Damián Didonato 10y

Los socios de Messi

RIO DE JANEIRO (Enviado especial) -- Un sólo jugador no puede ganar un Mundial. Esto parece una obviedad, pero todavía hay quienes piensan que el talento superlativo de una individualidad es capaz de hacer que su Selección gane el torneo más importante de todos, aún cuando el funcioamiento colectivo no es bueno. En Brasil 2014 muchas veces fueron los rendimientos individuales los que hicieron las diferencias, pero siempre apoyados en un contexto, no como simples llaneros solitarios contra el enemigo.

Por eso, Lionel Messi en soledad no podrá llevar a Argentina a la gloria. Sí consiguió ganar algunos partidos en la primera ronda y fue clave para sostener el juego del equipo en los choques de eliminación directa, pero necesita de socios para sacar ventajas. No sólo de socios que le hagan llegar la pelota, sino de compañeros que creen el ambiente adecuado para que él saque a relucir todas sus virtudes.

Messi es el líder futbolístico de la Selección. Eso no lo puede dudar nadie. Ya había sido el capitán en Sudáfrica, pero se convirtió en el dueño de Argentina tras la victoria 2-1 sobre Colombia en Barranquilla. Aquel día fue la graduación del Diez como símbolo y nació este grupo que hoy es finalista del mundo. Pero para convertirse en el ícono que es hoy, necesitó de pequeñas sociedades, la mayoría de las cuales fueron muy importantes en Brasil.

El primer partido de la Copa en el que Messi no marcó fue contra Suiza, por los octavos de final. Ese día, Argentina se tomó con un rival duro, que no generó gran peligro pero que tuvo lo necesario para forzar el tiempo suplementario. Tardó el equipo en encontrar el gol. Tardó demasiado. Pero gracias a una gran jugada y a un pase magistral de Leo para Angel Di María, evitó la definición por penales.

El jugador de Real Madrid es uno de los que habla el mismo idioma que su colega rosarino. No sólo porque ambos son las principales cartas creativas del Seleccionado, sino porque han aprendido a entenderse. Con su velocidad, Di María puede arrastrar marcas para generar espacios y también es capaz de gambetear y encarar con pelota dominada. En ambos casos, Messi es uno de los más beneficiados, porque se generan huecos y porque él puede mostrarse como oferta de pase. En el choque ante Suiza, ambos había jugado casi dos horas, pero estuvieron enteros y lúcidos para fabricar el gol de la victoria. Eso, en un Mundial, vale oro.

Di María sufrió una lesión en el choque ante Bélgica y no pudo estar contra Holanda. A pesar de que podría volver en la gran final, su reemplazante fue uno de los mejores en la semi. Enzo Pérez demostró tener el temple y el talento para jugar cuando se lo necesite. Es cierto que no se asoció demasiado con el Diez, pero logró que se sufra menos su poco contacto con la pelota. Es que Messi estuvo muy marcado, casi siempre rodeado de tres hombres y eso atentó contra sus aportes ofensivos. Sin embargo, las subidas y las diagonales de Pérez le dieron otro aire a la Selección. Si Di María no llega, el mendocino está listo para seguir.

El socio natural de Lionel Messi es Sergio Agüero. Juegan juntos desde las divisiones juveniles y comparten habitación. Son amigos, se entienden a la perfección. No hay otro compañero con el que se sienta más a gusto. Sin embargo, el Kun llegó a Brasil con problemas físicos y nunca pudo desplegar su enorme potencial. Sufrió una lesión que lo marginó de varios partidos y, aunque volvió ante Holanda, casi no tuvo ocasión de encontrarse con su amigo. Tienen una oportunidad más, en el encuentro más importante de sus vidas.

Gonzalo Higuaín es un trabajador. Marcó un sólo gol en el Mundial y eso puede parecer demasiado poco para un centrodelantero. Sin embargo, en esta idea de juego, el trabajo del nueve es esencial. Es el primer defensor y el futbolista que más debe esforzarse, porque además de buscar desmarcarse de forma constante debe marcar la salida muchas veces en soledad. Fue la figura contra Bélgica y el principal responsable de la clasificación a semis. Sus movimientos son claves para que Messi reciba un poco más en soledad y si uno juega bien, potencia el nivel del otro. Siempre.

Hay un socio silencioso. No hace goles ni no pisa el área, pero su presencia es fundamental para que Messi despliegue todo su talento. Javier Mascherano es el jugador más regular de la Selección, por sacrificio y por juego. Tiene el porcentaje más alto de pases bien entregados de toda la Copa y esa es la razón por la cual es tan importante para el Diez. Muchos de sus pases tienen como destino la zurda de Messi, que cuando decide arrancar más atrás dialoga casi todo el tiempo con el 14. Y se entienden a la perfección.

Sin dudas, Argentina necesitará en la gran final ante Alemania de todo lo que pueda aportar su gran figura. Sin embargo, ha quedado claro que este equipo no es Messi-dependiente, que tiene otros elementos con capacidad para desnivelar. Que cuando todos los ojos apuntan al capitán, pueden ponerse el traje de asistidores, gambeteadores o goleadores. La Selección necesita de estas 23 almas para llegar a la gloria.

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