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La Dolfina y Ellerstina, un clásico

BUENOS AIRES -- En su momento fueron Coronel Suárez y Santa Ana. Ambos marcaron, en los sesentas y setentas, una época imborrable con una avalancha de finales entre sí. En total fueron 17, entre 1961 y 1982, con breves interrupciones donde principalmente Mar del Plata logró mezclarse.

Ellos dejaron grabados, más en las retinas que en cámaras de TV, duelos que pasaron a la historia.

Ahora, en el aranque del nuevo siglo, son La Dolfina y Ellerstina los que dominan la definición del Campeonato Argentino Abierto.

Ellos ponen la música, tocan los instrumentos y se hacen dueños de los mayores elogios, y está bien que así sea. Podrá señalarse que el talento está repartido en mayor o menor medida en todos los equipos de la Triple Corona; pero la organización, el sistema y la permanencia ponen a La Dolfina y Ellerstina en la vitrina de los grandes clásicos del polo.

Es cierto que en la variedad está el gusto, y el espectador añora los tiempos no tan lejanos, donde las semifinales también eran batallas épicas con terceros nombres que podían mutar de Indios Chapaleufú I ó II, a La Aguada o El Paraíso.

Tan cierto es esto como que el conjunto de Cambiaso y el de los Pieres no empalagan. Como las buenas comidas, podríamos cenar cada día con La Dolfina y Ellerstina que su sabor no perdería intensidad.

El club de Cañuelas, liderado por Adolfo Cambiaso, y el de General Rodríguez, con los hermanos Pieres, sostendrán el próximo sábado lo que viene a ser la final del mundo en este deporte. Y lo harán por sexta vez consecutiva entre sí, y séptima en total, algo poco normal para estos años.

Por eso nos remontábamos a aquellos legendarios Suárez y Santa Ana para ver semejante seguidilla. Hoy, con un polo más desarrollado que aquél, con una pirámide de jugadores mucho más ancha que hace 30 y 40 años, La Dolfina y Ellerstina se superan tanto que dejan fuera de la discusión al resto. Nunca, en estos tiempos que los ven dominantes desde 2005, llegaron tan holgados al desenlace. Y pese a tener cambios en las formaciones, no dejaron que otros siquiera se acercaran a las finales de la Triple Corona.

Hace un año definían los mismos clubes, con un solo cambio de nombre y puestos para Ellerstina. En 2011, Ignacio Heguy levantaba el trofeo de Tortugas junto a los Pieres y también alcanzaba las finales de Hurlingham y Palermo jugando como back. Sin renovación, Nachi mudó su juego a La Natividad; mientras el cuarto hombre de negro, Mariano Aguerre, es un ex La Dolfina y miembro original de Ellerstina en 1992.

Sin ir tan lejos en el tiempo, es bueno concentrarse en el presente. Desde el 16-10 en la final de Palermo del 2011, los caminos de unos y otros se cruzaron dos veces.

En el dilatado desenlace del Abierto de Tortugas, La Dolfina varias veces pareció llevarse el partido. Sin embargo, entre el final del quinto chukker y el sexto, Ellerstina terminó edificando un triunfo por 12-11, que es hasta hoy su mejor producción en el año y su carta de presentación en cuanto a chances para la final de este sábado.

En Hurlingham, Cambiaso y los suyos en 2011 ganaban por 14-7 y por 19-14, pero concluyeron sólo un gol arriba: 19-18. Ya en 2012, muy distinta fue la historia y La Dolfina se impuso por 18-11, en lo que es hasta aquí la mayor distancia entre ambos en finales.

En suma, cada equipo posee un título en la temporada y el choque en la final del sábado desempatará. Con un plus para los de Cañuelas que fueron más regulares a lo largo de la temporada.

Este año en el Abierto de Palermo La Dolfina arrasó a sus tres oponentes: 17-9 a Magual, 18-6 a Alegría y 18-13 a Pilará. Ellerstina no tuvo esa contundencia en los triunfos por 12-10 ante Las Monjitas y 16-14 frente a La Natividad, pero encontró su mejor rendimiento en el cierre con un 18-14 ante La Aguada.

La capacidad para generar opciones de gol es una virtud que comparten ambos equipos, aunque La Dolfina es más ordenado, más consistente en la defensa y con rotaciones más aceitadas. Con Nero y Mac Donough practica un juego colectivo, ya no centrado en Cambiaso, mientras al uruguayo Stirling ya no le pesan las responsabilidades de varios pasajes del juego.

En tanto, a Ellerstina le costó acomodarse más a la falta de un back natural, con Nicolás Pieres en ese lugar, que a la llegada de Mariano Aguerre.

El sábado no estará en disputa la Triple Corona -la logró Ellerstina en 2010-, pero habrá otras cuestiones en juego: el historial de finales palermitanas está ahora 4-2 para La Dolfina; la posibilidad de tricampeonato para Nero y Pablo Mac Donough (ganaron en 2010 con Ellerstina y en 2011 con La Dolfina); el décimo título de Cambiaso, desde su debut en 1992, y como siempre, la chance de alguna suba de hándicap, que obviamente irá por el lado de Aguerre o el menor de los Pieres...

La Dolfina y Ellerstina vuelven a poner la música. Uno de los dos leerá mejor la partitura, aunque ambos seguramente se llevarán los aplausos. Son los protagonistas de un clásico moderno y sólo queda disfrutarlos.

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