Leonardo Ayala 11y

Argentina, a cuartos de la Davis

BUENOS AIRES -- Ni el más optimista se imaginaba este desenlace. Ni siquiera el propio capitán del equipo argentino, Martín Jaite, pensaba con una victoria por la vía más rápida. Tal vez por eso, entre otras razones, se lo vio tan efusivo al celebrar el triunfo. Y sí, se dio. En una serie que se presentaba como muy dura, Argentina resolvió todo en tres partidos. Especulaciones, incógnitas y conjeturas, son cosas del pasado. La volea de Horacio Zeballos casi cayéndose -quizá por las ganas y toda la presión contenida en estos días- cerró el dobles y determinó el 3-0 ante Alemania. Ahora, en cuartos de final del Grupo Mundial por duodécimo año consecutivo, se verá las caras con Francia como local.

Yendo al partido de este sábado, el triunfo del dobles en cuatro sets se dio por varias circunstancias, pero si se debe marcar un nombre ése no puede dejar de ser el de Horacio Zeballos. El zurdo supo pasar de los nervios a la firmeza sin escalas. En realidad, siempre estuvo firme. El primer game del partido, con su saque, le dio la confianza necesaria para afrontar las más de dos horas de partido. El cierre, con él tirado en el piso y lleno de polvo de ladrillo, una verdadera postal de la serie.

El impacto generado en el inicio del encuentro fue determinante. Los primeros puntos de los argentinos fueron de alto vuelto, con ambos muy prendidos en la red, con pocos errores y punzantes con sus servicios. Un rápido quiebre, cuando aún sonaban -y lo hicieron por un largo rato más- los motores del cercano Autódromo Oscar y Juan Gálvez, inclinó la balanza del primer set. Otro break más, esta vez sobre Christopher Kas, y llegó el cierre a cargo de David Nalbandian, quien no estuvo muy eficaz con el primer servicio pero sí respondió con jerarquía en los momentos clave.

Mientras los errores no forzados de Tobias Kamke se seguían repitiendo, Argentina continuaba sacando provecho. La historia fue cambiando mucho. Primero, ya algo lejos, la renuncia por decisión propia de Tommy Haas, luego la baja por cuestiones físicas del doblista Philipp Petzschner y finalmente la ausencia de Philipp Kohlschreiber por la lesión en el partido ante Carlos Berlocq. Encima con un 0-2. Todo mal para Alemania. Y los locales no perdonaron.

Zeballos era el referente en el Mary Terán de Weiss. Marcaba jugadas, definía con la volea y arriesgaba -algunas veces de más- por la paralela. Además, contagiaba a un Nalbandian por momentos errático pero intacto con su mano derecha para acariciar en la red y también para cruzarse y quitarle presión al zurdo. Un equipo, sin dudas. Los últimos días de práctica, tal como se cansaron de repetir, dieron sus frutos.

Apenas un momento de duda en la dupla argentina. En el cierre del cuarto set, en un golpe por golpe y con chances de quebrar de ambos lados, se produjo el primer -y único- break de los germanos en el partido. Zeballos y Nalbandian no lograron sacar provecho de un verdadero puntazo (sacaba David 3-4 y 30-40) ni de la euforia generada en el público, con mayor presencia que el viernes pero lejos de un lleno (cerca de 6000 personas). Y Alemania golpeó. Apuró al cordobés y rompió para estampar el 7-5 para soñar con una hazaña.

Pero toda ilusión desapareció al instante. Quiebre en el primer game sobre el servicio de Kas para sacar una luz en el marcador y volver a moverse con soltura. Nalbandian tomó la posta y se hizo muy fuerte pegado a la red, mientras que Zeballos combinaba potencia desde el fondo, destellos con la volea y una impactante firmeza con el servicio (fue el único en no ser quebrado). Nuevo quiebre y la historia tenía la sentencia marcada. Y finalmente, lo contado. En el tercer match-point -el primero al saque-, el zurdo aprovechó el servicio y posterior golpe de David para cerrar la serie.

Desde el piso, el festejo. Abrazos, puños al aire y celebración junto a los otros artífices del triunfo, Juan Mónaco y Carlos Berlocq. Además, claro, del capitán Jaite y del subcapitán Mariano Zabaleta. Hoy, sin dudas, todos apoyarán la cabeza en la almohada un poco más tranquilos; y con una sonrisa enorme, ya pensando en Francia.

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