Raphael Honigstein 10y

Tras la derrota, ¿qué le depara el futuro a esta selección de Holanda?

Holanda nunca ha terminado tercera en un Mundial, pero la oportunidad de ganar la "pequeña" final del sábado contra un equipo traumatizado de Brasil no sirvió de consuelo para Arjen Robben.

"Ese partido no podría importarme menos en este momento", dijo el delantero de 30 años después de la tanda de penales en São Paulo. "En mi opinión, directamente deberían abolirlo. En la Copa Mundial sólo importa una cosa: la Copa".

El defensor Ron Vlaar (Aston Villa), a quien le atajaron el primer penal, tampoco tenía consuelo. "Al final, estás aquí parado con las manos vacías", se lamentó el jugador de 29 años.

Bajo miradas tan críticas, el viaje a Brasil probablemente siempre estuvo destinado a terminar en decepción para La Oranje.

"Nadie creía que llegaríamos a la final [en el inicio del torneo]", dijo el DT Louis van Gaal tras el partido, con cierta justificación. El Elftal contaba con el "Triángulo de Oro" de Robben, Wesley Sneijder y Robin van Persie, pero no tenía mucho más en términos de creatividad o desequilibrio. En última instancia, no fue suficiente.

Tras un emocionante inicio contra España y Australia, fueron cada vez menos convincentes con el correr de cada partido y poco a poco se esfumaron. Holanda no encontró la forma de superar a Costa Rica en 120 minutos, y tampoco pudo con el cauteloso y vacilante equipo de Argentina. La estrategia defensiva de Van Gaal reconocía la falta de contundencia ofensiva de Holanda; el equipo fue armado para no conceder. Esta táctica le había dado buenos resultados en Brasil, ya que su contraataque había sido impresionante. Pero cuando Argentina no le dio los espacios necesarios para contraatacar, no tuvieron nada más en qué apoyarse -no el miércoles, al menos-.

"Tuvimos pocas oportunidades", dijo Robben.

Él fue quien tomó el brazalete de capitán de Van Persie, quien fue reemplazado a los seis minutos del tiempo extra tras otra actuación hastiada. El delantero del Manchester United posiblemente se haya visto afectado por un virus estomacal. Era difícil de decir. Hubo tan pocas incursiones holandesas al último tercio del campo rival que Klaas-Jan Huntelaar, el suplente de Van Persie, fue prácticamente invisible.

Como se imaginarán, Robben estaba enormemente decepcionado. Estuvo dolorosamente cerca de darles a los holandeses su primera Copa Mundial en la final de 2010, y aquí estuvieron a un par de remates fallidos de conseguir otra oportunidad. ¿Tendrá una nueva oportunidad para coronar su carrera? Resulta difícil imaginarlo arremetiendo contra los defensores en Rusia dentro de cuatro años, a la edad de 34.

No necesitó más que unos pocos segundos para poner las cosas en la perspectiva correcta durante la entrevista posterior al partido con la televisión holandesa. Robben sabía que este equipo había vivido en tiempo prestado, y que había llegado lo más lejos posible con el talento disponible. "Juntos hemos dado todo, todo, todo", afirmó. "Estoy increíblemente orgulloso de este equipo".

En el pasado, habríamos oído recriminaciones tras una salida tan mansa. La defensa habría culpado a la ofensiva repleta de estrellas, y viceversa, y la mitad del equipo habría culpado al técnico holandés por haber favorecido a la otra mitad. Pero este conjunto holandés se mantuvo unido hasta el final. Jugaron con la unión de los desvalidos y con la solidaridad de hombres que sabían lo que tenían adelante. Cada vez que Van Gaal los alineaba en una formación de 3-5-2, que a menudo se convertía en un 5-3-2 durante el partido, se reforzaba el mensaje de que este equipo no estaba preparado para dominar el balón o los espacios.

Durante su ciclo en el Bayern Munich, el técnico de 62 años una vez entró en el vestuario después de un partido de la Champions League agitando con orgullo la planilla de resultados de la UEFA. "¡FC Bayern ganó! ¡Ajax ganó! ¡Barcelona ganó! ¡Todos [éstos son] equipos de Van Gaal!" En cambio, esta selección de Holanda nunca fue un auténtico equipo de Van Gaal, y nunca pretendió serlo. Su estilo iba en contra de todo lo que representaba la escuela holandesa. Pero excepto por unos pocos detractores, todos en Brasil y en casa están conformes con la dirección que tomó el equipo. Simplemente no había alternativas viables, más allá de hacer el intento, al buen estilo inglés, con consecuencias potencialmente fatales al principio del torneo.

Los jugadores serán recibidos como héroes cuando regresen a Ámsterdam, sin importar el resultado del irrelevante partido por el tercer puesto en Brasilia. La mayoría de los aficionados tienen una comprensión instintiva de las capacidades y las limitaciones de su equipo; el tercer o cuarto lugar es un logro más grande del que cualquiera hubiera anticipado hace cuatro semanas.

Para los cinco jugadores de 30 años --Van Persie, Robben, Sneijder, Huntelaar y Nigel de Jong --probablemente haya sido la última oportunidad de ganar la Copa. Tampoco es probable que Van Gaal vuelva a dirigir al seleccionado holandés por tercera vez, a menos que tanto su etapa en el Manchester United como la de su sucesor en la selección de Holanda, Guus Hiddink, sean dramáticamente cortas.

Hiddink, de 67 años, ha elogiado mucho la labor de su predecesor. "El equipo que este personal técnico entregará después de la Copa Mundial se siente como un regalo", dijo a Algemeen Dagblad antes de la semifinal con Argentina. "Estos jugadores no sólo han cobrado mucho más valor para sus clubes, sino también mucho más valor para sí mismos. Han aprendido a encontrar soluciones en algunos partidos difíciles, y a ponerlas en práctica".

La experiencia sin duda les ayudará en la Eurocopa 2016, pero Holanda necesitará algo más para que Hiddink pueda alcanzar un trofeo en su tercer torneo a cargo de la selección nacional (ya estuvo en la Eurocopa 1996 y en el Mundial 1998). Necesitará más calidad.

Los holandeses tienen jugadores jóvenes y prometedores en Memphis Depay (20), Daley Blind (24) y Jordy Clasie (23), pero ninguna promesa excepcional que ponga presión sobre los puestos titulares del estelar trío ofensivo en Francia dentro de dos años. Hiddink tendrá que marcar el comienzo de una nueva generación que no parece tan bendecida con talento --en términos de cantidad y calidad-- como sus equipos del '96 y el '98.

Hiddink se sentirá aliviado por el hecho de que no habrá expectativas de fútbol bonito. Pero aún está por verse si su "fútbol de resultados" será tan eficaz como el de Van Gaal.

^ Al Inicio ^