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Argentina-Alemania: un duelo entre dos maneras de conseguir la pelota

El gol de Puyol ganó el partido para España en el Mundial 2010, pero Alemania aprendió la lección Getty Images

Alemania no participó de la final de la Copa Mundial hace cuatro años pero jugó en el partido más revelador y tácticamente intrigante del torneo: una derrota por 1-0 ante el equipo que terminó campeón, España, en las semifinales.

Fue un enfrentamiento de alta calidad y técnica que resultó ser más absorbente que la final, que fue un juego poco atractivo con un equipo holandés muy cínico, simplemente tratando de frenar a España con infracciones sistemáticas -un enfoque que llegó preocupantemente cerca de tener éxito-. En verdad, es mejor dejarlo en el olvido.

Esa semifinal, sin embargo, fue fascinante. Contó con un equipo español basado en la posesión contra una Alemania que no paró de contraatacar, y el juego tuvo un patrón obvio: España se aferró a la pelota durante largos períodos de tiempo, continuamente presionando en la línea defensiva de Alemania y tratando de encontrar los ángulos para filtrar pases en profundidad. Alemania se recostó mucho más profundo, invitó a la presión y luego trató de contraatacar. Con el 0-0, ambos enfoques fueron igualmente viables.

Con el 1-0, las cosas cambiaron. Un cabezazo de Carles Puyol puso a España en el frente; sus compañeros de equipo luego jugaron aguantando la pelota el resto del segundo tiempo. Las limitaciones del enfoque de Alemania se hicieron evidentes: iban a pasar el juego resguardados en lo profundo, a la espera de movimientos de los españoles para desarmarlos. Ahora tenían que presionar más arriba en el terreno de juego y ganar la posesión por sí mismos. Al no estar acostumbrados a presionar tan alto en el campo, sus esfuerzos finales en el juego fueron sorprendentemente débiles para un equipo joven y tan enérgico.

"Pasamos mucho tiempo persiguiendo la pelota", dijo Bastian Schweinsteiger tras el partido. El delantero Miroslav Klose agregó, "Y una vez que lo conseguimos, estábamos demasiado cansados ​​para definirlo". No es que el enfoque alemán haya fracasado -- habían superado las expectativas de muchos al llegar a la semifinal -- pero el hecho es que sólo funciona en ciertas situaciones.

Después de esa lección de fútbol, ​​la estrategia de Alemania cambió claramente. Si bien esto es a menudo descrito como un cambio hacia un enfoque más basado en la posesión, eso es sólo parcialmente cierto. Alemania está en su mejor momento cuando van al ataque con velocidad, tal como lo demostró la goleada por 7-1 a Brasil. Los alemanes no dominaron la posesión dentro de la mitad de cancha oponente e hicieron su juego poco a poco a través de los laterales; y llegaron a campo de Brasil con rapidez. Eso es contraatacar, ¿verdad? Bueno, en parte. La gran diferencia, sin embargo, reside en la presión.

España no se limitó a dar una lección de pases a Alemania en 2010. También los educó en el tema de la presión. La estadística más interesante de esa victoria en semifinales fue con respecto al rendimiento de Xavi Hernández. Completó la mayor cantidad de pases, como era de esperar, pero también corrió la mayor distancia.

¿Qué pasó con el viejo dicho de que la pelota hace el trabajo y tienes que correr más lejos si no tienes la posesión? Ha sido una tontería. España fue capaz de dominar la posesión porque fue bien móvil, presionando muy arriba y forzando pérdidas de balón rápidas. Xavi siempre lideró la presión, señalando a sus compañeros detrás de él que presionen más arriba. Alemania ha aprendido de él y de sus compañeros españoles.

Hace cuatro años, Alemania tendía a esperar en el fondo a fin de ganar la pelota dentro de su propia mitad de cancha. Ahora, son capaces de presionar mucho más arriba. Ese fue el factor más obvio en su destrucción de Brasil el martes: la forma en que Sami Khedira y Toni Kroos presionaron arriba y anularon a Fernandinho y Luiz Gustavo.

El cuarto gol fue el ejemplo más obvio: Kroos robó el balón a Fernandinho, jugó un uno-dos con Khedira y anotó en un arco vacío. Eso no habría sucedido hace cuatro años; si Alemania ganaba la posesión y jugaba un uno-dos entre dos mediocampistas, lo iba a hacer dentro de su propio campo. Ahora lo están haciendo al lado del arco oponente.

Este cambio es en realidad más evidente en el fondo. Ver a Manuel Neuer casi como un líbero contra Argelia, en particular, ha sido una de las más interesantes características tácticas del torneo, pero es una necesidad porque Alemania presiona muy arriba. Si Kroos y Khedira están cerrando, entonces Schweinsteiger tiene que seguirlos justo detrás para evitar que Alemania se desarme y el oponente encuentre espacio entre las líneas. Eso significa que los defensores tienen que presionar hacia arriba, a su vez, y Neuer hace lo mismo para cubrir el espacio. Presionar se trata de moverse como una unidad, no sólo de cerrarse en uno o en dos jugadores o lugares del campo, y Alemania ha dominado ese arte.

Por otra parte, Argentina es lo opuesto. Siempre han sido cautelosos bajo el mando de Alejandro Sabella, pero han hecho un cambio defensivo en este torneo y son, básicamente, un sistema 4-4-1-1 muy estático y estructurado. Están completamente desacostumbrados a presionar y se sienten totalmente incómodos buscando una línea más alta para apretar la salida rival. ¿Recuerdan a Sergio Romero retrocediendo cuando Argentina quedó abierta en un ataque directo de Suiza, con Josip Drmic mansamente rematando a sus manos? Romero es el polo opuesto de Neuer; él es el arquero anti-líbero. Se queda en su línea, porque los defensores protegen el área, mientras que los mediocampistas ocupan el espacio justo por delante.

Es mucho menos interesante, pero puede ser igualmente eficaz: como España hace cuatro años e Italia en 2006, Argentina ha llegado a la final sin haber concedido un solo gol desde los octavos de final. Eso en sí es muy sorprendente teniendo en cuenta que la línea de cuatro era considerada como el eslabón más débil de Argentina en el inicio de la competición. En cierto modo, todavía lo es: simplemente lo han ocultado bien, protegiéndose con cuatro mediocampistas disciplinados, incluyendo al mejor volante de contención en el torneo, Javier Mascherano.

Esta, por lo tanto, es la característica estratégica más interesante de esta final. No se trata tanto de qué hacer con la posesión, ya que ambos equipos pueden contraatacar, ambos pueden retener la pelota en el centro del campo y ambos pueden atacar por el centro y por las bandas. La diferencia es la forma en que las dos partes ganarán la posesión en primer lugar y podría decirse que la cuestión clave en la estrategia del fútbol moderno es simple: ¿debes conceder espacio detrás de tu bloque defensivo como Alemania, o delante de tu bloque defensivo como Argentina?

El resultado del domingo podría terminar influyendo en los entrenadores de todo el mundo.