Gabriele Marcotti 10y

El árbitro de la final

En mayo, Nicola Rizzoli, el árbitro que va a hacerse cargo de la final del Mundial entre Alemania y Argentina el domingo, dijo que esperaba no ser considerado para la final.

¿Por qué?

"Porque espero que Italia la juegue", dijo. "la carrera de un árbitro en un Mundial también depende de cómo le va a su país".

Eso es lo que pasa con los árbitros de la Copa Mundial: si tu país está en las semifinales, no volverás a dirigir un partido en el torneo. Es por eso que Bjorn Kuipers, uno de los mejores árbitros de la competición, no ha sido considerado. Él es holandés, y su país jugó en la semifinal.

Pero esa es realmente una de las últimas "reglas" que la Comisión de Árbitros de la FIFA sigue en el nombramiento de los árbitros. Toda la noción de "neutralidad de confederación" -en un partido con un equipo europeo frente a un equipo sudamericano idealmente sería dado a alguien fuera de la UEFA o de la CONMEBOL- se ha ido por la ventana. También lo ha hecho la idea de que los árbitros no debían arbitrar el mismo equipo más de dos veces.

Esta será la tercera vez que Rizzoli dirige un partido en el que juega la Argentina, después de su victoria por 1-0 sobre Bélgica en los cuartos de final y la victoria por 3-2 sobre Nigeria en la fase de grupos. Eso es inusual, aunque la Comisión de Árbitros, evidentemente piensa que no debería importar y simplemente debería escoger el mejor hombre para el trabajo. Si ese es el caso, es difícil de discutir.

Rizzoli, un arquitecto de 42 años de Bolonia, tiene mucha experiencia, después de haber oficiado una serie de partidos importantes, incluyendo la final de la Champions League 2012/13 entre el Bayern Múnich y el Borussia Dortmund. Además de los dos partidos de Argentina, estuvo a cargo de España vs Holanda en la fase de grupos, y su actuación puso de relieve el tipo de árbitro que es.

Por un lado, él no ha sido perfecto. Robin van Persie pareció chocar con Iker Casillas para el tercer gol holandés, que podría haber sido anulado. Igualmente, el tête-à-tête de Diego Costa con Bruno Martins Indi podría haber sido castigado con una tarjeta, tal vez incluso una roja.

Por otra parte, nunca perdió el control de un juego potencialmente explosivo, dado que era una revancha de la final de la Copa del Mundo de 2010 y que había más que unos cuantos ánimos calientes en el terreno de juego. Y lo hizo sin mostrar cantidades excesivas de tarjetas, que es algo que la comisión de la FIFA ha apreciado en este Mundial.

Lo anterior está en consonancia con un nuevo enfoque para oficiar, uno dirigido a la comunicación y el control a través del lenguaje corporal. En ese sentido, Rizzoli es el muchacho modelo. Él está constantemente hablando con los jugadores, calmándolos, advirtiéndoles, bajando la tensión. La otra cara es que, a veces, sus decisiones no son perfectas, a pesar de que siguen siendo mejores que la mayoría.

La comisión se hubiese fijado en un número de factores, incluyendo el cuerpo de trabajo del arbitro en las últimas temporadas, su rendimiento en los juegos hasta el momento, la dificultad de los enfrentamientos y el número de incidentes en un partido. Massimo Busacca, el jefe de árbitros de la FIFA, dijo que los árbitros han tenido que hacer unos 1,800 cobros en este Mundial, algo menos de 30 por juego. En algunos partidos, sin embargo, el número fue de casi el doble, y la comisión también tomaría eso en cuenta. Tomar dos decisiones equivocadas de 30 es algo visto más favorablemente que fallar en dos de cada diez.

Lo mejor que puede pasar es que esta sea la última nota que leas sobre el señor Rizzoli en las próximas semanas. Si eso ocurre, entonces la final de la Copa del Mundo se habrá jugado sin controversia y habremos tenido una "final limpia". Lo cual, en última instancia, es todo lo que pedimos de nuestros árbitros.

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