Mariano Ryan 11y

Roger Federer, el elegido

BUENOS AIRES -- El juego está planteado. Desde siempre. Señalar solo a un deportista como el mejor de la historia es imposible, pero vale intentarlo para que al menos se abra la discusión. Que enriquece. Y que atrapa también. Por los métodos (entrenamiento, alimentación) y las facilidades (apoyo económico, indumentaria), distintos según la época y el marco que se elija para el debate, es casi imposible determinar al número 1 de todos los tiempos. Sin embargo, hay uno que reúne las habilidades de todos y que tiene la agilidad de Larisa Latynina, Pelé, Diego Maradona y Michael Jordan; la velocidad de Jesse Owens, Carl Lewis y Usain Bolt; la mentalidad de Jack Nicklaus, Michael Schumacher y Michael Phelps; la perseverancia de Emil Zatopek; y la fortaleza de Muhammad Ali. Ese es Roger Federer, un grande entre los más grandes. Es el tenista que más tiempo ha permanecido primero en el ranking de ATP en la historia, y uno de los deportistas más perfectos conocidos hasta ahora. Algunos porqués:

Agilidad. Cuando a su edad (31 años) muchos tenistas están pensando en el retiro por cuestiones físicas, Federer se mueve a las alturas de las nuevas figuras, que le pegan la pelota de una manera mucho más potente. Y, con sus movimientos, está siempre preparado para resolver las distintas dificultades que le van apareciendo. Un dato que no es casual: en ninguna fotografía sale mal parado. Siempre llega con buenos apoyos a cada pelota. ¿Lo consigue porque es rápido? Seguro que lo es, pero es tremendamente habilidoso con su cuerpo y sabe cómo moverse en la cancha.

Velocidad. Este punto se toca con el anterior, pero Federer, además de rapidez física, tiene rapidez mental para anticiparse a lo que vendrá. Como los grandes estrategas del fútbol, piensa un segundo antes qué tiro ejecutará y -lo mejor- qué hará su rival.

Mentalidad. Solo un supercampeón como él pudo haber logrado lo que logró. Y solo un supercampeón como él puede volver a ser el mejor de todos cuando muchos ya lo daban por acabado ante el avance manifiesto de Novak Djokovic, Rafael Nadal, Andy Murray y Juan Martín Del Potro. La cabeza de Federer es prodigiosa; especialmente desde que, tras ganar su primer título de Wimbledon, enterró sus berrinches de junior, maduró y fue formando al campeón extraordinario que terminó siendo.

Perseverancia. Es un factor común en los tenistas, que siempre van para adelante y que nunca se dan por vencidos. Lo mismo ocurre con Federer, pero a un nivel impactante. Sucedió con los Grand Slam: no ganaba uno desde Australia 2010 y tuvieron que pasar ¡nueve! para poder celebrar en Wimbledon 2012. Eso es ponerse una meta y no detenerse hasta cumplirla.

Fortaleza. La combinación de virtudes físicas y mentales lo hacen capaz de soportar la presión del juego, la de los sponsors, los fanáticos, la prensa. Todos querían que Federer volviera a ser. Él no falló porque es tan fuerte como los más jóvenes. Pero más jugador.

Nació para cambiar la historia. No solo la del tenis, sino la del deporte mundial. Aportó estilo con un juego muy sencillo que se basa, sobre todo, en dominar por completo la cancha para dejar a su adversario sin opciones. Ese es su objetivo. Federer aplica la velocidad con puntos rápidos y hay un detalle que subraya la idea de querer definir todo con la mayor celeridad posible: en el momento de sacar, hace picar muy poco la pelota –tres veces–, a diferencia de Djokovic o Nadal, por ejemplo. Un indicador de una actitud casi única en el circuito.

Un superatleta. Un hombre capaz de romper todos los récords y pronósticos. Alguien que en el juego imposible de elegir al mejor de todos los tiempos, siempre será candidato. Porque tiene un poco de cada uno de los otros grandes. Nada más. Nada menos.

ANÁLISIS

DRIVE. Es su mejor tiro. Le pega plano y con top. Y acelera el brazo cuando impacta a la altura de la cintura. Su derecha cruzada lastima como pocas en el circuito.

REVES. Muy clásico, abre ángulos con el top. Con el propio movimiento muñequea en el final de la apertura del brazo. Rompe el ritmo con el slice. El revés paralelo es criminal.

VOLEA. Volea como ningún otro singlista y a está a las alturas de los mejores doblistas del mundo. Casi no mueve la muñeca; la bloquea.

SAQUE. Otro gran golpe de su juego. No baja de los 200 km/h y el segundo saque lo hace con un poco más de efecto, pero a la misma velocidad, ya que flexiona menos la espalda.

MENTE. Es muy fuerte de la cabeza. Ya no se queja ni grita como cuando era junior o en sus primeros años en el circuito. Hoy sigue disfrutando el tenis y desde que nacieron sus mellizas está mucho más relajado. Una vez dijo: "Mi fórmula para ganar es saber que soy mejor que mi rival". Una fórmula perfecta.

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