Jordi Blanco
Corresponsal
10y

Se fue uno de los Nuestros

BARCELONA -- El periodismo argentino está de luto. Y también el catalán. Y el madrileño. Todo el periodismo, sin excepción. El Mundial de Brasil no podía acercarse a su conclusión de una manera más macabra. Se llevó a Jorge López, aun periodista enorme, una persona excepcional, un chaval de 38 años que dejó a su paso tantos amigos como personas conoció. Porque nadie podría no ser amigo del Topo.

Era uno de los nuestros y seguirá siendo uno de los nuestros. Un tipo capaz de entrevistar a Maradona, Di Stéfano, Messi o a cualquier deportista anónimo con la misma ilusión. Un reportero que no robaba plano al entrevistado porque sabía su trabajo como nadie. Un colega, mayúsculo, que dignificó la profesión y que solamente era mejor persona que periodista.

A Jorge López le mataron en Sao Paulo la madrugada de este miércoles. Una cruel casualidad quiso que el taxi en el que regresaba a su hotel fuera arrollado por un auto robado que huía de la policía. En ese instante sus sueños se detuvieron de golpe y la pesadilla se apresuró a aparecer en todos quienes le conocieron.

Jorge, Topo, Topito, vivía en Buenos Aires pero se dejaba caer con bastante frecuencia por España. Corresponsal del diario As de Madrid y del Sport de Barcelona, su personalidad nos alegraba en cada visita. No era de esos tipos que entraban al despacho del director, sino que el director debía salir a la redacción para sumarse a los abrazos y risas que Jorge repartía con todo el mundo. Porque era capaz de recorrer toda, entera, la redacción del diario saludando, abrazando y riendo con todos y cada uno de sus amigos.

Era especial entre los especiales. Era, también, anárquico, capaz de tenerte en vilo durante horas esperando una noticia, un redactado, para, luego, regalarte una maravillosa nota que ni hacía falta editar.

Y al otro lado del teléfono su risa contagiosa te arrollaba. Necesitar un teléfono, un contacto, una pista... Cualquier cosa, te dirigía hacia alguno de sus teléfonos móviles. Sabías, siempre, que movería cielo y tierra por ayudarte. Porque así era Jorge, un periodista mayúsculo, incapaz de negar su ayuda a nadie.
Fue él, Jorge López, el primero que tuvo a mano a Messi cuando nadie sabía de Leo. Lo mimó como solo lo hacen los grandes y jamás, con el tiempo, se aprovechó de esa relación tan especial que mantuvo con el crack.

Era un gran periodista. Pero era aún mejor persona. Y se ha marchado con 38 años, de manera tan cruel como inesperada, dejando un sentimiento de impotencia entre su mujer (también trabajando como periodista en el Mundial), sus hijos y todos aquellos que le conocieron, le trataron, abrazaron y festejaron sus alegrías o compartieron sus penas.

Este Mundial lo ganará quien lo gane. Pero lo hemos perdido todos.

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