Washington Cucurto 11y

Pensamientos congelados

BUENOS AIRES -- El frío acecha, queridos lectores, ahora mismo mientras escribo esto, metido en una bolsa de dormir de camping, saco una mano, tipeo y la vuelvo a meter, con una olla de vapor de eucaliptus calentándome los pies, sin atreverme a salir a la calle, escribo y pienso en San Lorenzo, pienso en Racing, pienso en Independiente.

¿Le habrá encontrado la vuelta el genial Pizzi al mediocre San Lorenzo? En fin, me pregunto qué pensarán en estos momentos los famosos hinchas de San Lorenzo, Vigo, Casas, Tinelli, Baltazar Vega y muchos más.

San Lorenzo quiere ser, se anima, River lo mismo. ¿Y Boca? Boca, si se arma, estará para cosas grandes. Es impensado negar que Boca tiene el compromiso de salir campeón a cualquier costa.

El fútbol está parado y los hinchas de todos los clubes renuevan sus esperanzas otra vez más. El templo de la esperanza, podría ser en estos tiempos el fútbol nuestro.

Pero yo tengo demasiado frío, se me hace difícil hilvanar una idea, un pensamiento demoledor. El frío me paraliza, señores. Sin embargo, lo mejor sucederá hoy es la vuelta de un jugador fuera de serie, un deportista que no tiene tanto marketing, pero que juega como los viejos caudillos de antes.

¿De quién estoy hablando? Del genial Jesús Méndez, un tipo que está loco y juega al fútbol como nadie. Para mí, Mendez es un jugador de otro planeta, solo comparable con el paraguayo robocop que jugaba en San Lorenzo, Ortigoza.

Recordemos que Jesús Mendez viene de batallar en la segunda división del fútbol argentino. Los dirigentes de Boca no son tontos y dijeron "devolvamos a este muchacho al club" y hoy reemplaza a Riquelme, nada más ni nada menos.

Hace frío, queridos lectores y esto intenta ser una remembranza hacia un jugador que entiende de códigos y sabe lo que es el afecto por la camiseta. Mendez, jugó para Central, lo devolvió al lugar que se merece. A Méndez no le tembló el pulso cuando tuvo que ir a jugar a una división inferior, jugó, cumplió y ahora comienza su segundo ciclo en el club de La Ribera.

Jugadores de este talante, con mentalidad ganadora, jugadores capaces de matar por la camiseta, gente así necesita Boquita. Bianchi deberá darle training, horas de fútbol, tendría que darle la capitanía y mandar a Riquelme al banco, que juegue 20 minutos por partido y listo.

La fantasía de Romi, mas el sudor incansable e histórico de Méndez será suficiente para poner a Boca nuevamente en las alturas. Méndez es un jugador versátil, puede jugar de diez, de ocho, de cinco y si le damos espacio se le atreve al arco seguro. Es un hombre sacrificado que siempre corre más que todos, deja hasta el espíritu en la cancha. Gracias por eso, Jesús.

Hace frío pero con Jesús luciendo la camiseta de Boca Juniors, vale la pena salir a un bar y verlo jugar esta noche.

Esto es todo, queridos lectores, Jesús Méndez, síganlo si pueden. Es garantía de buen fútbol y de pasión por el deporte.

Por último, una intimidad, viajo a Recife, en el centro de Brasil, dicen que hace calor, que hay mulatas exuberantes con ganas de romper las olas del mar. Desde allá, les contaré todo sobre Brasil, su música, su fútbol, sus mujeres. Olvidaré el frío solo por una semana.

Los quiero.

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