ESPN.com 11y

El triste destino del Rojo

BUENOS AIRES -- Más que al borde del abismo, y sin exagerar, habría que decir que el querido Diablo de Avellaneda, está en todos los infiernos.

Infiernos nunca antes siquiera soñados. Independiente atraviesa la peor época de su historia gloriosa, llena de triunfos y hazañas internacionales. Dueño de siete copas Libertadores que hoy no le sirven para nada. Los bronces y los pergaminos no ganan los partidos. Antes tal vez ayudaban, pero hoy no generan nada.

Y de esta manera, jugando muy mal, el equipo de Américo Rubén Gallego se dirige sin pausa hacia un destino inexorable y muy deprimente: el descenso de categoría. Nada ni nadie parece que puede salvar a este equipo.

El lugar del nuevo tropezón fue Floresta y el equipo verdugo, un pálido y limitadísimo equipo de All Boys. El resultado: 2 a 0.

Las vueltas de la historia no admite privilegiados. Y si antes la dicha se puso del lado del Equipo del Tolo, hoy le da la espaldas con todo.

Caya a saber por qué extraño comportamiento psicológico o quiebre espiritual muy fuerte este equipo no se encuentra a sí mismo. Anda perdido por la cancha, sin rumbo, cometiendo errores infantiles y defendiendo muy mal.

Lejos de la épica de reclama su historia, sin respuestas y sin fuerza competitiva, el Rojo del Tolo se autodestruye como algunos sicópatas o esos tipos raros que sufren bipolaridades.

En el minúsculo estadio de All Boys, Independiente sufrió un durísimo traspie que, a mi juicio, sentencia su destino, no hay posibilidades, ni moral, ni talento para salir de este pozo oscuro. Como telón, el Diablo volvió a perder, esta vez ante un rival muy corredor, pero limitado; nada del otro mundo, un equipo otrora fácilmente superable y hoy, casi imposible.

Deslucido, nervioso, sin ideas, sin ganas, demasiado violento con 8 hombres amonestados y sobre todo sin un goleador de raza que sea capaz de meter la pelota en el arco contrario.

La tristeza del hincha será infinita. La película volverá a repetirse como hace un par de años con el Millo. Y el motivo de esta afirmación es clara: Independiente no depende de sí mismo y eso es lo peor que puede pasarle.

El equipo de Gallego, sin respuesta ni actitud acaba de vivir una de sus peores jornadas deportivas. Una noche horrorosa donde se vio llorar a muchos hinchas en la tribuna visitante y no es para menos.

Sin fútbol, con un Rolfi Montenegro que no aporta y una defensa muy floja, Independiente no tiene un patrón de juego, no conoce el orden y los mediocampistas no pueden armar jugadas de gol. Carece de un conductor y en el medio campo Vargas es el único que cumple.

Los nervios le juegan una mala pasada y cuesta creer que jugadores profesionales que han jugado en muchos equipos del mundo se "pongan nerviosos".

A esta altura, la situación es terrible. Se entiende perfectamente que los hinchas lloren en las gradas porque es casi una obviedad de que este equipo no levantará el nivel. Está muy golpeado, con el ánimo destruido y así no se puede jugar.

^ Al Inicio ^