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El reto de Brasil 2014: México, atrapado por una obsesión

ESPN MAGAZINE

MÉXICO -- México llega a Brasil 2014, el Mundial número 15 que disputará, con un yunque en la maleta: la exigencia de alcanzar los cuartos de final, una asignatura casi obsesiva en un entorno cada vez menos interesado en el muy subjetivo análisis de las formas y muy juiciosa en lo referente a los resultados de una selección siempre bajo el ojo crítico de quienes la acusan de excesivamente burgués y aún incapaz de haber desarrollado el potencial que sus detractores creen, quizá nublados por una seductora ilusión que por realidades, puede alcanzar.

En las anteriores 14 participaciones mundialistas del Tricolor, sólo en dos ocasiones se llegó a los cuartos de final de la Copa del Mundo. Ocurrió en las ediciones jugadas en casa: México 70 y México 86, en tiempos de un balompié aún romántico, de jugadores fieles a sus clubes y donde el atleta con futbol de granito aún no superaba al genial arquitecto de fantasías. Tiempos que no volverán.

Miguel Herrera, técnico del seleccionado mexicano, ve el compromiso próximo con el fino ojo de un relojero: "Sabemos de la exigencia por llegar al famoso quinto partido (cuartos de final) y los aficionados están en su pleno derecho de presionar para ello. Nosotros vamos más allá, nuestro compromiso es máximo y por ello viajamos con la idea e ilusión de alcanzar la final", dice en uno de sus arrebatos competitivos. Así ha sido siempre el llamado "Piojo".

En aquellos tiempos del barroco futbolístico, cuando México accedió a la instancia que lo tiene obsesionado desde hace al menos cuatro mundiales, la Copa del Mundo era diferente. En 1970 participaron únicamente 16 selecciones, esto es, la mitad de equipos de hoy en día, las cuales se alojaron en cuatro grupos, lo cual permitió a los participantes instalarse en los cuartos de final tras salir airosos de la primera fase.

Para 1986, las condiciones ya fueron un poco más complicadas. Con 24 selecciones, actualmente están inscritas 32, el Tricolor aprovechó las bondades de ser anfitrión. Bélgica, Irak y Paraguay formaron su grupo y sufrieron las consecuencias de jugar al mediodía en la altura de la Ciudad de México. El Tricolor alcanzó los octavos de final y debió medirse, gracias al amable sorteo, a la también muy accesible Bulgaria. El colofón es muy conocido: la selección cayó en la tanda de penaltis frente a una Alemania fundida por el calor de Monterrey. Nunca más ha habido cuartos de final.

Ricardo Peláez, director deportivo del Tricolor, se mantiene en sintonía con las aspiraciones del técnico Miguel Herrera. "Sí, tengo claro que hoy en día la gente tiene expectativas altas en torno a la selección; de hecho nosotros también y pienso que así debe ser. Uno debe pensar permanentemente en alcanzar lo más grande y si los muchachos asimilan bien los conceptos de Miguel Herrera y se mantiene el grupo unido, ilusionado y comprometido que tenemos, estoy seguro de que lograremos alcanzar los objetivos".

Los objetivos a los cuales se refiere el ex jugador, mundialista en Francia 1998, son soñar con llegar lo más lejos posible, "no sólo al famoso quinto partido, sino ganarlo", dice, sabedor de la dificultad de avanzar en un grupo donde, además del anfitrión Brasil, están alojados junto a Croacia y Camerún.

De avanzar en su grupo, el cruce encontrará a México con dos potencias: España y Holanda, o una sorpresa: la ilusionada selección chilena, de la cual pocos descartan una campanada.

"Lo del quinto partido no es lo fundamental. A un Mundial se va a competir y con la idea de alcanzar los objetivos trazados por el técnico y la comisión de selecciones nacionales. Si a algún futbolista le pesa la presión del entorno por alcanzar el famoso quinto juego, entonces no debe ir al Mundial porque no está preparado", dice Manuel Lapuente, estratega de México en la Copa del Mundo de Francia 98.

Para Lapuente es importante analizar las formas y los cómos. Cree, al igual que su expupilo Ricardo Peláez y el técnico Herrera, en llegar a la gran cita con objetivos claros: "Lo primero es avanzar en la fase de grupos, porque si no se consigue la clasificación a la segunda ronda sí será un fracaso", dice antes de agregar: "México debe llegar con la mira en lo más alto, en pelear cara a cara con los grandes, y en eso apoyo a Herrera y Peláez, porque así lo han manifestado".

Quien también ve aquello del quinto partido como una quimera es Jared Borgetti, actual especialista de futbol en ESPN y dos veces mundialista (Japón-Corea 2002 y Alemania 2006). "Es algo que se le ha metido a la gente, en parte porque eso se dice mucho en los programas de televisión o de radio y también se escribe frecuentemente en los periódicos y eso se le queda grabado al aficionado. La verdad en muchas ocasiones nos dejamos llevar por el hecho de conseguir algo sin analizar el cómo lo conseguimos, y en ese renglón, creo que a la gente de futbol sí le importa más el cómo llegas a tu meta".

ESPN: ¿Siempre debe prevalecer el cómo se consiguen las cosas?
BORGETTI: Bueno, existen ocasiones, por supuesto, en las cuales el cómo llegar a alcanzar tu meta ya no es tan importante, por ejemplo, cuando juegas una final. Ahí lo fundamental es ganar, porque ya no hay nada más después de ese juego. Pero en situaciones como las de México, en las que aún está creciendo en busca de dejar sensaciones importantes, la mejor forma de lograrlo es con bases, fundamentos y buenas actuaciones. Desde mi punto de vista, a México le debe interesar más el cómo juega su Mundial a simplemente decir: "Llegué al quinto partido", porque ahí cabe cuestionar: "Está bien, quinto partido, pero ¿qué ganaste?".

ESPN: Selecciones como México, cuya realidad las coloca lejos del campeonato del mundo porque aún está uno o dos escalones por debajo de las reales potencias, ¿a qué deben ir a una Copa del Mundo?
BORGETTI: A crecer, a aprender y a mostrar el avance que se tiene, porque claro que se tiene. El hecho de que haya más futbolistas en el extranjero y la edad de los jugadores que debutan en la Primera División e incluso en la Selección Mexicana haya bajado, nos permite hablar de un crecimiento. México debe emplearse más en ver cómo llega que hasta dónde llega.

Jared se inclina a pensar en la falta de paciencia en el entorno del Tricolor y ejemplifica con el caso de España, sin pretender entrar en comparaciones de características y talento en de los jugadores de la Selección Mexicana y La Roja. "¿Cuántos años le llevó a España ser lo que es? Pasó muchísimo tiempo para que se convirtieran en la potencia del presente y eso que allá siempre han tenido una liga donde juegan los mejores futbolistas del mundo. Creo que en México hay muchas cosas por mejorar. La base es la Liga y ahí es donde deben verse los cambios, tanto en el nivel de los futbolistas mexicanos como en la calidad de los refuerzos que llegan desde el extranjero".

Francisco Gabriel de Anda, de igual forma analista de ESPN y mundialista en Japón-Corea 2002, también ve esa obsesión del quinto partido como un problema de cultura futbolística. "Cuando la gente no está bien informada desafortunadamente puede hablar cualquier cosa. Mira los antecedentes de equipos que fueron garbanzo de a libra: Suecia o Bulgaria en 1994, o Grecia en la Eurocopa que ganó en 2004, lo cual terminó por ser realmente increíble, pero después no sucedió nada con ellos. En sus ligas el nivel es pobre y en el escaparate internacional son equipos sin trascendencia, por eso no es tan importante el lugar que ocupas, sino la base que dejas y lo que sigues trabajando. Es más, pienso que hablar de un quinto partido como objetivo máximo te limita mucho. Quienes sólo exigen un quinto partido son más conformistas que nadie, porque a un Mundial se debe llegar con la mente puesta en jugar la final, después veremos qué pasa. Ganar un quinto partido no te marca, ahí tenemos, además de los ejemplos que ya mencioné, a Corea del Sur y Turquía en el Mundial de 2002, ¿qué pasó con ellos después? Pensar sólo en un quinto partido es muy limitado".

Ante esto, tanto el técnico Miguel Herrera como el director deportivo de la Selección Mexicana luchan por hacer ver a los jugadores del Tricolor mundialista la parte idílica del fútbol. Ricardo Peláez acude a ello como una premisa fundamental para liberar de estrés a los suyos. "El futbol no lo puedes sufrir, lo debes disfrutar y más a estas alturas", subraya casi como si de un evangelio se tratara.

ESPN: Sabemos que no es una persona que guste de apostar, pero si tuviera que hacerlo, ¿apostaría por la clasificación de México a la segunda ronda o preferiría guardar su dinero?
PELÁEZ: Por supuesto que apostaría, lo haría porque soy optimista y veo ilusión y compromiso en el grupo que hemos formado.