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¿Termina una era y empieza otra?

Federer y Nadal dependen mucho de sus físicos Getty Images

BUENOS AIRES -- ¿Llegó el fin de la era Federer-Nadal? ¿Estamos ante el comienzo de la hegemonía Djokovic-Murray? Ni una cosa, ni la otra. No se debe ser tajante, rotundo. La intención es, ni más ni menos, que abordar un tema que está en boca de muchos fanáticos del tenis y que da bastante tela para cortar. Un dato es concreto y muy claro: por primera vez desde el 17 de noviembre de 2003 (sí, pasaron 9 años y más de cuatro meses) no figuran ni Federer ni Nadal entre los 2 primeros del ranking mundial de la ATP. Y esto lanza el disparador: ¿es el inicio de una nueva etapa? Veamos...

Por un lado, hay dos hechos elocuentes: Federer, luego de su gran recuperación en 2012 al conquistar Wimbledon y lograr el récord de permanencia como N° 1 del mundo, está perdiendo un poco de alta regularidad en los grandes torneos y eso le puede quitar poder en su pelea en la elite, ya con 31 años y medio, sumando ahora más de siete meses sin ganar un torneo, mientras que Nadal, inactivo siete meses por una recurrente lesión en la rodilla izquierda, cedió terreno y puestos (bajó del 2° al 5°) aún cuando regresó muy bien y mejoró al punto de coronarse en el Masters 1000 de Indian Wells. Esto no significa que los grandes monstruos de este milenio no puedan volver a gritar campeón en un supertorneo.

Sin ir más lejos, de cara a la inminente gira europea de arcilla y con el nivel mostrado por Nadal, quién puede afirmar que, si el español está muy bien físicamente, no es el candidato indiscutido para ampliar su récord a 8 títulos en Roland Garros. Un caso similar puede ocurrir un mes después con Federer, que buscará tener en soledad la marca histórica de 8 trofeos en el césped de Wimbledon. En uno y otro caso, el ítem clave que deben mejorar ambos es el físico. Sin ninguna duda. El primero porque lo necesitará para sus incansables batallas de largo aliento y el suizo porque también requerirá que su espalda no le juegue una mala pasada y pueda volver a brillar con su propuesta agresiva y tan vistosa.

Con este panorama, más de uno podrá decir, entonces, que ambas estrellas están más vivas que nunca. Acá el problema se plantea en ver si el cuerpo ayuda o no a cada uno. No están en discusión las condiciones tenísticas y sobre todo mentales de ellos, sino el rubro físico. Nadal ya no puede seguir sufriendo fuertes dolores en esa rodilla, ya que de lo contrario volvería a alejarse de las canchas y se encendería otra luz de alarma sobre su futuro. Y Federer, próximo a cumplir 32 años, deberá sentirse cómodo con su espalda para poder recuperar pimienta con su saque, un golpe fundamental en superficies rápidas, y tratar de acortar los puntos para no entrar en extensos intercambios desde el fondo que no lo favorecen y le quitan paciencia.

Si bien se puede argumentar que Nadal faltó en los dos últimos Grand Slam (US Open 2012 y Abierto de Australia 2013), fueron Djokovic y Murray los que disputaron esas dos finales entre sí, ganando el escocés en Nueva York, en su primer y ansiado 'Major', y festejando el serbio, irrefutable actual rey de la ATP, en Melbourne. En estos dos grandes torneos en superficies intermedias, se cortó una racha de casi 10 años sin que estuvieran Federer o Nadal en las definiciones de dos Grand Slam consecutivos. Esa racha comenzó justamente con la primera final "grande" de Federer, cuando ganó Wimbledon en 2003.

¿Si este medio año de circuito puede marcar un punto de inflexión? Imposible de saber, pero sí indicios de que Djokovic ahora cuenta con la "compañía" de Murray a la hora de presentarles guerra a Federer y Nadal. De hecho, el serbio ya lleva dos años seguidos estando 1° o 2° en la ATP. Además, viene logrando rachas de triunfos y autoridad a la hora de cerrar partidos que marcan una presencia muy fuerte, al punto de que termina más de una vez ganando aún cuando no rinde en su plenitud o cerca de ella. Eso es lo que mostró Murray en el reciente Masters 1000 de Miami, ya que "sorteó" rivales accesibles y otros de peligro y los derrotó con ese plus de firmeza mental cuando hace falta establecer la diferencia y ratificar ese status de figura. Tal cual lo hicieron tantas veces Roger y Rafa.

Desde que Nadal ganó su primer Grand Slam, en Roland Garros 2005, entre el español (11 títulos), Federer (13) y Djokovic (6) se repartieron 30 de los 32 'Majors' que hubo en juego. El suizo goza, entre sus innumerables récords, con 17 coronas en las máximas citas, de las cuales 4 las logró previamente al mencionado Abierto de Francia. Ellos se repartieron la gran torta, con apenas dos excepciones, ambas en el US Open, ya que Del Potro se impuso en 2009 y Murray lo hizo en 2012. Algo similar, pero en los 3 años últimos, ya con participación activa del escocés, se dio en los Masters 1000, ya que 25 de esos 27 campeonatos se los llevaron Djokovic (8), Nadal (7), Federer (5) y Murray (5), completando la lista dos ganadores de París-Bercy, como Soderling (2010) y Ferrer (2012).

Esta doble mención sirve para comprobar realmente cómo la hegemonía de Federer y Nadal vio sumarse primero a Djokovic y después Murray se fue abriendo paso. Las victorias de estos dos últimos, justamente los dos primeros de la actualidad, ya que el serbio es el indiscutido N° 1 del mundo y el británico desplazó a Federer del 2° lugar, fueron creciendo y marcando una tendencia. Ambos están a poco más de un mes de cumplir 26 años y son cada vez más exigentes físicamente para sus adversarios. Se apoyan en sus devoluciones de saque, siendo más veloz y punzante Djokovic, a la vez que creció Murray, muy inteligente y gran contragolpeador, gracias al claro aporte de Lendl, mostrándose más agresivo y soltando mucho más su derecha.

Nadal, ahora 5°, superado por Ferrer, está a dos meses de los 27 años y se supone que le queda cuerda para rato, aunque en su caso, más que en cualquier otro de su edad, la salvedad pasa por la respuesta que le aporte su físico. Si está entero, tiene defensa, garra, contraataque y una propuesta que mostró en Indian Wells poder tomar más riesgos que lo ponen como un obstáculo muy difícil. Djokovic le tomó la medida y le ganó 6 finales consecutivas en su extraordinario 2011 y sabe que lo tiene como una amenaza. Lo mismo ocurre con Murray, quien pierde mucho más de lo que gana contra el español, aunque el escocés progresó y se lo ve más afianzado en todo sentido, más maduro y enfocado.

El caso de Federer (cumplirá 32 en agosto) es similar en cuanto al respeto que le tienen, pero ya comprobaron Djokovic y Murray en carne propia que es más vulnerable, sobre todo en partidos de largo aliento, en los Grand Slam. En duelos al mejor de tres sets, el suizo sigue jugándoles mano a mano y todo se define en cuestión de detalles, de algunos puntos, pero el problema se le plantea en los 'Majors', al mejor de cinco parciales, que son precisamente los certámenes que más gloria y puntos aportan. Por sus excelentes marcas, más su atractivo estilo, la mayoría lo considera el mejor tenista de todos los tiempos, pero ya es evidente que, de a poco, más allá de su calidad, el tiempo le va pasando factura.

Desde que triunfó en Cincinnati, previo al US Open 2012, su mayor mérito fue haber sido finalista de la Copa Masters de Londres, tras vencer a Murray y perdiendo el choque decisivo con Djokovic. Este año no pudo acceder a la final en los cuatro torneos jugados, cayendo en semi de Australia ante el escocés, dejando en claro que la extensa batalla de cinco sets no lo favoreció, y en cuartos de Indian Wells con el español, ya muy dolorido de la espalda, sin poder moverse cómodo ni impactar naturalmente su saque. Por eso, sin vueltas, Federer depende en gran medida de su cuerpo, que jamás le trajo dolores de cabeza, pero que ahora juega un papel determinante.

Por eso mismo, las posibilidades de que Federer y Nadal se mantengan en la elite y sean los peores enemigos de Djokovic y Murray se sustentan, en gran medida, en las respuestas positivas de sus físicos. Aún así, son conscientes de que igual el cuadro de situación es duro, porque el serbio tiene escasos altibajos y el escocés evoluciona y ahora sí concreta seguido lo que tanto insinuaba. Por eso, no existe una división entre una era y otra; es cuestión de tiempo, el que irá poniendo a cada uno en el lugar que le corresponde. La leve tendencia puede acentuarse o no. Y habrá que ver si más seguido Ferrer, Berdych y Del Potro se intercalan en semis y finales importantes. El tiempo dará el veredicto.