Mario Palafox
Enviado
10y

Brasil y Argentina jugaron su primer duelo: en la tribuna del Maracaná

RÍO DE JANEIRO -- Fuiste construido para el Mundial de 1950, pero cuando se esperaba que tu bautizo en el mundo fuera de plácemes, de orgullo, porque fuiste edificado para ser el estadio más grande del orbe, la historia deparó otro final; la peor tragedia para el futbol brasileño. Albergaste cuatro victorias de Brasil, dos de España y una más de Inglaterra en ese torneo.

Y el 16 de julio de 1950, cuando se esperaba la fiesta más grande en Río, Uruguay te sorprendió a ti y a tu selección. Los charrúas ganaron dos por uno, representaste la desdicha más grande para 200 mil personas que presenciaron aquel encuentro. Fueron ocho partidos de aquella Copa del Mundo. Y después te convertiste en mito.

De ser bautizado como Estadio Municipal en 1950, cambiaste de nombre, en 1964, para honrar al periodista Mario Filho, quien luchó para que pudieras ser construido. En ese intervalo de tiempo, el presidente de FIFA, Julies Rimet, te llamó el Coliseo de Brasil. Y ahí empezaron a contarse tus historias.

Eras un lugar común para el brasileño que le gustaba el futbol. Eras el lugar perfecto para los niños de las favelas, los brasileños de la clase humilde, que entraban a presenciar partidos de leyendas a un precio popular. De hecho, a un costado tuyo se encuentra la Favela Mangueira, sólo los separan 500 metros.

Viste el gol mil de Pelé, un 19 de noviembre de 1969 con la camiseta del Santos. Y después comenzó tu cambio. Algunos lo nombran tu evolución. En 1995, todavía tenías capacidad para 175 mil personas, en el 2000 redujeron los asientos a 125 mil. Cinco años después fuiste reconfigurado para acomodar a 85 mil y estar listo para los Juegos Panamericanos. Y después llegó tu gran metamorfosis. Estuviste inhabilitado dos años y ocho meses para albergar tu segundo mundial.

La inversión ronda los 500 millones de dólares. Eres un lujo ahora.
Ya no observamos a los niños de antaño de las favelas ni a la clase popular brasileña. Ahora eres un ostentoso estadio que ha resurgido para vivir su segunda historia mundialista. Y como la historia no es perfecta. Otro rival pisa tu césped. Se trata de Argentina y su hinchada, que ha comenzado con los cánticos que los caracterizan. Se ha escuchado su himno y no el tuyo. Pero tu afición te defiende.

El gol del rival cayó rápido, a los 144 segundos, para convertirse en el autogol más rápido de los mundiales. Eso no ayudó. "Vamos ... Vamos .. Argentina, Vamos... Vamos a ganar", soltaron los rivales. Y continuaron: "Messi ... Messi". Tus compatriotas respondieron: "Soy Brasileño … Con mucho orgullo … Con mucho amor". Los cariocas festejaban cuando Bosnia tenía el rival y se oían Oles, pero los argentinos no se quedaban callados: "Brasileiro … Que amargado se te ve; Maradona es más grande, es más grande que Pelé".

Todo mundo espera que esta vez albergues una Final entre Argentina y Brasil y la historia de hace 64 años sea diferente. Y esta vez, el 13 de julio, Brasil levante la Copa del Mundo. No importa que Argentina cuente con Messi. Tú tienes a Neymar.

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