces más, como cuando ganó en
Malasia, también en condiciones meteorológicas cambiantes, y como en los buenos
viejos tiempos del ahora otra vez retirado Michael Schumacher tuvo un equipo que
trabajó sólo para su objetivo de lograr el título sin que importaran demasiado las formas.

Aquel primer aliciente le duró poco a Alonso. Ni media docena de vueltas. En el
arranque del quinto giro no pudo frenar la Ferrari en la húmeda Ese de Senna, cortó por
la banquina y perdió un lugar con Nico Hülkenberg. Fuera del podio, Alonso no podía
ser campeón. Vettel, en tanto, remontaba con el auto maltrecho, con finísimo manejo
deslizando con gomas lisas en una pista que empezaba a empaparse al tiempo que el
alemán se acercaba a la decena que anota puntos. Cuando la lluvia obligó a poner gomas
intermedias, Alonso y Vettel entraron en la misma 11ª vuelta y se juntaron otra vez en la
pista. Los únicos que no pararon en aquel lance y decidieron aguantar el chaparrón con
lisas fueron Button y y Hülkenberg: aquello los catapultó a la punta.

Los dos candidatos al título repitieron la secuencia pero con una vuelta de diferencia
cuando la pista ya tenía una calle seca: Alonso paró primero para calzar neumáticos
lisos en el 19º giro; Vettel se detuvo en el siguiente. Poco después, el auto de seguridad
neutralizó el trámite para que limpiaran la pista de los detritos del Mercedes de Nico
Rosberg, que había sido golpeado. La fila se mantuvo detrás del auto de seguridad
durante siete giros y las diferencias se licuaron.

Vettel, el bicampeón 2010/2011, tenía a tiro al español, controlándolo casi con la vista
al tiempo que empezaban sus problemas de comunicación con boxes por la falla del
sistema de radio. Adelante, Hamilton había aprovechado un derrape del sorprendente
Hülkenberg para tomar la punta. Hasta que en la 53ª vuelta, cuando el asfalto empezaba
a mojarse de nuevo, Vettel entró a boxes debido a la degradación del caucho y el
equipo le calzó ¡neumáticos lisos de compuesto medio y usados! Aquello que supo a
desaguisado lo retrasó al 10º lugar y, su colmo, dos giros después Hülkenberg se deslizó
mientras intentaba superar a Hamilton en la Ese de Senna, golpeó al inglés, lo sacó de
pista y él también se retrasó, con lo que Alonso se acomodó tercero y la diferencia de
puntos volvió a ponerlo como tricampeón.

Tres giros después de esa desafortunada tercera detención, Vettel volvió a boxes sin
que el equipo estuviera preparado para que le calzaran un juego de gomas para lluvia.
Entonces quedó 12º. Cuando Alonso paró en la 57ª vuelta, también para montar caucho
intermedio, quedó cuarto en la fila y entonces el alemán retomó la punta del Mundial.
El asturiano no tuvo más que aproximarse a Massa y el brasileño le regaló su segundo
lugar. Schumacher no opuso resistencia al ataque de Vettel y entregó el sexto puesto sin
resistencia. Sin embargo, el drama no cesó porque la lluvia continuó. Hasta que Paul
di Resta perdió el control de su Force India, se estrelló contra el paredón externo en la
Subida de Boxes y el auto de seguridad neutralizó la carrera en los dos giros finales.
Entonces el triunfo de Button no tuvo amenazas. Y Alonso, segundo con ayuda de
Massa, tiñó de heroísmo el podio. Y Vettel, sexto, se graduó como tricampeón.

El drama y la épica tuvieron su final de cuerpos sudados, exhaustos por la batalla, y
el abrazo de los dos hombres que le dieron a Alemania diez títulos en los últimos 19
años. Schumacher, en su despedida, y Vettel, en el éxtasis de la gloria, se amarraron
cariñosamente y abarcaron todo el tiempo: pasado, presente y futuro.

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