Pablo Montero 11y

Berlocq pudo con Kohlschreiber

BUENOS AIRES -- Dramático. Por el contexto, por el desarrollo, por el final. En un partido que pasó por todo posible clima emocional (en el otro clima no hubo sorpresas: calor, calor y más calor) y que se extendió por un poco más de cuatro horas, Carlos Berlocq dio el golpe ante Philipp Kohlscreiber (N°19 del ranking mundial) y se impuso por 3-6, 7-5, 2-6, 6-4, 4-5 y abandono para adelantar a Argentina por 1-0 en la primera ronda del Grupo Mundial de Copa Davis. Sí, el alemán se retiró cuando la última manga entraba en la fase decisiva, pero también cuando su cuerpo, particularmente su pierna izquierda, le decía basta.

Fue una auténtica batalla entre dos jugadores que ya se habían visto las caras cuatro veces en el circuito (3-1 estaba el historial a favor del teutón) y que repitió el resultado del único antecedente sobre polvo de ladrillo. Claro que aquella vez (en Sopot 2006) la historia había sido bien distinta: 6-0 y 6-2 para Charly.

En esta oportunidad, el oriundo de Chascomús debió transpirar y mucho bajo los 35° que azotaron al estadio Mary Terán de Weiss para saber contrarrestar a un enigmático Kohlschreiber, capaz de pasar de defensa a ataque en solo un golpe, merced a su destacado revés a una mano, pero también de errar definiciones sencillas o tomar decisiones apresuradas con el rival mal parado.

En el primer set, prevaleció su agresividad y la buena fortuna de haber quebrado de entrada, obligando a Berlocq a correr de atrás en todo el parcial. De a poco, el argentino se fue metiendo en partido, dominando peloteos largos y cerrando puntos con un recurso que explotó de sobremanera en todo el encuentro: el drop.

Esa tendencia se materializó en la segunda manga y mostró un juego mucho más parejo, con los dos protagonistas aferrados a su servicio y sin enfrentar puntos de quiebre hasta el undécimo parcial. Allí Kohlschreiber mostró su otra cara, la menos feliz para los alemanes, y encadenó tres errores no forzados (totalizaría 15 en ese capítulo) para quedar 0-40 en 5-5. Berlocq atendió la llamada, fue a buscar el break y con decisión y agresividad se llevó el game, primero, y el set después. Primera descarga emocional para el hoy N°70 del mundo (37° en marzo pasado).

En el tercer parcial, Kohlschreiber pudo repetir la fórmula del principio y con un quiebre rápido encauzó la suerte a su favor para liderar 3-0. Berlocq recuperó y se puso 2-3, expectante, pero el alemán aceleró y se llevó otros tres games en fila para quedar otra vez en ventaja. La impresión que daba el partido era esa: que cuando el 19° del ranking tomaba la iniciativa, era difícil frenarlo. Más cuando su revés paralelo funcionaba con soltura y lo llenaba de confianza para desplegar su repertorio en Parque Roca (como el slice con saltito unos pasos por delante de la base).

El alemán se sentía cómodo, arriesgaba tiros ganadores desde el fondo de la cancha y no tenía problemas en subir a la red en la segunda o tercera pelota de un punto.

Así, el cuarto set mostró pasajes de gran nivel, con Berlocq alternando los drops que tanto rédito le seguían dando con buenas derechas desde el fondo y Kohlschreiber navegando en su propia irregularidad, combinando winners de cancha rápida con equivocaciones inesperadas para un tenista de su ranking y calidad. En ese contexto el parcial se fue para Berlocq en 6-4 y extendió la incertidumbre.

Llegaba, entonces, la hora de la verdad. Tres horas en el reloj. Quinto set en marcha. "Ya cumplió", lo elogiaban algunos hinchas argentinos a Berlocq. Claro, Kohlschreiber todavía tenía por delante el dobles y el cuarto punto. Pero habría más para ver...

El tanteador marcaba 4-3 para Alemania y Berlocq sacaba 0-30. Momento mayúsculo para Kohlshcreiber. El teutón sale a buscar el punto, sube a pescar una pelota corta de Berlocq (en el tramo final el drop fue menos recurso que manotazo para descansar las piernas) y suelta la derecha con el rival vencido. ¿0-40? Nada de eso. Bola larga, inexplicable, indescifrable. Y Kohlschreiber al suelo. Muecas de dolor, de descreimiento. Y no por la chance perdida. El alemán se refugió en el banco, pidió trainer y estuvo largos minutos recibiendo asistencia médica en la pierna izquierda.

En la vuelta, estuvo en cancha como pudo, vio pasar ese game y probó sacando 4-4. Lo hizo sin saltar, casi parado, pero así y todo ganó el juego: 5-4. Drama. Pero así y todo el dolor pudo más. Cuando Berlocq servía 40-0, el alemán tiró la raqueta y le dio el encuentro el cierre menos pensado. Del otro lado, desahogo indescriptible para el argentino, que de cara a la gente se rompió la remera a lo Djokovic y le puso fin al principio de una serie que cada vez suma más condimentos.

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