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Argentina puede controlar a Holanda

SAO PAULO (Enviado especial) -- Durante los meses (y años) previos la Copa del Mundo, todas las dudas alrededor de la Selección Argentina tenían que ver con el sistema defensivo. Se dijo una y otra vez que la delantera era una de las más potentes del planeta, pero que la última línea ofrecía muchas más dudas que certezas. Se habló de "manta corta", de falta de jerarquía individual y de insalvables problemas colectivos. Se le intentó enseñar a Alejandro Sabella cómo armar el equipo, se quisieron bajar y subir jugadores, se escribieron cientos de líneas al respecto. Sin embargo, cuando llegó el momento más importante, la defensa albiceleste dio la talla.

En el partido de cuartos de final frente a Bélgica, Argentina se mostró como un equipo sólido y confiable, como si desde siempre hubiese estado armado "de atrás para adelante". Aquellas desantenciones que preocuparon en las Eliminatorias desaparecieron y toda la estructura de la Selección funcionó para darle más seguridad a la línea de cuatro. Desde el último delantero hasta el arquero, todos trabajaron para solidificar una idea. Y Argentina jugó bien.

En lo que va del Mundial, el combinado nacional sufrió sólo tres goles en contra. Sin embargo, en la primera fase volvió a mostrar algunos problemas defensivos, sobre todo en el retroceso. Es que en realidad las fallas no eran sólo de la última línea, sino de todo el conjunto. En el mediocampo, Javier Mascherano estaba demasiado sólo en la contención y Fernando Gago no es un jugador de recorrido como achicar espacios. Entonces, los rivales aprovechaban la distancia entre líneas y allí complicaban. Eso fue solucionado en gran parte con el ingreso de Lucas Biglia.

Contra Bélgica fue la mejor actuación de Argentina en la Copa del Mundo, sin lugar a dudas. No fue contundente ni estuvo cerca de golear, pero controló el juego de principio a final y casi nunca el triunfo estuvo en duda. La razón principal de esto fue el buen rendimiento de cada uno de los jugadores, pero también influyó la inteligencia y decisión del entrenador, que cambió cuando tuvo que cambiar.

Federico Fernández se mostró muy nervioso, apurado e inseguro contra Suiza y Gago no logró afirmarse en todo el torneo. Sabella vio esto y decidió cambiar a ambos por dos futbolistas de jerarquía, probados en el primer nivel internacional. Martín Demichelis aportó tranquiliad, solidez, aplomo y además potenció el trabajo de Ezequiel Garay en la zaga central. Por su parte, Lucas Biglia fue mucho más útil que su reemplazado, ya que además del pase seguro, le dio más aire al mediocampo y fue vital para ayudar a Mascherano en la recuperación.

Hoy, Argentina juega con cuatro defensores, dos volantes de recuperación que además son precisos para pasar y generar contragolpes, un mediocampista de ida y vuelta como Enzo Pérez y tres delanteros. La baja de Angel Di María sin dudas es para lamentar, pero el ingreso de Pérez también servirá para darle todavía más solidez a la estructura defensiva. Además, Ezequiel Lavezzi o Rodrigo Palacio también han trabajado en la marca y hasta Lionel Messi se sacrificó contra Bélgica. Es decir que la mejora de la defensa es en realidad la mejora de la Selección toda.

Pablo Zabaleta es quien más se suma al ataque, aunque lo hace con mesura. Su primera función es cerrar el lateral derecho y después, cuando las circunstancias lo permiten, convertirse en salida. Los centrales ante Holanda serían los mismos que contra Bélgica: Ezequiel Garay y Martín Demichelis. El zaguero de Zenit se ha destacado como uno de los mejores del campeonato, por regularidad, inteligencia y firmeza. En tanto, el jugador de Manchester City le dio jerarquía y tranquilidad a la última línea. En la izquierda, volverá Marcos Rojo, uno de los mejores rendimientos individuales de Argentina. El ex Estudiantes será clave con su velocidad para controlar a Robben.

A esa línea de cuatro cada vez más sólida desde lo individual y colectivo, se suma el trabajo invalorable de Javier Mascherano. El número 14 fue uno de los jugadores más destacados del equipo en torneo el torneo. Por su trascendencia futbolística y por todo lo que representa su liderazgo. Es importante para unir líneas y también es el encargado de cortar el circuito rival antes de la zona de fuego. Su sacrificio es vital y además tiene un porcentaje de pases completados altísimo. Su presencia le da aún más seguridad a los defensores. Además, la inclusión de Lucas Biglia le otorgó mayor y mejor compañía en el mediocampo.

Argentina se medirá con uno de los mejores ataques de la Copa del Mundo, pero lo hará en el mejor momento de su sistema defensivo, por rendimientos individuales y por confianza colectiva. Por lo demostrado en los últimos partidos, la estructura de la Albiceleste está en condiciones de controlar el juego holandés, aunque deberá mantener el nivel y la concentración.