Ignacio Barrón 10y

Tomás de Vedia, de regreso: "Hay que transmitir el legado del SIC"

BUENOS AIRES -- "Desde que dejé de jugar soñé todas las noches con el rugby. Y en realidad nací para esto, pero hoy volvieron esas ganas, ese fuego". La frase marca una sintonía con lo que viene pasando en el SIC en los últimos meses, porque 2014 parece ser un año de cambios para el club de la Zanja. Tras la salida del Yankee Rolando Martin de la conducción técnica, y la toma de posta de parte de la dupla Diego Albanese-Gonzalo Longo, otra cara conocida decidió pegar la vuelta y sumarse al plantel superior: Tomás de Vedia.

En 2011 el wing se había ido y parecía no haber vuelta atrás. Había regresado desde Europa un par de años antes, donde había jugado en Saracens y London Irish, y con toda la experiencia a cuestas decidió que el hecho de no poder brindarse al 100% era un condicionante clave para dejar el paso a los más jóvenes. En ese momento, Gitanos (banda de rock en la que cantaba) sorteaba sus primeros pasos en los escenarios y ambas dedicaciones no siempre iban de la mano. "En un partido me lastimé la rodilla y a la noche tenía que ir a tocar. No sucedió nada pero pero esa situación me hizo pensar en qué hubiera pasado si me lastimaba en serio", le contaba a Scrum en el momento del retiro.

Pero el adiós no fue un adiós, porque el paso del tiempo y la incursión de Tomás en diferentes experiencias le dieron forma de una pausa. Y hoy está de regreso. "Leo, ensayo, enseño, juego al rugby y trabajo de periodista deportivo. Son todas cosas que me encantan y me hacen feliz, todo está dentro del ámbito de la comunicación, van por el mismo lugar. Pero el último año me estaba faltando gozar con la actividad física", le cuenta ahora, antes del regreso a la actividad grande, a Scrum otra vez.

Desde su partida, el rugby siguió en un camino cada vez más intenso hacia una mayor competitividad. "Ahora es bastante más profesional, el nivel mejora porque hay más jugadores en el seleccionado. Sin embargo la fortaleza mental es lo que hace la diferencia, y por eso no me importa cuánto cambio el juego", asegura y muestra el libro que lee en las tribunas de madera del club de Boulogne: "Fortaleza mental en el deporte", de James Loehr. Por eso este regreso estará acompañado no solamente con la música, junto a su banda Quique: a su faceta de periodista, y a la de músico, le suma por estos días la del coaching deportivo, una actividad que lo llevó a dar algunos talleres en colegios y que busca expandir hacia el mundo empresarial. "Es que la meta es la misma. Esto es despertar, abrir opciones, ver cómo resolver problemas...es un poco la ayuda de hacer mejor lo que hacen, de que sean más felices y conscientes de lo que están haciendo", sostiene.

Pero más allá de cualquier agregado que pueda tener, un regreso al plantel superior de un club como el SIC obliga a una dedicación full time. Y Tomás lo sabe: "Nunca dejé de entrenarme, aunque hace tres meses intensifiqué los trabajos para estar a la par de mis compañeros. No voy a volver a jugar para pasar el rato, quiero dar mi mejor versión. En Saracens me tocó aprender el concepto de 'Wolf pack', en el que todos en el club tiran para el mismo lado, y tengo ganas de dar eso, de jugar en el equipo que me toque, pero unir. Y me toca transmitir la experiencia".

-A Diego Albanese lo conocés bien...
-Sí, jugamos juntos y me preparó mucho antes de mi paso al rugby profesional. Para mí es como un tutor. Me lleva 9 años, comparto muchas charlas y conocimientos. Me gusta que los dos seamos parte de esto.

-¿Y el SIC? ¿Para qué está?
-Siempre está para ser campeón y debe estar para serlo. Hay plantel, corazón, buenos entrenadores. Todo. Pero de ahí a que se mencione la palabra "campeón" en cada entrenamiento, hay un abismo. El SIC tiene un legado muy importante que se tiene que transmitir, es como un fuego muy grande. Pero hay que mantenerlo vivo, sino se apaga. Y a mí me gusta mantener vivos los lugares que son sagrados.

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