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Croacia, el futbol que nació en la guerra

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MÉXICO -- El futbol de Croacia es hijo de la guerra. Se gestó en el vientre de los Balcanes, el ombligo de Europa, la región que hace justo cien años fue el epicentro de la Primera Guerra Mundial y que años más tarde fue la sede de muchos conflictos religiosos, étnicos y, por supuesto, armados.

Entre 1940 y 1944, el Estado Independiente de Croacia disputó 19 partidos amistosos bajo el registro de la FIFA. El mundo vivía tiempos convulsos. Los acomodos posteriores a la Segunda Guerra Mundial repartieron a los croatas como parte de la República de Yugoslavia.

Los jugadores representaron esa bandera y participaron en la Liga Yugoslava hasta 1990. Para entonces, la región era una olla donde se cocinaba la violencia y el futbol era un pretexto perfecto para detonarla.

En la explanada que lleva al estadio Maksimir de Croacia hay un monumento, que dice al pie: "A los aficionados de este equipo, que comenzaron la guerra con Serbia en este campo". Era la primavera del 90 y el Dinamo de Zagreb enfrentaba al Estrella Roja de Belgrado, en una rivalidad que se había enrojecido en los últimos años.

El contexto era complicado: Croacia estaba muy cerca de votar un referendo para decretar su independencia. Los serbios, los rivales del momento. Los ultras del Zagreb –conocidos como los Bad Blue Boys- apilaron rocas y se prepararon para la batalla. Los aficionados del Estrella Roja trajeron ácido para cortar las rejas del estadio. La batalla duró varias horas en el campo y en la calle. El jugador Zvonomir Boban lanzó una patada voladora contra un policía yugoslavo que intentaba arrestar a un croata. Los jugadores del Estrella Roja tuvieron que ser evacuados en helicópteros.

Ahí comenzó una intensa guerra que derivó en 1991 con la separación de Yugoslavia en cinco repúblicas independientes. El 16 de mayo de aquel año los yugoslavos incluyeron por última vez jugadores croatas en su equipo para enfrentar a Suecia. Meses después Croacia reiniciaba su historia en la vida política, social y futbolística.

A mediados de 1992 fue admitido por la UEFA y por la FIFA, quien la acomodó en el lugar 125 de su ranking.

Entonces viene la historia conocida. Los croatas se clasificaron a la Eurocopa de 1996 y perdieron contra Alemania en los Cuartos de Final. Era la época de su generación dorada, que dos años más tarde quedó en el tercer lugar del Mundial de Francia, tras cobrar venganza contra Alemania, perder contra Francia en Semifinales y vencer a Holanda en el juego de consolación. Había en la alineación apellidos célebres como Suker, Prosinecki, Bilic y Boban. Los croatas cerraron ese año en el tercer lugar de la clasificación de la FIFA.

Desde entonces no han podido repetir la gesta. En los Mundiales de 2002 y 2006 no rebasaron la primera ronda y en 2010 ni siquiera fueron invitados a la fiesta. Hoy vuelven a Brasil con ansias de renovar sus gestas y con su incansable espíritu guerrero en el bolsillo.