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¡Capolavoro!

ROMA -- Un "capolavoro" en italiano es una obra maestra y, sin dudas, eso fue lo que hizo Milan en San Siro ante Barcelona, puesto que venció por 2 a 0 con goles de Boateng y Muntari en la ida de octavos de la Champions League.

Un resultado honestamente inesperado, pero no por eso inmerecido. Al revés, el Diávolo fue el justo vencedor de un encuentro en el que no le concedió ni una ocasión de gol a un Barça irreconocible.

Un resultado que lo deja muy bien parado al equipo rossonero para el pase del turno, si bien es fácil prever que en el match de vuelta, que se disputará el 12 de marzo próximo, el Camp Nou será un verdadero infierno.

"¿Y MESSI?"
Antes de elogiar como debido al conjunto de Allegri, hay que subrayar que este fue sin dudas el peor partido de Messi en los últimos cuatro años. La Pulga en efecto nunca apreció, jugó desganado, no inventó nada y hasta equivocó mucho técnicamente, como cuando envió a la tribuna un tiro libre desde la larga distancia.

Lo más evidente fue que Barcelona, sin los cambios de velocidad y la verticalidad que le aporta el fenómeno argentino, se pareció terriblemente a la selección española: contó con una calidad impresionante que determinó una exquisita posesión del balón, que sin embargo resultó ser terriblemente estéril y al final lució un juego bastante aburrido.

Alcance decir que, mérito también de la grande atención de los italianos en fase defensiva, en todo el primer tiempo el cuadro de Villanova amenazó apenas con un córner, sin lograr rematar al arco, y con un disparo sin pretenciones desde la larga distancia de Xavi, que Abbiati retuvo sin complicaciones.

En el complemento los catalanes no estuvieron mejor y, al revés, a frente de apenas un disparo desde afuera de Iniesta terminaron por sufrir dos anotaciones y conceder muchas otras ocasiones de peligro a su rival.

En esa etapa, aún más que en la primera, se vio claramente que el problema de Barcelona fue más allá del pésimo aporte de Messi, y la impresión es que los "marcianos", como suele llamárselos en Italia, llegaron a San Siro con gran presunción y parecían conformes con la idea de regresar a casa con un 0 a 0, muy seguros de sus chances como locales.

Sólo así se explica el hecho de que los blaugrana hayan jugado tan mal, con un ritmo muy lento y corriendo menos de cuanto suelen correr. En ese contexto, le tocó un cuadro que lo dejó todo, que jugó con corazón, inteligencia y gran humildad y así terminó por perder.

EL TRAJE CHAMPIONS
La actitud de Barcelona se puede tranquilamente interpretar como presumida porque hay que tener en cuenta también del adversario al que toca enfrentarse y, evidentemente, los españoles se olvidaron de quien es Milan.

El Diávolo es un "animal europeo", el club más titulado al mundo y en este momento, a pesar de todas sus dificultades, dispone aún de mucha calidad y de jugadores muy interesantes. Por encima, los rossoneri se están concentrando especialmente en este torneo y así, para esta ocasión, volvieron a sacar del armario ese buen vestido que últimamente había quedado olvidado en el fondo del armario: "el traje Champions".

Fue un Milan de alto nivel, efectivamente, muy parecido a ese que fue capaz de ganar tres Champions en el nuevo milenio. Con menos categoría, pero que tuvo la humildad para admitir sus límites frente al mejor equipo del mundo y planteó un partido de lucha, sufrimiento, sudor y corazón.

Fue así que no se dejó hipnotizar por ese "tiqui-taca" que suele podrir los cerebros de cada adversario, que se ve atrapado en una especie de "gigantesco loco"; al revés, el cuadro italiano terminó por favorecer esa posesión, consciente de que si se le sacaba la posibilidad a Messi de dar verticalidad, Barcelona no iba a tener muchas chances.

Efectivamente así fue y, con el pasar de los minutos, mano a mano el Diávolo se fue dando cuenta de que su táctica funcionaba y fue tomando coraje, empezó a salir con contraataques peligrosos y amenazó en dos ocasiones en el primer tiempo, para regresar a la cancha tras el entretiempo con gran convicción y empuje.

En este tipo de partidos es bastante común que los episodios marquen diferencia y este desafío no fue la excepción: se empezó en el primer tiempo, cuando Mexés desvió con la mano un balón en plena área, pero por suerte suya y de su equipo un jugador rival se encontraba en posición activa de off-side en la ocasión. De esa manera, el juez de línea cobró la posición adelantada, que rindió superfluo la falta del francés.

El segundo episodio, decisivo, fue el del gol del 1 a 0: Montolivo remató desde afuera, Pedro desvió al límite del área (pero afuera de ella) con los brazos y el balón fue a impactar una mano de Zapata, quien estaba alejando los brazos en el clásico gesto de quien quiere dejar pasar de largo el balón.

La falta del visitante no podía considerarse involuntaria, la del rossonero sí. El referí no falló y decidió otorgar la ventaja, puesto que el esférico le quedó ahí a Boateng, hábil en clavarla con un gran zurdazo. Un episodio "afortunado", en suma, pero no porque haya habido un yerro favorable, sino porque el referí supo tomar una decisión difícil sin equivocarse. Algo que vale la pena subrayar.

Los otros episodios fueron positivos para Barcelona. Entre los varios, el más clamoroso llegó al 21º de la segunda etapa, cuando Pazzini lo anticipó muy bien de cabeza a Puyol y el catalán terminó por pegarle un duro frentazo. Era una jugada de último hombre y el capitán blaugrana podía ser expulsado, pero el referí inexplicablemente cobró al revés y dio falta en favor de la visita.

LO QUE SE VIENE
Un yerro que no tuvo su peso en este encuentro, pero que podría tenerlo en el desafío de vuelta, cuando el capitán ocupará su lugar y podrá enfrentarse a los rossoneri con toda su capacidad, experiencia y personalidad.

Milan, claramente, debe concentrarse para lo que lo espera en el Camp Nou aun más de como lo hizo para este enfrentamiento porque, como decíamos, Barcelona será un infierno esa noche.

Un hábitat a menudo favorable para un club que lleva el apodo de "Diablo", pero no por eso menos complicado y, por ende, para subestimar. Como dijimos antes, Barcelona no jugó como sabe y a pesar de eso el conjunto de Allegri tuvo que defenderse en casa con todo, en puro estilo "Vieja Italia" para poder sumar un resultado positivo. En España será aún más duro y estadísticamente luce muy improbable que Barça falle nuevamente.

Sin embargo, aparte los dos goles de ventaja, hay algunas notas que pueden hacer sonreír al equipo italiano, que llegaron todas en los primeros quince minutos sucesivos al final del partido en San Siro.

Se trata de las declaraciones del conjunto técnico de los blaugrana, que entre otras cosas declararon que "en casa ganamos fácil" y se lamentaron muchísimo por ese episodio que ya discutimos del primer gol de Milan.

Dos hechos que de fachada muestran la misma presunción lucida en este encuentro, pero que en lo profundo parecen esconder un claro temor de un equipo que supo sorprender y que dejó la clara impresión de tener aún algunos trucos escondidos para poder protagonizar otra gran performance.

Repetimos: ¡no será fácil! Quizás hará falta otro "capolavoro". Pero ahora en Milán todos sueñan, mientras que en Barcelona más de uno tendrá noches de pesadilla hasta el 12 de marzo, cuando los dos equipos volverán a enfrentarse para determinar sus destinos europeos. Y producir eso al mejor equipo del mundo representa de por sí una grande victoria.

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