<
>

Neymar: la importancia de una ausencia que sufre todo Brasil

FORTALEZA (Enviado especial) -- Nunca antes una Selección brasileña semifinalista de una Copa del Mundo dependió tanto de un jugador como este equipo depende de Neymar. Ni siquiera en las épocas de Pelé o de Garrincha, una sola individualidad fue tan determinante como el crack de Mogi das Cruzes es hoy. Por eso, su ausencia es mucho más que una mala noticia para el Scratch, representa la obligación de cambiar de forma de jugar, de plantear un partido.

Antes del Mundial, Brasil era el máximo favorito al título, quizás el único. El pentacampeón llegó a "su Copa" obligado a dar la vuelta olímpica, para enterrar el fantasma del Maracanazo que lo atormenta desde hace 64 años. Con el objetivo de intentar ser campeón, la CBF sentó en el banco de suplentes a un hombre ya consagrado: Luiz Felipe Scolari, quien armó una Selección alrededor del niño prodigio de esta generación. Porque Neymar fue "fabricado" para este torneo.

Desde su debut profesional en 2009, comenzó a pensar en este Mundial. Y no sólo él, sino todo el fútbol brasileño en general. Neymar se preparó para brillar aquí y todo Brasil se preparó para depender de Neymar. Fue una relación de mutua necesidad. La Canarinha necesitaba una estrella en la cual apoyar sus ilusiones y el ex hombre de Santos necesitaba un contexto como ese para desplegar todo su talento.

Neymar era el hombre perfecto para la difícil tarea. Habilidoso, goleador, carismático y, sobre todo, con una personalidad avasallante. Es el típico crack brasileño ante el cual hasta los rivales se inclinan. Es imposible no tenerle cariño y su talento se ve apenas toma contacto con el balón. Desde los Seleccionados juveniles, siempre fue la figura, el distinto, el único irremplazable.

Entonces, la dependencia se dio como algo natural. Aunque depender de un sólo futbolista nunca es algo bueno, nadie en la Selección brasileña dudó en darle al Diez toda la responsabilidad. Mano Menezes lo hizo el poco tiempo que estuvo en la dirección técnica y Scolari lo potenció. Todo debía pasar por Neymar, él tenía la llave del equipo y él era el responsable de cada situación de ataque.

La Copa Confederaciones fue la primera muestra clara de esto. En ese campeonato se gestó el once titular que salió a la cancha en el Mundial. Es cierto que Neymar ya había intentado ganar su primer título grande con la Verdamarela en los Juegos Olímpicos de Londres, pero aquel plantel no fue concebido como el de la Confederaciones. Apenas se hizo cargo, Scolari dejó en claro la relevancia que tendría Neymar en su idea de juego. Y lo demostró en dicho certamen.

Una defensa sólida, con cracks de trascendencia internacional y una delantera sin grandes nombres pero con capacidad de sacrificio. Eso pensó Felipao. Y el plan le salió a la perfección, porque ganó de punta a punta ese ensayo general de la Copa del Mundo. Primero, le dio la Diez a Neymar y después empezó a llenar casilleros. David Luiz y Thiago Silva, dos laterales clásicos, un mediocampista central defensivo, un volante de salida, Oscar para que se asocie con Neymar pero también para que retroceda, Hulk y Fred.

Como se puede ver, no hay nombres rutilantes en la Selección brasileña. Sobre todo si se compara con, por ejemplo, la de 2002, que tenía a Ronaldinho, Rivaldo y Ronaldo. Este conjunto tiene un crack y muchos actores de reparto que se sacrifican para que el crack brille. Hulk y Fred pelean contra los centrales rivales, arrastran marcas y corren. Oscar busca asociarse con Neymar, pero también retrocede para llevar el balón al Diez. Paulinho o Fernandinho se mueven por todo el centro del campo con el objetivo de quitarle responsabilidades a la figura. Así se armó Brasil y así jugó en su Mundial.

Sufrió en casi todos los encuentros, pero logró el primer objetivo: quedarse hasta el final. Después de tres victorias y dos empates, se metió en semifinales, donde enfrentará a Alemania. Era la semi esperada, el gran problema es que deberá afrontarla sin Neymar, el máximo goleador del equipo con cuatro tantos. Al final, el plan perfecto no era tan perfecto.

Durante esta Copa, Neymar jugó sin posición fija y eso le generó un verdadero problema a todos los rivales. A veces jugó detrás de la mitad de cancha para tomar contacto con la pelota antes y así darle aceleración al ataque. En otras ocasiones partió desde el campo rival para intentar romper líneas con gambetas o con pases al espacio. No fue enganche, pero tampoco delantero ni mediapunta. Se movió con libertad, gracias al trabajo ofensivo que realizan Hulk y Fred. Además, su movilidad le quitó referencia a los defensores. Ha sido peligroso con pelota dominada y también como oferta de pase para cualquiera de los mediocampistas. Generó situaciones y las concretó. Hizo todo.

Sin él, Brasil pierde a su principal argumento para ser campeón. Así de simple. La fractura de la vértebra que tanto dolor le causó en el césped del estadio Castelao también le dolió a los más de 200 millones de brasileños, porque saben que sus opciones bajan y mucho sin Neymar. Ahora, deberá verse la mano de Scolari, porque ya no podrá seguir jugando así, con un futbolista como eje en cada ataque. Porque está claro que no hay otro como Neymar, pero tampoco hay un armador de juego especialista.

No hay nada confirmado, pero en su lugar podría ingresar Bernard, un atacante muy rápido y escurridizo pero sin el talento ni la aceleración del Diez. Ahora, Brasil tiene que hacerse todavía más compacto como equipo. Sus mejores elementos hasta el momento fueron los centrales, que incluso se vistieron de goleadores cuando el juego lo necesitó. Pero, para más preocupación, ante Alemania tampoco estará Thiago Silva, una baja casi tan significativa que la de Neymar. En suma, Brasil está muy complicado de cara a la semifinal.

Alemania es una Selección firme, sólida, bien formada y con pocos puntos flacos. Sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Tiene grandes individualidades y también funciona como conjunto. Hoy, aunque parezca mentira, Brasil no llega a la semi como favorito. Deberá tener la mejor actuación colectiva del Mundial para meterse en la octava final de su historia. Porque ya no tendrá a la estrella, al hombre cuyo principal objetivo era levantar esta Copa.