<
>

Camerún y una antigua receta

Mexsport

BUENOS AIRES -- "Pin, Pin, Pin, le hablo desde una famosa reserva de leones y elefantes de Àfrica. Dra. Dreyfus, responda, por favor".

El llamado, a las tres de la mañana, me hizo saltar de la cama. En la oscuridad total, escuché fuertes alaridos de tigres y extraños ruidos que, imagino, serían los que producen los elefantes con su trompa. Además se escuchaba un ruido de tormenta, con relámpagos, viento y truenos. Sentí que realmente me estaban hablando desde el corazón mismo del África misteriosa.

"Pin, Pin, Pin, desde el centro de la selva camerunense, debemos contactarnos con urgencia con la Dr. Dreyfus. ¿Quién está al habla? ¿Es Buenos Aires, República Argentina? Cambio y fuera, torre de control".

Pensé que era un sueño y prendí la luz del velador de mi pieza y me fijé en el reloj, eran las tres y media de la mañana. En África estaba amaneciendo. No será un secuestro virtual, telefónico, de estos que abundan por estos días, me pregunté un poco desconfiado. Pero decidí responder igual.

--Soy Washington Elphidio Cucurto, desde Buenos Aires. ¿En qué puedo colaborar con la misión? (¿Qué misión?, chanta, me respondí para mis adentros).
--Estamos enviando unos poderosos cócteles de semen de elefante, con hormonas y saliva de leones para darle a nuestros jugadores de Camerún que se nos despiden del Mundial.
--¡Pero si ya se fueron, Brasil los acaba de golear!
--¡¿Eh?! ¿Quién coños es usted?
--Ya le dije, el más grande especialista en deportes del continente Americano.
--Ockey. Necesitamos contactar a la Doctora Dreyfus. Es urgente, tenemos que enviar estos medicamentos que acabamos de lograr en nuestros laboratorios salvajes.
--¿Y si los ayudo qué? ¿Cuánto será mi pago?, les pregunté casi extorsionándolos.

No soy tonto y me di cuenta al instante que, si ese medicamento funcionaba, tenía que dárselos a nuestros jugadores para que ganen la Copa en Brasil. Total, los camerunenses o camerunianos, ya estaban afuera, completamente y vergonzosamente eliminados.

--Señor Cucurto... Este medicamento será la salvación del fútbol. NO queremos beneficiar a nuestro seleccionado, lo que queremos es mejorar el nivel futbolístico a través del espíritu, el tesón y la fuerza de nuestros representantes africanos.
--Ah, qué lástima que llegaron tarde. Ese medicamento le vendría muy bien a España y a Cristiano Ronaldo que lucen cansados, sin ganas, sin pasión...
--No estamos para chistes.
--Yo le llevaré los medicamentos a la doctora Dreyfus, pero a cambio necesito una cantidad de estos cócteles.
--¿Para qué?
--Eso es asunto mío.
--Le advierto que es muy peligroso. La automedicación puede llevarlo directo a la muerte.
--¡OH!

A los dos días me llegaron las pócimas mágicas del corazón mismo de África. Corrí a la AFA y le conté todo a un amigo cercano al círculo íntimo de la selección.

Me contestó que era un delirio, pero con El Jefe, lo iban a evaluar. Nunca pude saber quién era el verdadero Jefe de la AFA.

Cuando me volví reflexionando por Diagonal Norte y miraba a los metros la belleza del Obelisco. Pensaba en los jugadores camerunenses o cameruanianos que habían dejado todo en la cancha y que merecían un final mejor.
Una pena lo del equipo de Camerún, pero no puedo menos que dramatizar. ¿No nos pasará lo mismo dentro de muy poco?