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Historias mínimas

Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Federer: pasado, presente y futuro
Miró hacia atrás y puso su cabeza en 2001. En sus vitrinas, apenas el título de Milán y solo tres triunfos en Wimbledon, unos días antes conseguidos ante Christophe Rochus, Xavier Malisse y Jonas Bjorkman. Y se venía el duelo ante Pete Sampras. Eso sí, contaba con un interesante paso por juveniles que marcaba un prometedor futuro por el circuito. 13 años después, los logros a la vista: 17 Grand Slam, entre ellos siete coronas en el All England Club.

Miró el presente y puso su cabeza 2014. Recorrido ajeno, patrón conocido: con apenas un puñado de triunfos en ATP, accede a jugar su primer Wimbledon. Triunfos sucesivos ante Stephane Roberts, Richard Gasquet, Jiri Vesely y -el bombazo- Rafael Nadal. Con enormes antecedentes y llamado a ser uno de los dominadores de la escena en los próximos años. Y un posible duelo ante Federer en la Catedral. Nick Kyrgios, la revelación detrás de las comparaciones.

"¿Tuviste una historia similar?", le consultaron a Roger en conferencia. Y el suizo se sumó a la sensación del certamen. "Sí, en 2001 viví un gran momento. Fue mi primera vez en la cancha central. Y la primera y única vez que jugué contra Pete [Sampras]. Enorme ocasión. Cinco sets, contra mi gran ídolo. Lo tuvo todo", remarcó.

Rememorando lo sucedido hace más de una década, Federer se envalentonó con la idea de pasar el mando. "Claro que me gustaría jugar contra él [Kyrgios]. Estuvo en Suiza entrenando conmigo previo a Roma. La pasamos muy bien y practicamos con mucha intensidad. Ya lo había visto jugar increíble en el Abierto de Australia".

Y siguió: "Sería genial que juegue semifinales aquí con el ranking que tiene. Sería una historia increíble. Nos gustan este tipo de historias de vez en cuando en el mundo del tenis, un joven subiendo tan rápido...".

Finalmente, el duelo Federer-Kyrgios no se dio. Y la analogía no pudo ser completa, pero seguramente no faltará oportunidad. El recambio está en marcha. Quedó claro en Wimbledon.

El campeón, en todos los detalles
Uno de los grandes partidos del nuevo N°1 del mundo y rey de Wimbledon 2014 estuvo fuera de la cancha central: en cuartos, Novak Djokovic venció en cinco mangas a Marin Cilic tras estar 2-1 abajo en sets, "desplazados" ambos a la Cancha 1 por Andy Murray, el niño mimado de la Catedral, que continuaba su defensa ante Grigor Dimitrov en la pista principal.

Pero mientras Djokovic y Cilic libraban su propia batalla, el espectáculo del court central invadía al resto del All England. Y el murmullo, inevitable y literalmente, resonaba en la misma Cancha 1: "Era un ruido tremendo, una distracción constante. Para ambos. Pero por momentos era demasiado", describió el serbio post partido. "Yo traté de no darle importancia porque por entonces estaba ganando, pero vi que Novak se quejó varias veces -completó Cilic-. Lamentablemente es algo contra lo que nada puedes hacer desde la cancha".

Lo cierto es que Djokovic sí tenía un plan de desactivación. Medio en broma, medio en serio, el serbio explicó: "Con Andy perdiendo en sets corridos, todos querían ver qué pasaba. Inclusive los que estaban en nuestro juego. En un momento le dije al umpire: 'Frenemos este partido, pongamos el otro en la pantalla hasta que termine y luego seguimos. Va a ser mejor para todos...'".

El saludo más largo de Wimbledon
Octavos en el All England. Stanislas Wawrinka lleva dos sets de ventaja ante Feliciano López, que en el arranque del tercero deja una pelota en la red y suelta la descarga: "Bravo, bravo, ¡aplaude, hombre! Aplaudan todos", brama sarcásticamente mientras el suizo se prepara para el siguiente punto. "Bravo, hombre. Perfecto. Fantástico", repite ante otra serie de errores que lo dejan 2-3.

Wawrinka mira de reojo y mueve la cabeza como reprobando la escena. En el cambio de lado, lo hace explícito con el umpire, Mohamed Lahyani, y este se lo transmite a López. "¡Pero no le estoy hablando a él!", se defiende el español. "Lo sé, pero igual puede molestarle". "Oh, vamos, por favor...".

De inmediato habría más: sirviendo Feliciano 2-3 y 30-40, Wawrinka lo frena antes de sacar, señalando un sector del público al grito de "Todavía están hablando". El español es ahora quien mira con descrédito. Lahyani vuelve a intervenir y el partido sigue.

Pero tras el 7-6, 7-6, 6-3 final de Wawrinka, el protocolar saludo en la red se extiende por casi un minuto de charla cara a cara: "No puedes gritar todo el tiempo 'bravo, fantástico'", reprocha el vencedor. "Pero no es contra vos", vuelve a subrayar López. "Está bien, pero si me molesta lo digo", cierra el suizo.

Post partido, de todas formas, el helvético buscó desarticular la controversia: "No fue nada importante. Era un juego con mucha tensión, sobre todo después de dos tiebreaks. Los dos quisimos ganar a toda costa y en el final simplemente hablamos de lo que había pasado. No más que eso".

Ni su madre le tenía fe...
19 años. Primera vez en Wimbledon. Primera vez ante un N°1 del mundo. Un puñado de torneos profesionales sobre sus hombros. Todo en contra. ¿Algo más? Sí, su propia madre. "Anoche leí un comentario de ella diciendo que Rafa [Nadal] era demasiado bueno para mí". La frase salió de boca de Nick Kyrgios minutos después de vencer, justamente, al español en los octavos de final.

"La verdad, me enojó un poco", se explayó el australiano, quien unas rondas antes había derrotado a Richard Gasquet en cinco sets, tras levantar nueve puntos de partido. "Yo sólo creo en mí mismo y pensé que tenía algunas oportunidades [ante Nadal]", marcó Kyrgios.

-¿Hablaste con tu madre después de la victoria?
-Todavía no.
-¿Cómo se lo vas a contar?
-Le voy a mandar un mensaje de texto con una cara sonriente.

Su madre aprendió la lección. Ahora, confianza plena en su chico. Los avales ya los tiene. Es Top 70 y jugó cuartos de final de un Grand Slam. "Eso espero", aventura la joven sensación del certamen londinense.

Leyendas sobre césped
Sandor Noszaly hizo otro intento para seguir trascendiendo. El húngaro que tiene 42 años fue 95º en 1995 pero a partir de ese pico comenzó su debacle paulatino en torneos Grand Prix, Challengers y Futures. El último año que jugó dos torneos fue en 2001, pero probó suerte en 2003, 2004 y 2010. Olímpico como su padre homónimo (quien compitió en salto en alto en 1960), fue clave para vencer a Argentina por Copa Davis 1993. Ahora aprovechó su residencia en Los Ángeles para presentarse en Newport, último ATP de césped, para jugar la qualy, pero cedió ante el zimbabuo Takanyi Garanganga.

¿Su balance? En diálogo con ESPNtenis.com, asumió: "Estoy jugando con muy buen saque y volea. Pero no tuve tanta suerte, porque tuvimos mucho viento, sin oportunidad de jugar. Pero todavía puedo servir a 210 kilómetros por hora el primer servicio y 185km en el segundo, y mi volea es mucho mejor de lo que era cuando era joven", respondió con una sonrisa, aunque apenas había sumado una victoria sobre césped en su carrera profesional. ¿Seguirá intentando?

Otro que trascendió esta semana fue Jamie Delgado. El británico batió récord en Wimbledon: junto a Gilles Muller (su pupilo de 31 años) formó parte del cuadro de dobles, siendo esta la 23ª edición consecutiva que lo tiene como como protagonista del torneo.

Con sus 37 años, se recuerda que entre 1992 y 1995 jugó la versión Junior y que desde 1995 hasta la fecha jugó en mayores, ya sea en singles o dobles. Hasta esta temporada, compartía el récord con Mark Knowles, que en esta edición apenas formó parte de una exhibición. Sin embargo, estuvo lejos de ser el más longevo del torneo, rótulo que le quedó a Kimiko Date Krumm, de 43.

Tiempos modernos
Mientras Andy preparaba su duelo de cuartos ante Dimitrov, Judy Murray viajaba en el tiempo. Lejos del All England, lejos de los flashes, pero con el sello deportivo siempre presente y un recuerdo bien familiar: las primeras competencias de sus hijos. ¿Torneos infantiles? ¿Escolares? Más cerrado el círculo, todavía: los juegos de entrecasa.

"Inventábamos cualquier cosa. Ping pong en la mesa de la cocina con cajas de cereal o tenis con un globo y el sillón como red. La idea era que se divirtieran. Además ellos creaban sus propios sistemas de puntos y así iban aprendiendo a competir", recordó Judy, en el marco de un nuevo programa de la Asociación Británica para sumar al deporte a chicas de entre cinco y ocho años.

Y agregó: "Siempre me preocupé por jugar activamente con ellos, lo que sea que fuera. Pero hoy creo que no todo padre se preocupa en hacer eso. Es mucho más fácil ponerles un DVD para que se entretengan. Hoy los padres suelen tener más plata y menos tiempo, entonces le pagan a otra gente para que haga esas cosas con sus chicos".

Fuertemente vinculada a la carrera de Andy y al tenis británico en general, Judy también opinó sobre la llegada de Amelie Mauresmo a la vida profesional de su hijo: "Creo que el circuito necesita más entrenadoras. Andy ciertamente lo ha puesto en debate. Es algo que demuestra que si una mujer tiene la habilidad, el conocimiento, la experiencia y la personalidad indicadas, entonces no hay razón para que no pueda ocupar ese lugar en cualquier deporte de elite".