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Diario de las Finales NBA: 7 de junio

LA FOTO: Recuperó la sonrisa

EL ANÁLISIS: El perímetro contra la pintura

Por Bruno Altieri, enviado especial

SAN ANTONIO -- "Hice todo lo que podía hacer para prepararme para este partido, para este momento, y sentí que mi cuerpo me falló... Estaba enojado por el hecho de que no pude ayudar a mi equipo a dar el golpe. En un partido vital como el Juego 1, quería dar un mensaje", señaló LeBron James en el día posterior a la derrota del Heat ante los Spurs 110-95 en el AT&T Center.

Cuando James se congeló en la línea de fondo de su propio ataque, con sólo 3.59 por jugar en el partido debut de las Finales, la serie completa sintió el rayo paralizante. Sin LeBron, esta eliminatoria no tiene razón de ser. No sólo por el talento desmedido del alero estrella de Miami, sino por la concepción estratégica que tiene -y tendrá- el cruce entre los dos mejores equipos de la NBA.

Hay un punto en común respecto a las Finales de 2013 y tiene que ver con el estilo que utilizan ambos equipos para imponer su presencia. Se trata de los correcaminos de Erik Spoelstra contra los gigantes de Gregg Popovich. Perímetro contra pintura en un duelo en el que James es fundamental para gestar el desequilibrio.

No se trata de los puntos anotados, las asistencias o los rebotes. Tiene que ver con los mismatchups, o emparejamientos desfavorables. Miami utiliza, por momentos, cinco jugadores abiertos, algo que obliga a la defensa de San Antonio a moverse, de manera recurrente, en territorio desconocido.

James es el híbrido que rompe los esquemas, porque se trata de un jugador multiposición utilizado aquí como falso ala-pivote. Incluso Chris Bosh, ala-pivote por naturaleza, cumple funciones de falso centro. Todo es lanzar a distancia aprovechando la rotación de balón que surgen de los rompimientos.

Si el año pasado fue Mike Miller el hombre que molestó a San Antonio, en la actualidad es Rashard Lewis. O Ray Allen. No se trata del individuo sino de la idea, de lo que busca el entrenador para soltar las riendas de sus dirigidos.

Para ambos, debido a este armado, se produce la teoría de la manta corta: quien se tapa los pies descuida su cabeza. Y viceversa. Curiosamente, el Juego 1 de la serie funcionó como dictaba el mapa de Spoelstra: juego abierto, defensa perimetral intensa y muchas pérdidas del balón para el rival, que se traducen en juego de transición del Heat. Sin embargo, todo parecía fantástico hasta la medianía del último cuarto, cuando se produjeron tiros abiertos de San Antonio -incluyendo dos fundamentales de Danny Green- y la ya mencionada lesión de James. Los rebotes, como era de esperar, dijeron otra cosa.

Nunca sabremos cuánto tuvo que ver el calor en la baja de producción del Heat (el sistema de aire acondicionado sufrió una avería), pero lo cierto es que la disminución de recursos defensivos rumbo al cierre fue evidente. San Antonio jugó como dicta su filosofía: el éxito no se trató del último golpe sino de todos los que precedieron al definitivo. Así, Tiago Splitter, Duncan y Diaw -entre otros- empezaron a sentir el desgaste de los rivales con el correr de los minutos. Los gigantes monocromáticos, seducidos por lo que empezó a dar la defensa rival, castigaron cuando el balón llegó a la zona pintada, tanto con anotaciones como con descargas a los hombres abiertos.

La profundidad de equipo siempre entrega esta clase de regalos.

La presencia de James, confirmada en sus propias palabras, nos obliga a pensar un planteo estratégico similar al Juego 1 de la eliminatoria. "Son más rápidos, más talentosos y más fuertes que nosotros, por lo tanto nosotros debemos ser más inteligentes", dijo Manu Ginóbili a ESPN en la atención a la prensa de los Spurs en sus instalaciones de práctica.

Y es exactamente así como jugó Manu en ese juego debut, enalteciendo virtudes y ocultando arrugas. Anotó 16 puntos y entregó 11 asistencias, convirtiéndose en el único jugador de Finales que anotó al menos 15 unidades y 10 pases-gol saltando desde el banco, contabilizando desde 1970-71, cuando la NBA comenzó a registrar quintetos titulares. Nada mal para un veterano que roza los 37 años.

LeBron James regresará al ruedo y eso los fanáticos del básquetbol deberían celebrarlo. Si hubiese existido una ausencia por al menos uno o dos partidos más, eso hubiese sido catastrófico para el Heat. Con la recuperación del híbrido multiplataforma por excelencia, el Heat puede soñar con su rebote característico en los segundos juegos de Finales, ya que, como nos señala ESPN Stats, han ganado 12 juegos en fila en playoffs tras perder el encuentro anterior, superando a sus oponentes por una media de 15 puntos. "No me importa lo que digan los demás. Esto es sobre Spurs y Heat, y no sobre todo el resto. No me importa", agregó James tras las críticas recibidas por su fatídico calambre.

Spurs y Heat tienen el sábado un nuevo día de descanso en el que podrán recuperar sus músculos y enfocarse en una nueva batalla deportiva. Esperamos, sin dudas, una nueva combinación de destreza física e inteligencia por parte de ambos. Empezaremos a hablar nuevamente de perímetro contra pintura. Pequeños contra gigantes. Velocidad contra mesura.

El Juego 2 será trascendental para ambos: significará defender la localía para Spurs o robar un juego para Heat. En la recuperación del formato 2-2-1-1-1, el resultado entregará un gran indicio de lo que vendrá después.

Desde San Antonio, estaremos expectantes.