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Los mantos sagrados

BUENOS AIRES -- Es una de los pocas prendas que soportó los ensordecedores gritos de la moda y el incesante avance de la modernidad. La mayoría de los uniformes de fútbol se mantienen inalterables desde los inicios el inicio del siglo XX porque son un símbolo cultural que conserva su espíritu a pesar cualquier intento postmodernista.

Casi todas las casacas mantienen los colores y el diseño desde su nacimiento. Su origen puede ser la adaptación de una insignia patria, el triunfo de una idea política o simplemente el resultado de un gusto personal. Cualquiera haya sido su raíz histórica, las casacas de fútbol se han convertido en un símbolo de pertenencia y a veces, hasta en el ícono de un época.

PREHISTORIA
El fútbol como deporte organizado nació en Inglaterra, a mediados del siglo XIX. La FA Cup que el año pasado obtuvo el Chelsea es el torneo más antiguo del planeta. Y el Sheffield United fue uno de sus primeros campeones. Como puede verse en la fotografía, las franjas verticales son tan antiguas como el propio juego, por eso no es un error decir que ese es el diseño futbolero por excelencia.

En las décadas del diez y del veinte se fundaron la gran mayoría de los clubes sudamericanos. Las camisetas blancas eran las más fáciles de conseguir y por eso varios equipos aún hoy mantienen ese color en su indumentaria.

DÉCADA DEL 30
La primera Copa del mundo se disputó en Uruguay debido en gran parte al éxito deportivo que tenía el Seleccionado de ese país. Había ganado los dos últimos Juegos Olímpicos y era el máximo candidato a consagrarse en el flamante torneo planetario. En aquel campeonato, las camisetas eran manga larga y tenían un cordon en el cuello. Además, los jugadores salían a la cancha con saco, para tomarse la clásica fotografía.

El argentino Guillermo Stábile y el charrúa José Nasazzi fueron las grandes figuras de la Copa del Mundo de 1930, mientras que el italiano Giuseppe Meazza y el alemán Mathias Sindelar se destacaron como dos de los primeros ídolos del fútbol europeo. Ellos llevaron con honor esas pesadas casacas que hoy son una verdadera reliquia.

Además del atuendo de los futbolistas, la indumentaria del árbitro tampoco carecía de formalidad. El juez que dirigió la primera final mundial de todos los tiempos, John Langenus, utilizaba un elegante traje, con saco y corbata.

Pero la moda refinada de aquellos días no sólo tenía que ver con las camisas y las chaquetas. La cabeza también debía estar bien vestida y de eso se encargaron el gran arquero español Zamora y el uruguayo Severino Varela, que incluso se hizo conocido por utilizar una boina blanca: "Siempre jugué de boina... Sí, siempre... Fue una costumbre gallega que jamás dejé. Por cábala, qué se yo", declaró alguna vez el artillero charrúa.

DÉCADA DEL 40
Ésta época estuvo marcada por la segunda guerra mundial, que evitó la organización de los Mundiales de 1942 y 1946. Por eso, el fútbol debió conformarse sólo con los campeonatos locales, ya que todavía no existían las copa continentales que hoy atenúan la ansiedad en el período entre Copas del Mundo.

Sin dudas, uno de los conjuntos que marcó el rumbo del fútbol continental durante aquellos días fue La Máquina de River. Con un estilo contundente y preciso, Muñoz, Moreno, Pedernera y Loustau quedaron en los anales del deporte argentino. Aquella camisa blanca con una banda roja y botones quedó en el recuerdo como un símbolo de buen juego.

Si uno ve fotografías de los cuarenta verá que las tribunas están siempre repletas y que miles de sombreros visten las cabezas de los espectadores. Sucede que ir al estadio era un paseo más, los cabelleros de la época disfrutaban del fútbol de la misma forma que lo hacían del teatro o de otros divertimentos.

DÉCADA DEL 50
Fueron los años del inicio de los torneos internacionales entre los mejores clubes de Europa. En los albores de la Liga de campeones se vivió a pleno el talento de uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Alfredo Di Stéfano y esa camiseta blanca, inmaculada, son una marca registrada del fútbol puro que desplegó ese Real Madrid.

No sólo Elvis Presley lideró una revolución en esta década. Los uniformes también comenzaron una transformación que llega hasta nuestros días. Aparecieron los números para diferenciar a los futbolistas y los arqueros comenzaron a utilizar guantes.

En 1949 ocurrió uno de los peores accidentes de la historia del fútbol mundial, cuando el avión que transportaba al poderoso Torino de Italia se estrelló en Superga. Fallecieron 18 de los más grandes futbolistas italianos del momento y aquel suceso funesto fue motivo de diversos homenajes alrededor del mundo. De hecho, River de Argentina utilizó una casaca con esos colores que incluso volvió a vestirla hace algunos años.

DÉCADA DEL 60
Los sesenta tienen una identidad propia. En esos años se inició una revolución cultural de la que no podía estar ajeno el fútbol. Si bien la psicodelia no desembarcó con todo su poder en las camisetas, sí hubo un cambio en la moda, con la aparición de los "cuellos V" y las solapas.

Uno de los mejores futbolistas de la historia brilló como nunca en esta época. Lideró a su selección y al club de sus amores en grandes hazañas. Pelé se vistió de dos colores a lo largo de su extraordinaria carrera. El blanco de Santos y el amarillo y verde de Brasil marcaron la vida deportiva de una verdadera leyenda.

Ya se habló del blanco, pero durante estos años también el negro generó admiración. Para muchos Lev Yashin fue el mejor arquero de la historia. El ruso era conocido como la "Araña Negra", por sus movimientos rápidos y eficaces, pero sobre todo por el color de su vestimenta.

DÉCADA DEL 70
Es casi imposible ilustrar con sólo una camiseta la historia del fútbol. Sin embargo, en un intento subjetivo, se puede decir que el naranja utilizado por Johann Cruyff representa lo mejor de este deporte.

El holandés lideró el mejor equipo de todos los tiempos, que tomó prestado el mote de una novela y lo recibió como propio. Hoy, la "Naranja mecánica" es primero la Selección holandesa de los setenta y después la novela de Anthony Burgess.

Aunque este estridente color no está en la bandera de los Países bajos, es un símbolo de identidad para los holandeses, que lo tomaron en referencia a la dinastía de Guillermo de Orange-Nassau.

Los setenta fueron años de grandes cambios para la indumentaria futbolística. Aparecieron los logos de los equipos, de los fabricantes y las publicidades. Liverpool fue el pionero en éste último campo, ya que en 1979 se convirtió en el primer club en sumar un sponsor a su rojo furioso.

DÉCADA DEL 80
La televisión ya era un integrante más de la familia en las sociedades occidentales, por eso los uniformes de fútbol dejaron de ser sólo un instrumento para diferenciar a los equipos y se transformaron en una herramienta de marketing y de publicidad.

Casi todos los clubes le sumaron a sus tradicionales diseños el logo de una compañía como patrocinador. Además, las empresas fabricantes de los uniformes comenzaron a comercializarlos en serie, por lo que el negocio se amplió aún más y los hinchas comenzaron a vestirse como sus ídolos.

Los ochenta fueron los años de Diego Maradona. Su carisma, talento y personalidad lo convirtieron en un ícono de varios equipos, por eso no se lo puede asociarse con un solo color. De todas maneras y pese al enorme amor que le profesan los simpatizantes de Nápoli y de Boca, el Diez tiene dos colores en el corazón: el celeste y blanco.

Aquella camiseta Le Coq, con gruesas tiras celestes y pequeños poros en la tela se transformó en uno de los objetos más preciados por los amantes del fútbol, gracias al genio de Fiorito. El Mundial de México 86 lo consagró como el mejor de todos y esos colores, con el número diez marcado a fuego, ya nunca dejarán de pertenecerle.

El mejor europeo de la década fue Michel Platini, que guió a la Selección francesa hacia la conquista de su primera Eurocopa. Aquel modelo azul con una tira vertical roja y tres blancas más finas es un verdadero amuleto para el fútbol de aquel país, porque se tuvo que volver a implementar para conseguir un nuevo título importante, en la Copa del Mundo 98.

DÉCADA DEL 90
En el final del Siglo XX, con la globalización en boca de todos, las viejas camisetas de uno o dos colores le dejaron lugar a otros diseños, más atrevidos y a veces hasta irrespetuosos con la historia de los clubes. Tanto en Europa como en Sudamerica, la extravagancia alcanzó a todos los diseñadores, pero en muchos casos sólo fueron intentos frustrados de cambiar algo inmodificable.

En Argentina nadie se olvida de aquella franja blanca que apareció en la casaca de Boca o de aquel uniforme negro y amarillo que vistió una vez a San Lorenzo y luego desapareció en el olvido.

De todos modos, la tradición y el amor de los hinchas por sus colores fue más fuerte que cualquier idea extravagante y en casi todo el mundo se respetó la identidad de las instituciones por sobre cualquier otra cosa.

Así, lo que más se modificó fue la tecnología de las telas y el material de fabricación. Los jugadores dejaron los pantalones y las camisetas ajustadas en el armario y se vistieron con indumentaria más liviana, cómoda y holgada. Incluso, los menos corpulentos casi que se perdían en la inmesidad de la ropa deportiva.

La Premier League nació bajo esa denominación en 1992. Y con ella, casi todos los equipos ingleses intentaron dar un vuelco a la moda futbolística. Colores llamativos y diseños con rombos o polígonos se destacaron en las canchas británicas, aunque no por mucho tiempo.

Los uniformes más recordados de esta época se vieron en el Mundial de Estados Unidos 94, un contexto adecuado para las innovaciones. El llamativo buzo multicolor del arquero mexicano Jorge Campos y la extraña camiseta de Nigeria fueron protagonistas del primer campeonato del Mundo en el que los árbitros dejaron de utilizar el negro y se probaron otro tipo de colores en su vestimenta.

Las solapas ya habían aparecido muchos años antes, pero durante la última década del milenio adquirieron mayor protagonismo en varios equipos de Europa y América. Sin dudas, fue Eric Cantoná quien hizo de ese cuello una marca registrada. Su famoso "Au revoir" en una publicidad quedó en la memoria de todos.

A fines de esta década y tras los intentos fallidos por cambiar las equipaciones tradicionales aparecieron las "terceras camisetas". Éstas son utilizadas en las Copas internacionales o en otros torneos domésticos y tienen colores extraños y diseños novedosos.

DÉCADA DEL 2000
En una época en la que lo "antiguo" vuelve a estar en la vanguardia, varios equipos a lo largo del mundo han elegido homenajear a su historia y recrearon viejos diseños con la tecnología actual. Es el caso de la Selección argentina, que jugará el Mundial 2010 con una casaca similar a la que utilizó en México 86, el último título mundial de esta Selección.

Barcelona mantuvo durante más de un siglo su insignia inmaculada, sin la presencia de ningún "cuerpo extraño". El frenesí de la búsqueda de publicidades que vivieron la enorme mayoría de los clubes le pasó por el costado a la institución catalana, que se las arregló para sobrevivir con dignidad sin vender un espacio en su camiseta.

Recién en 2005, el azulgrana se vio interrumpido por otros colores, aunque por motivos solidarios, ya que el Barça sumó a Unicef como el principal sponsor en su indumentaria. Desde aquel momento, como si este hecho le hubiera dado suerte, el equipo catalán ganó dos Ligas de campeones, varias Ligas y un Mundial de clubes.

A veces, en la búsqueda intensa por crear un nuevo estilo, se cometen graves errores. La vestimenta de Camerún fue a lo largo de toda la década una especie de conejillo de indias. En 2002 le quitaron las mangas y un par de años después, crearon una especie de conjunto entre la casaca y el pantalón. Ninguno de estos experimentos dio resultado e incluso la FIFA estuvo a punto de sancionar a la Federación por transgedir el reglamento.

Además de los colores que identifican al club o a la Selección, en estos días los hinchas también se identifican con los jugadores. Muchas de las camisetas de Real Madrid o Barcelona que se pasean por las calles de todo el mundo tienen en su espalda la leyenda "Cristiano Ronaldo" o "Messi", como si en ellas se trasladara un poco del talento de estos cracks. Por eso, el nombre de los ídolos también pasó a ser un elemento importante, casi a la par del escudo del equipo que defiende.

Hoy, las telas sintéticas que se utilizan en la indumentaria deportiva son más que una simple manera de distinguir a los equipos en la cancha. Se han convertido en un aspecto clave a la hora de salir a la cancha. Ya nadie debe preocuparse por lo pesada que puede ponerse la ropa con la lluvia o el sudor. Eso ya fue solucionado gracias a la tecnología. Sin embargo, el significado de una casaca transpirada aún tiene un valor único, el valor que se le da al sacrificio y al amor. Sí, al amor por los colores.

CURIOSIDADES
Sin duda, aquella extraña casaca blanca y verde que utilizó la selección francesa en el Mundial de 1978 quedará en la historia como la más curiosa de los Mundiales. En un partido de la primera fase, el seleccionado galo y Hungría salieron a la cancha con la misma indumentaria blanca, por eso el árbitro ordenó cambiarse a alguno de los equipos. Como ninguno había llevado la camiseta titular, se decidió pedir un juego a algún club cercano. Así, aparecieron las insignias del Kimberley marplatense, que se convirtió en el único club que "disputó" un Mundial.

La camiseta "extraña" más recordada es la de Alemania en 1990. Las empresas de ropa deportiva habían comenzado a idear estrategias para modificar la imagen de las Selecciones y la de Alemania fue una de las primeras que se animó a cambiar. Dejó de lado la tradicional insignia blanca y eligió un extraño modelo que alternaba rombos rojos y negros en la parte superior. Esa camiseta llegó a la gloria en Italia y nunca más será olvidada por los teutones.

Al Hull City de Inglaterra le dicen los "Tigres" por sus colores amarillo y negro. En 1992 intentaron llevar más allá ese apodo y crearon unas camisetas totalmente "atigradas", como para intentar asustar a sus rivales.

El Real Madrid de los cincuenta y sesenta era una verdadera máquina de fútbol. Dejó una marca no sólo en los hinchas Merengues, sino en cualquier amante del buen juego. Por eso, Leeds United, uno de los mejores conjuntos de Inglaterra, decidió homenajearlo y dejó de utilizar el azul para dejarle paso al blanco, que el Real ya había tomado prestado del Corinthians de Brasil.

La cultura de cada país ocupa un sitio importante para los cerebros que se dedican a diseñar las insignias de las Selecciones. Hace algunos años, la camiseta de México mostró motivos aztecas, al igual que la de Argentina, que tenía un escudo "fileteado".

Todo el mundo recuerda la vestimenta azul con la que Argentina le ganó a Inglaterra en los cuartos de final de México 86. Lo que no muchos saben es que aquella no era la indumentaria que tenía preparada la empresa para ese partido.

Carlos Bilardo recibió las camisetas unos días antes y se quejó de lo pesadas que eran, por eso mandó a comprar un juego de repuesto. Cuando llegaron y las vio, volvió a mostrarse disconforme hasta que apareció Diego Maradona y dijo: "Estas remeras están muy buenas, con ellas les vamos a ganar a los ingleses". El fin de la historia es bien conocido.