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Los "llenaestadios"

El Torito de Mataderos fue el símbolo del "boxeo criollo" ESPNdeportes.com

BUENOS AIRES -- Estos son los hombres que, a lo largo de nuestra historia, tuvieron mayor poder de convocatoria, llenando estadios. Una lista para leer y polemizar.

JUSTO SUAREZ
Fue el primer ídolo del boxeo argentino, el "campeón del pueblo". Su sola presencia convocaba multitudes, especialmente en la vieja cancha de River, de la avenida Alvear y Tagle. El Torito de Mataderos fue el símbolo del "boxeo criollo", de temperamento y acción y poca escuela. Los diarios hacían ediciones especiales cuando él peleaba y sus presentaciones en Nueva York paralizaban al país. Pero hubo una pelea símbolo: la que sostuvo frente a Julio Mocoroa, "El Bulldog platense" por el campeonato argentino de peso liviano que estaba vacante. Fue en River, el 27 de marzo de 1930. Ganó Suárez por puntos y aunque algunas crónicas informan que asistieron 50 mil personas, la mayoría coincide en que fueron 40 mil, que todavía hoy es record absoluto para nuestro boxeo. Suárez, el que inspiró a Julio Cortázar para su inolvidable cuento "Torito" está en la leyenda. Murió tuberculoso a los 29, efectuó 29 peleas profesionales entre 1928 y 1935.

JOSE MARIA GATICA
Amado y odiado, su figura siempre estará ligada al peronismo. Le decían "Mono" despectivamente, y él prefería "Tigre" o "El Mazorquero". Estilo cruento y a veces despiadado con sus rivales a quienes castigaba demás. Sus duelos con Alfredo Prada fueron sinónimos de Luna Park lleno. La gente quedaba afuera y se ponían altoparlantes en las esquinas. De profesionales se midieron 4 veces ganado dos cada una, entre el 46 y el 53. La más dramática, cuando en abril del 47, Gatica se retiró con la mandíbula rota. "Una vez llegué un poco tarde y casi no pude entrar al Luna, hasta que finalmente me reconocieron", recordaba Prada. Gatica, el peleador feroz, fue llevado al cine por Leonardo Favio. De uno de sus encuentros con Perón quedó esta frase: "Mi General, dos potencias se saludan". Murió a los 38, jamás fue campeón argentino y entre 1945 y 1956, ganó 96 peleas (86 KO), perdió 7 y empató 2.

NICOLINO LOCCHE
Considerado "El Chaplin del Boxeo", fue bautizado "El Intocable" por el periodista Piri García. A lo largo de una década llenó siempre el Luna Park. Su estilo fue único. Así como era difícil pegarle, le agregaba cuota de humor burlándose de los rivales, o hablando con los periodistas que estaban al borde del ring. Ni bien llegaba a los vestuarios fumaba un cigarrillo (y antes de la pelea, también...) Enfrentó a campeones mundiales como Ismael Laguna o Carlos Ortiz en el Luna Park. La gente pagaba para divertirse con sus esquives y sus humoradas. Boxeó entre 1958 y 1976, realizó 136 peleas, ganó 117 y sólo 14 por KO. En 1968 le ganó el campeonato mundial welter junior a Paul Fujii en una inolvidable lección de boxeo.

OSCAR BONAVENA
Ringo comenzó siendo un villano, al que muchos iban a ver perder, sobre todo porque se burlaba de sus rivales. Combatió entre 1964 y 1976, año en que lo mataron de un balazo en Reno, Estados Unidos, a los 33 años. Su record fue de 58 (44)-9-1. Junto con Gregorio Peralta, metieron 25.236 personas en el Luna Park, el 4 de septiembre de 1965. Record absoluto hasta hoy para el estadio. "Hubo gente que se colgó de las cabreadas del techo para ver la pelea", recordó Lectoure. Esa noche, Ringo derribó a Peralta y el estadio se vino abajo. Finalmente ganó por puntos y se consagró campeón argentino de los pesos pesados. Cuando todo terminó, Bonavena le dijo: "Perdoname Goyo, todo lo que hablé fue para vender entradas, ¿venís mañana a la casa de mi vieja a comer ravioles?". Peralta no fue.

EDUARDO LAUSSE
Fue, para una generación completa, "El campeón sin corona" allá por los 50, cuando triunfó en los Estados Unidos pero no llegó a tener una pelea por el campeonato mundial de los medianos. Junto a Andrés Selpa protagonizaron una rivalidad extraordinaria, ya que Selpa se burlaba de Lausse. "La gente necesitaba un villano a quien odiar, y yo se los di", explicó El Cacique de Bragado, quien le quitó los títulos de campeón argentino y sudamericano. Sus enfrentamientos provocaban una electricidad especial en el estadio, mientras desde temprano se podía el clásico cartel "No hay más localidades". Lausse peleó entre 1947 y 1960, sumó 75 victorias con 62 KO, perdió 10 y empató 2.

HORACIO ACCAVALLO
Fue el primer campeón mundial de peso mosca en la era Tito Lectoure, consagrado en Tokio, el 1° de marzo de 1966 ante Katsuyoshi Takayama. Era zurdo, parecía especulador, pero cuando calentaba motores era un peleador salvaje. Entre el 58 y 59 hizo 10 peleas en Italia, con una sola derrota: cuando regresó a la Argentina ya era muy popular. Sus peleas con Carlos Rodríguez, antes de ser campeón mundial, y su dramática defensa ante el mexicano Efren "Alacrán" Torres ya están en la leyenda. Con el rostro desfigurado, y tras haber sufrido una caída, Accavallo venció al mexicano en fallo estrecho y denostó cómo se defiende una corona. Se retiró campeón en 1967 con 75 victorias (34 KO), 2 derrotas, 6 empates. Nunca perdió en Argentina como rentado.

HORACIO SALDAÑO
"La Pantera Tucumana" fue un emblema de los años sesenta. Apareció por televisión y cuando debutó en el Luna Park un sábado a la noche, apenas dos o tres peleas después, llenó el estadio y no dejó de hacerlo hasta que se retiró, en 1983, con un record de 61 (35)-15-13. Jamás se bajó silbado del ring. Sus peleas con Abel Chachazú o Ramón La Cruz están en la historia. En 1974 cayó sin atenuantes ante Mantequilla Nápoles en México, por la corona mundial welter, pero ya no era ni fue el mismo, por una lesión en un hombro. Su primera pelea con Tito Yanni (15 de marzo del 80) está considerada la más brutal en toda la historia del boxeo argentino. Saldaño perdió por abandono, luego de que un par de espectadores sufrieran lipotimias durante el encuentro. Cuando todo terminó, Saldaño miró a los periodistas y preguntó, cándidamente, "¿Salió linda?".

JUAN DOMINGO ROLDAN
"Martillo" fue, en los 80, el noqueador esperado por las tribunas. Áspero, fuerte, de pocos recursos técnicos. Carlos Monzón --con quien había guanteado siendo aficionado-- lo definió en pocas palabras: "Pega como un animal". Cayó en Las Vegas frente a Marvelous Hagler (a quien lo tuvo oficialmente por el suelo), Thomas Hearns y Michael Nunn (1988, su última pelea), pero en el Luna Park siempre fue sinónimo de espectáculo salvaje y nocaut asegurado. Entre 1978 y 1988 hizo una campaña de 67 (47)-5-2.

LUIS FEDERICO THOMPSON
Llegó a la fama cuando ya andaba por los 30 años, tras quitarle el invicto al cordobés Juan Carlos Rivero en el Luna Park en 1957. Cuando debutó en ese estadio, en 1952, perdió con José María Gatica por nocaut en 8, en una pésima actuación. Debió irse al interior del país y pelear en donde fuera y como fuera. Tras la victoria ante Rivero, deslumbró al público de Buenos Aires. Panameño de nacimiento y argentino por adopción, mantuvo célebres duelos con otro gran estilista, Cirilo Gil. "Cuando peleaba con Cirilo, me dolía la cabeza... pero no de los golpes, de tanto pensar la pelea", afirmó alguna vez. La noche del 12 de diciembre del 59 con un Luna Park colmado, vivió su noche más celebre, cuando noqueó en 4 a Don Jordan, campeón mundial welter, en una pelea en la que no estaba en juego la corona. No pudo concretar la revancha, y cuando le dieron la chance fue ante Benny "Kid" Paret: perdió y regó con su sangre el ring del Madison. Se retiró por un problema de cataratas en 1963, Desde su debut rentado en 1947 sumó 150 victorias (72 KO), 14 derrotas y 15 empates. Si el rival no lo exigía, Thompson era capaz de hacer una pelea aburrida y sin relieves. Sin embargo, siempre convocó al público que, seguramente, iba al Luna Park con la ilusión de verlo inspirado mostrando su exquisito boxeo.

PASCUALITO PEREZ
"El León mendocino" fue el primer campeón mundial que dio nuestro país, luego de haber sido medalla de oro en Londres (1948). Símbolo de un peronismo pujante que buscaba conquistas en todos los deportes, tuvo un gran poder de convocatoria en el Luna Park. Su noche más importante en ese estadio fue la del 24 de julio de 1954, cuando empató con el campeón mundial en actividad, Yoshio Shirai, pelea que le dio el pasaporte para combatir por el título. El 26 de noviembre del mismo año, venció a Shirai en Tokio y se consagró campeón. Luego su manager Lázaro Koci fue separado del Luna Park y ya no o volvió a pelear en ese estadio. Combatió entre 1952 y 1964, y su record fue de 84 (57)-7-1. Imposible no repetir la frase que siempre trata de definirlo: "Pesaba 48 kilos y pegaba como un liviano".