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Diario de las Finales NBA: 8 de junio

LA FOTO: Entre luces y sombras

EL ANÁLISIS: Una nueva batalla en el AT&T Center

Por Bruno Altieri, enviado especial

SAN ANTONIO -- En la Revolución de Texas, allá por el año 1836, el Álamo cumplió la función simbólica de resistencia. 178 años después, los Spurs vivirán su propia batalla de fortificación en el AT&T Center, cuando reciban al Heat en el segundo juego de las Finales de NBA.

Si miramos en el espejo retrovisor de cara a lo que sucedió, veremos que no será nada fácil. Miami no pierde dos juegos de playoffs consecutivos desde que cayó en tres en fila ante Celtics en las Finales de Conferencia Este de 2012. Esa maravillosa marca de 46 partidos en fila sin perder dos consecutivos es la tercera más importante de la historia; sólo los Celtics, con 54 juegos en racha de 1962 a 1966, y los Bulls, con 52 de 1990 a 1993, los superan.

¿Qué deberemos observar en el juego de esta noche? Hay varios puntos de análisis interesantes si consideramos lo que sucedió en la noche inicial. Tanto el Heat como los Spurs entrenaron con intensidad en las facilidades de práctica de San Antonio durante las jornadas libres y se centraron, principalmente Miami, en el ajuste de detalles rumbo al trascendental juego de hoy.

Erik Spoelstra y Pat Riley se mostraron juntos y conversaron en profundidad entre sí, alejados de los micrófonos, durante los espacios abiertos a la prensa. No sabemos a ciencia cierta cuál será el plan de juego que utilizarán esta noche, pero sí podemos considerar algunas situaciones a observar para comprender lo que buscarán uno y otro para imponerse.

Pequeños contra gigantes. El Heat utiliza, al igual que en las Finales pasadas, una formación pequeña para enfrentar a San Antonio. La presión defensiva asfixiante complica mucho al equipo de Gregg Popovich en el traslado, ya que desgasta a Tony Parker desde el minuto cero y dificulta la tarea de Manu Ginobili cuando le toca hacer las veces de armador. En ataque, Miami juega con una cancha abierta, casi sin internos, porque tanto Rashard Lewis como Chris Bosh hoy son externos. Tan claro es esto que Lewis ni siquiera tomó un rebote en todo el primer partido. (Elias informa: sólo un jugador en la historia de Finales jugó al menos 30 minutos, como Lewis el jueves, y no tomó ni siquiera un rebote: John Paxson en las Finales de 1992) ¿Por qué hacen esto? Para llevar la defensa de Spurs al lugar que menos les conviene y para permitir filtraciones de LeBron James y Dwyane Wade rumbo a la llave. Si ellos atacan con determinación, se abren los espacios. Si se abren los espacios, llegan los problemas para la armada texana. San Antonio es la otra cara de la moneda: intensificar con Tiago Splitter, Tim Duncan y Boris Diaw parece ser el camino. Jugar adentro-afuera, mover bien el balón y utilizar a sus gigantes para lastimar en la pintura. Atención al ingreso de Chris Andersen, jugador clave de Miami para darle algo de respiro a la pintura de su equipo. Un salvavidas ideal para esta estrategia de Spoelstra.

Los cortes hacia el aro. Tanto Spurs como Heat viven de este tipo de rotaciones sistemáticas. La caída en el pick and roll de Tiago Splitter y de Boris Diaw ha crecido de manera estratosférica y quienes más se alimentan de este tipo de situaciones son Manu Ginóbili en el traslado y los tiradores abiertos, quienes reciben las descargas del interno que gira hacia el aro, cuando la ayuda de Miami cae para ayudar. Es casi un juego de ajedrez: Miami cede por momentos espacios en la pintura porque sabe que el veneno letal de San Antonio está en los tiradores apostados en las esquinas. Si revisan el último cuarto del Juego 1, verán de lo que estoy hablando.

¿Dónde están Mario Chalmers y Norris Cole? En el Juego 1 de la serie, Chalmers se cargó de faltas temprano y se mostró frustrado desde el minuto cero de acción. Cole no pudo en ningún momento ser el jugador que fue en series anteriores. Esto para el Heat es muy dañino porque todo se recarga sobre LeBron James y Dwyane Wade. Tarde o temprano, esto se va a notar, y tiene que ver con mucho más que con la rotura del aire acondicionado del estadio. Forma parte del ABC del básquetbol. El Heat sabe que Chalmers debe levantar cuanto antes y Cole empezar a ser la piedra en el zapato de Tony Parker. Así es como está escrito el libreto, salvo que en la gala debut los actores brillaron por su ausencia.

¿22 pérdidas de balón y triunfo? ¿En serio? Los Spurs deben haber rezado bastante antes del comienzo del juego. Y sus plegarias fueron escuchadas. Los muchachos de Gregg Popovich cometieron uno de los pecados más atroces que existe en la NBA ante un equipo de la calidad de Miami Heat. 22 pérdidas de balón es una daga a la altura del pecho. Si no hubiese sido por ese último cuarto descomunal (14-16 en tiros de campo y 6-6 en triples), el equipo de Spoelstra se hubiese quedado sí o sí con la victoria. Pasar mal el balón significa que Miami puede correr. ¿Ustedes han visto lo que pueden hacer LeBron y Wade cuando salen disparados en transición? Si San Antonio no corrige esto de inmediato, no sonreirá para la foto al término de la gala del domingo. Es cierto, la defensa del Heat tuvo que ver, pero muchos errores de los Spurs fueron no forzados. No se debe jugar tan seguido con la fortuna.

La recuperación de LeBron James. Cada vez que el astro de Miami padeció un calambre como el del Juego 1, regresó en plano de superestrella. Es el jugador que le da sentido a esta eliminatoria, porque sin él el Heat no tiene la más mínima chance de ganar. Con el híbrido multiplataforma en cancha, informa ESPN Stats, Miami y San Antonio jugaron e igualaron 67-67. Sin él, los Spurs vencieron al Heat 43-28. Por supuesto, tiene que ver con su rendimiento, pero más allá de esto tiene que ver con la estrategia. Sin LeBron, los papeles de los hombres del Heat cambian por completo y se ve un equipo sin brújula para obtener su propósito. Los ojos del mundo estarán puestos sobre él en el Juego 2.

El trabajo de equipo de Spurs y la profundidad. No existe mejor jugador que todos juntos. Por citar un excelente dato que proporciona ESPN Stats: Parker lidera a su equipo en esta postemporada con 17.3 puntos por juego (329-19). Es la menor cantidad de puntos de un máximo anotador de un potencial equipo de campeonato desde que se empezó a jugar con reloj de posesión (1954-55). Esto, que para los que empiezan a ver básquetbol puede resultar positivo, es el dato que convierte a los Spurs en indestructibles. Todos pueden ser la espada en el cuello del rival. Los convierte en impredecibles dentro de un sistema estricto. Bienvenido, nuevamente, el básquetbol de múltiples piezas a las Finales de NBA.

Los números, a esta altura, no paran de sorprendernos. Los equipos que toman una delantera de 2-0 en las Finales de NBA ganan las series en el 90.3% de las veces (28-3). Claro que el Heat ganó 12 partidos de playoffs en fila tras sufrir una derrota, venciendo a sus oponentes por un margen de 15.4 puntos (185/12). Con el aliciente de que en la era del Big Three de LeBron, Wade y Bosh, el Heat está 5-0 en partidos de postemporada luego de una derrota, los Spurs intentarán quebrar ese maleficio. El AT&T Center buscará, este domingo, disfrazarse de Álamo ante los ojos de sus fanáticos.

¿Podrá San Antonio conseguir el objetivo? ¿Miami seguirá con su tendencia ganadora? Un nuevo capítulo de las Finales de NBA se pone en marcha.