martes, 23 de mayo de 2006
Cada campeón con su receta
Nicolás Baier ESPNdeportes.com
BUENOS AIRES (ESPNdeportes.com) -- México 1970 marca lo que, para muchos, es el comienzo de la era moderna del fútbol. En donde se radicalizaron las tácticas y los equipos dejaron de parecerse en sí mismos para tomar identidad propia, al son de las decisiones de los respectivos entrenadores.
A nivel de clubes esta proceso se había iniciado hacía ya un par de años largos con el Inter de Helenio Herrera y su ya mítico "catenaccio", que fue una bisagra para el concierto internacional, ya que dejó en claro que un equipo podía llegar al éxito sustentándose especialmente en la cuestión defensiva.
El Estudiantes de Osvaldo Zubeldía fue otro equipo que llegó a obtener tres Copas Libertadores (1968, 69 y 70) y una Copa Intercontinental con un estilo muy propio: defender mucho, contraatacar con velocidad y sorpresa y jugar al límite del reglamento.
Desde 1970 a la fecha, ya a nivel de selecciones, todos los campeones mundiales dejaron su sello en la historia del fútbol.
En esa lista también debe estar Holanda, un campeón sin corona que revolucionó, tal vez más que nadie, la táctica y estrategia del juego.
A continuación, una recorrida por el juego y las estrategias que desplegaron los equipos más representativos en el torneo más importante del fútbol.
Pelé festeja con Brasil en México, en 1970
BRASIL 1970: ROZANDO LA PERFECCIÓN
Fue un equipo que combinó belleza y efectividad, dos virtudes que algunos intentan separar pero que idealmente deberían ir de la mano.
Llegó a México como serio candidato, después de ganar los seis partidos de eliminatorias sudamericanas con 23 goles a favor y sólo 2 en contra. El campeón de 1958 y 1962 supo reafirmar su favoritismo con su estilo inconfundible.
Félix al arco, Brito y Wilson Piazza (un volante central devenido en defensor) en la zaga; Everaldo en el lateral izquierdo y Carlos Alberto, casi un delantero por sus constantes subidas, en la derecha. En el círculo central, Clodoaldo fue el encargado de asegurar la contención y el equilibrio.
Y en ofensiva, los cinco números "10" se adaptaron a nuevos puestos: Gerson como lanzandor arrancando desde el medio, Rivelinho por izquierda, el potente Jairzinho por derecha, la magia de Pelé en tres cuartos de cancha y Tostao, bien metido en el área rival. Un lujo que sólo Brasil podía darse.
El título llegó con seis triunfos en igual cantidad de partidos, con 19 tantos a favor y 7 en contra. Jairzinho (7) y Pelé (4) fueron los máximos anotadores.
Justamente, O'Rei marcó el gol 100 de Brasil en los mundiales, con la apertura de la goleada 4-1 sobre Italia en la final, gracias a un cabezazo impecable.
Vale el reconocimiento para Mario Jorge "Lobo" Zagallo, el conductor, quien fue primero en consagrarse como jugador y como técnico en la historia mundialista, en el tricampeonato que los hizo llevarse la copa Jules Rimet.
ALEMANIA FEDERAL 1974: LA FUERZA DEL DUEÑO DE CASA
Franz Beckenbauer merecía levantar la flamante Copa FIFA. Él, el emblema del campeón, fue un líbero exquisito, con clase y limpieza, referente para sus compañeros.
Es cierto, Holanda se llevó todo los aplausos pese al subcampeoanato (Ver: "Holanda 1974..."), pero Alemania Federal también hizo méritos.
El arquero fue Maier, quien recibió sólo cuatro goles en contra. Lo dicho, el "Kaiser" Beckenbauer como último hombre. Vogts, Bonhoff y Schwarzenbeck un poco más adelante en marcaciones personales. Hoeness por derecha y Breitner aportando sorpresa por izquierda.
Adelante, Overath armando juego y tres puntas: Grabowski por el carril derecho, Holzenbein por el izquierdo y con el arco entre ceja y ceja, Gerd Müller.
"El Bombardero de la Nación" anotó cuatro goles, uno de ellos en la final, y sumados a sus 10 tantos en México se convirtió en el máximo goleador en la historia de los mundiales, superando al francés Just Fontaine, que tenía 13.
HOLANDA 1974: UN REY SIN CORONA
El "Fútbol total" no fue obra de la imaginación. Fue el resultado de la suma de un grupo de jugadores muy dotados técnicamente, con la capacidad de saber atacar tanto como defender.
Rinus Michels le dio forma a un equipo lleno de polifuncionales. El gran estado físico sirvió para presionar al rival hasta recuperar la pelota y después tener mucha dinámica para poder usufructuarla.
Jongbloed en el arco (3 goles en contra); Haan de líbero, a su derecha Suurbier y a su izquierda Krol, ambos con mucho recorrido. Van Hanegem en el centro, con Jansen y Rijsbergen cubriéndole la espalda; Neeskens y Cruyff en la generación de fútbol; Rep y Resenbrink los encargados de transformar en gol las múltiples ocasiones de peligro.
Hasta para el mismo Franz Beckenbauer, la figura del Mundial fue Johan Cruyff. El número 14, cerebro de "La Naranja Mecánica", se quedó con las ganas de levantar la Copa tras perder 2-1 con Alemania Federal en la definición de Múnich.
El "Matador" celebra uno de sus goles ante Holanda
ARGENTINA 1978: LOGRÓ ENTRAR EN LA HISTORIA
El sueño albiceleste se concretó en Buenos Aires. Una de las principales razones deportivas fue que, a partir de la llegada de César Luis Menotti, se le empezó a dar continuidad a los proyectos de trabajo de los entrenadores, algo que históricamente no ocurría con la Selección Argentina.
El "Flaco" propuso un 4-3-3 ofensivo. Fillol se hizo gigante en el arco y fue el mejor guardameta del torneo; Galván y el capitán Passarella se pararon como centrales; Olguín por derecha y Tarantini por izquierda, los laterales; Gallego como mediocampista central y Ardiles como pieza clave por su dinámica; Ortiz y Bertoni bien abiertos, Luque al acecho y Kempes como figura excluyente.
El "Matador" hizo seis tantos y fue el máximo anotador del certamen. Se desempeñó en varios puestos de ataque y apareció en los momentos justos: marcó el primer gol de la final y puso el 2-1 parcial ya en tiempo suplementario. Además de festejos, aportó garra y corazón.
El rival en la definición fue Holanda, que se quedó sin revancha del '74 al caer 3-1. Cruyff decidió no jugar en la Argentina por dos razones: porque no llegó a un arreglo económico con Adidas para llevar las tres tiras en la camiseta de la Selección y porque se oponía a la dictadura militar que asolaba a la Argentina.
Pese al título, al técnico se le cuestionó no haber convocado al prometedor Diego Maradona, de apenas 17 años.
ITALIA 1982: UNO DE LOS MENOS PENSADOS
Nadie creía en las condiciones de la "azzurra". Sobre todo después de pasar angustiosamente la primera ronda por diferencia de gol.
Italia sabía que tenía mucho por ganar y poco que perder. Se encendió Paolo Rossi e iluminó el camino a la consagración en España.
Enzo Bearzot mantuvo la histórica rígida línea defensiva y apostó también por el ataque. La experiencia llegaba desde atrás: con 40 años y 133 días, el arquero Dino Zoff es el campeón más veterano de los mundiales; el líbero fue Scirea; Collovati, Gentile y Cabrini completaban el fondo: Oriali distribuía juego por el centro, con Conti y Antognoni a los costados y con llegada; adelante: Graziani y Rossi.
Paolo, un delantero rápido e inteligente, fue el goleador del torneo con seis tantos. Abrió la cuenta en la definición que terminó con victoria 3-1 sobre Alemania Federal. Una curiosidad: Cabrini fue el primer jugador en fallar un penal en la final.
ARGENTINA 1986: JUGAR CON EL AS
Creyendo en sus propias condiciones, sacando fuerzas de donde no había y haciendo callar a los críticos, un unido plantel "albiceleste" llegó a lo más alto con esfuerzo y la indispensable colaboración de Diego Armando Maradona, el mejor futbolista del mundo.
Carlos Bilardo lo había ido a ver a Nápoles para brindarle toda su confianza. Por eso, el "Narigón" armó un equipo a la medida de su jugador diferente. Pumpido al arco; Brown de líbero; Cuciuffo y Ruggeri como stoppers sobre los rivales; Giusti y Olarticoechea en la función de laterales-volantes; Batista y Enrique marcando en el centro; Burruchaga con un poco más de libertad; Valdano y el "Diez" para lastimar adelante.
Pasaron Corea del Sur, Italia y Bulgaria en primera ronda. Uruguay fue la víctima en octavos e Inglaterra en cuartos, con "La mano de Dios" y el mejor gol de todos los tiempos incluidos. En semis se superó a Bélgica, con otros dos tantos de Maradona, autor de cinco en el certamen. Y en la final, nada menos que a Alemania Federal, un abonado.
Brown y Valdano aportaron tranquilidad pero Rummenigge y Voeller dejaron todo como al principio. Hasta que Diego vio a Burruchaga y le dio un pase preciso que culminó con el tercer y definitivo tanto. El Azteca fue testigo del segundo título mundial de Argentina.
ALEMANIA 1990: LA SOLIDEZ ACOSTUMBRADA
Italia quería que fuera "su" Mundial, en su segunda ocasión como anfitrión. Pero Argentina le frustró los planes en semifinales. El camino al tricampeonato no era nada sencillo porque enfrente estaba nada menos que Alemania.
Ese conjunto dirigido por Franz Beckenbauer contaba con la eficacia que viene de fábrica y un dibujo 3-5-2. Illgner bajo los tres palos; Buchwald, Augenthaler y Kohler en el fondo; Matthaeus como eje en el medio y figura, Berthold por derecha y Brehme por izquierda; Littbarski tratando de conectarse con los dos puntas: Klinsmann y Voeller.
La campaña incluyó cinco partidos ganados y dos empatados. Después de las frustraciones en el '82 y en el '86, la tercera fue la vencida. Brehme cambió por gol un polémico penal y Alemania se vengó de su verdugo en México.
Una Argentina que llegó al cierre con un Maradona disminuido físicamente y sin la suerte que lo acompañó a lo largo de todo el campeonato.
BRASIL 1994: SIN BRILLO, CON GLORIA
Sin lugar a dudas el Mundial de Estados Unidos fue uno de los más pobres técnicamente. Sin embargo, el nuevo logro "verdeamarelo" es indiscutible.
Carlos Alberto Parreira jugó con un 4-1-3-2. Taffarel en el arco; Jorginho, Aldair, Marcio Santos y Branco en la línea de cuatro; Mauro Silva y Dunga como "tapones" en el medio; Mazinho y Zinho para generar fútbol; Romario y Bebeto, la inolvidable delantera del campeón. El "Chapulín" marcó cinco tantos.
El scratch terminó primero de grupo, delante de Suecia, Rusia y Camerún. En octavos eliminó al dueño de casa, en cuartos a Holanda en un final para el infarto y en semifinales por la mínima a Suecia.
La final, contra Italia, fue la primera en definirse desde el punto del penal. Con el tiro desviado por Baggio, Brasil se convirtió en "tetra".
FRANCIA 1998: EN EL ARCO DEL TRIUNFO
Nada mejor que conquistar la primera Copa del Mundo junto a los propios hinchas. Eso le pasó a "les bleus".
El entrenador Aimé Jacquet formó un 4-3-2-1 elástico. Barthez en el arco y marca zonal en el fondo con Thuram, Blanc, Desailly y Lizarazu; Deschamps en el círculo central, Henry arrancando por derecha y Petit, a la izquierda; Zidane, el cerebro del equipo; Djorkaeff como media punta y Guivarch de único delantero neto.
"Zizou" fue la gran figura pese a su mal inicio. Fue suplente en el debut y terminó expulsado en el segundo partido. Después lo conocido: se cargó el equipo al hombro y marcó dos tantos en la victoria 3-0 sobre Brasil en la final del Saint Denis.
BRASIL 2002: GANADOR EN TODOS LADOS
Favoritos como Argentina y Francia se despidieron en primera ronda. Sorpresas como Corea del Sur o Turquía dieron pelea. Sin embargo, otra vez apareció Brasil para llevarse el trofeo más codiciado.
Su entrenador fue Luiz Felipe Scolari, quien dispuso un 4-3-1-2: Marcos en el arco; Cafú, Lucio, Roque Junior, Roberto Carlos en el fondo; Gilberto Silva, Edmilson y Kleberson para marcar; Rivaldo para crear; Ronaldo y Ronaldinho adelante. Si bien no le sobró demasiado, tuvo la jerarquía necesaria para avanzar hasta la definición.
El Scratch venía en ascenso y su rival, Alemania, todo lo contrario. Kahn, proclamado el mejor jugador del Mundial, tuvo un error clave que costó uno de los dos goles de Ronaldo. En Yokohama, Brasil pudo levantar la Copa en el último continente que le faltaba.