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El hogar, según LeBron James

AKRON, Ohio -- El trayecto duró aproximadamente 35 minutos. Ninguno de los dos hombres en el automóvil pronunció una sola palabra. Lo que LeBron James sintió en aquel viaje al aeropuerto hace cuatro años -el dolor, la angustia, la pérdida, el miedo- era evidente en su rostro.

Durante semanas había buscado la forma de quedarse, de convencer a jugadores de que se fueran a Cleveland con él, para que no tuviera que irse. Ray Allen dijo que no. Al igual que Chris Bosh, Trevor Ariza y Dwyane Wade. Claro que querían jugar con él, ¿quién no querría? Pero, no en Cleveland. James era el que mantenía un vínculo con el lugar, no ellos. Si quería ganar, tendría que cortar esos lazos y marcharse a un equipo en el que otras estrellas pudieran acompañarlo.

Esa misma mañana tomó la decisión de dejar a los Cleveland Cavaliers, equipo de su ciudad natal, por el Miami Heat. LeBron pasó todo el día sintiéndose incómodo con la decisión. Sabía que algunas personas saldrían lastimadas, que nada volvería a ser igual para él.

De algún modo pasó el último día de su campamento anual de baloncesto en Akron sin confesar. Para cuando Damon Jones lo llevó al aeropuerto, donde tomaría el avión con destino a Connecticut para dar a conocer su decisión al mundo, sentía un nudo en la garganta.

"El camino de su casa al aeropuerto es de 35 minutos", dijo Jones, quien jugó con LeBron entre 2005 y 2008, y desde entonces eran amigos cercanos. "No dijimos nada. Fue difícil. Su rostro reflejaba sus emociones.

Todos pensaban que la decisión de irse a Miami la había tomado una o dos semanas antes, pero fue hasta el último momento. Hizo todo lo posible por conseguir a jugadores que quisieran venir a Cleveland a jugar con él. Me quedé en su casa la semana completa. Estaba sufriendo: 'Quiero ganar. Quiero ganar aquí, pero ¿es posible?'

No creo que los fans lo sepan. Ellos creen que simplemente se marchó a Miami, y que eso fue todo".

Ciertamente, LeBron se marchó a Miami. Ganó dos títulos y se convirtió en el mejor basquetbolista del planeta. Silenció a los críticos con campeonatos. Se casó con la madre de sus hijos y construyeron una vida juntos en el sur de la Florida. Pero una pequeña parte de él siempre permaneció en Ohio.

No se deshizo de su casa en Akron. Inició una fundación para ayudar a los niños de la ciudad y prometió que les ayudaría hasta que crecieran. Si faltan un día a la escuela, con frecuencia reciben una llamada del "Sr. LeBron".

El lugar tampoco le dio la espalda. Cierto, algunos fans quemaron sus camisetas y maldijeron su nombre. Destruyeron sus carteles publicitarios y pintaron sobre sus murales. Pero así fue como manifestaron su dolor. LeBron no es el primer muchacho del Cinturón de Óxido que se muda a una ciudad con un clima más cálido y noches más estrelladas. La mayoría regresa únicamente para vacacionar o asistir a funerales.

Pero LeBron regresaba una y otra vez. En todo caso, echó raíces más profundas en este lugar después de que se marchó a Miami. Prefería pasar sus veranos en Akron en lugar de la playa. Construyó una oficina cercana y venía a trabajar durante las vacaciones. Entrenaba en su antigua escuela superior, St. Vincent-St. Mary.

Jones estaba nuevamente con LeBron esta semana, cuando este último tomó la decisión de regresar. Después de cuatro Finales consecutivas de la NBA con el Heat, el mundo entero se volvió a sorprender como cuando anunció que se marcharía de Cleveland.
Pero esta vez había sido una decisión sencilla. Sabía que era lo correcto.

"Fue completamente distinto a lo que sucedió en el 2010", dijo Jones. "LeBron estaba relajado, riéndose... estaba contento".


Aparecieron las primeras señales en Market Street, en el centro de Akron, horas antes de que se publicara la carta de James en la página web de Sports Illustrated la mañana del viernes. El Highland Theater anunció en su marquesina: "El Rey Regresa". Walgreens y su restaurante favorito de hamburguesas, Swenson's, escribieron: "Bienvenido a casa, LeBron". Alguien colocó en frente de su antigua escuela superior un poster hecho en casa que decía, "¡Gracias, LeBron! Akron te quiere".

Anderson Varejao, alero veterano del Cleveland, estaba en Brasil cuando escuchó la noticia.

"Le conté a todos como si fuera un niño pequeño que se había enterado de un secreto", dijo Varejao. "¡LeBron regresa! ¡LeBron regresa!"

Los fans hacían sonar las bocinas de sus automóviles cuando pasaban frente al Quicken Loans Arena en Cleveland. Aquellos que no habían quemado la antigua camiseta no. 23 de James con los Cavaliers hace cuatro años, la buscaron en sus cajones y la volvieron a lucir.

Nadie en esta zona olvidará el dolor que LeBron les causó cuando se marchó en el 2010, pero lo comenzaron a perdonar desde hace mucho tiempo.

Tal vez no tanto en Cleveland, donde lo celebraron, pero no lo criaron. En Akron, seguía siendo familia. Hasta la fecha, puede entrar en una tienda sin atraer la atención de todos. Sigue siendo LeBron, el hijo de Gloria, aquel muchacho delgado que iba de un apartamento a otro, durmiendo en los sillones de los amigos de su madre, hasta que encontró la prosperidad y estabilidad a través del deporte.

"Conozco a LeBron desde que tenía 8 años", dijo Vikki McGee, quien ahora trabaja para su fundación. "Ha ido a comer pescado frito y barbacoa en mi jardín. Me siento orgullosa de que sea de Akron".

La sanación comenzó en el 2011, cuando Akron lo abrazó después de su colapso en las Finales de la NBA contra los Dallas Mavericks. Mientras que el resto del país parecía alegrase de su fracaso, Akron lo abrigó.

"Cuando terminas una relación, no usas el sistema de sonido de la escuela para decir: 'Voy a terminar contigo y empezar a salir con Suzy'", dijo el alcalde de Akron, Don Plusquellic. "Había hecho tantas cosas por nuestra comunidad, de maneras que mucha gente ni siquiera lo sabe. Teníamos que respaldar a nuestro muchacho".

A pesar de que había una presión social para que se quitaran algunos letreros en Akron que proclamaban, "La casa de LeBron James", Plusquellic insistió en que se quedaran.

"Había personas que estaban molestas conmigo porque apoyaba a LeBron", dijo Plusquellic. "Iba a un bar deportivo y era terrible. Pero así es la vida y es la manera en la que a veces se desarrolla. Tomó la decisión de abandonar su ciudad natal, como mucha otra gente lo hace. Pero había hecho tanto, y continuó haciendo cosas por Akron. Creo que nosotros afrontamos la situación correctamente".


El discurso común dice algo así: En 2010, Pat Riley, presidente del Miami Heat, colocó sus cinco anillos de campeón en una mesa frente a James, como diciéndole: Ven conmigo si quieres ganar algunos de estos. En 2014, con dos anillos de la NBA, James se reunió con Riley, y su actitud fue: Recuérdame, ¿por qué te necesito?

Pero esa versión sugiere que el Heat tenía posibilidades de quedarse con James. La verdad es que Miami siempre sería un hogar temporal para LeBron. Un lugar para crecer, explorar y probarse a sí mismo. Cuatro años de baloncesto sublime que cambiarían la cara de la NBA y la dinámica entre los dueños y las superestrellas de la NBA.

Una vez que LeBron, Bosh y Wade demostraron que era posible que tres superestrellas se juntaran al estilo AAU, todos quisieron hacerlo. Chris Paul se marchó de Nueva Orleans para jugar con Blake Griffin en Los Ángeles. Dwight Howard intentó unirse a Deron Williams con los Nets, pero terminó en los Ángeles con Kobe Bryant y después huyó a Houston para jugar con James Harden.

Pero LeBron, Bosh y Wade fueron los pioneros y las reacciones esa primera temporada fueron severas.

"Me cambió como jugador de baloncesto", dijo James. "Me cambió como persona".

No fueron solo las reacciones de esa primera temporada en Miami que lo cambiaron. Se sentía solo. Su novia de largo tiempo (y futura esposa), Savannah Brinson, y sus dos hijos se quedaron en Akron cuando LeBron se cambió a Miami. Cuando el Heat comenzó 9-8 en el otoño de 2010 y el odio les cayó como una tormenta eléctrica en Florida, le faltaba un sistema de apoyo. Se defendió, convirtió su enojo en blindaje, comenzó a jugar para demostrarle a la gente que estaba equivocada, en lugar de jugar con la alegría que siempre había impregnado su juego.

"Comenzó a jugar con una emoción negativa y eso lo condujo a esa derrota en las Finales", dijo Dru Joyce, su entrenador en la escuela superior St. Vincent-St. Mary. "Tuvo que comprometerse de nuevo a jugar con amor".

¿Pero cómo podía LeBron jugar con amor, si todos los que lo amaban estaban tan lejos?

Regresó a Akron después de aquella derrota en las Finales con el espíritu abatido. Cleveland aún estaba fuera de su alcance. Las heridas seguían abiertas y no podía regresar. El otoño anterior, los Cavaliers le dejaron muy en claro que no era bien recibido, cuando no dejaron que sus amigos entraran al estadio para la sesión de entrenamiento del Heat antes del primer partido que jugaron los equipos después de su "decisión", el 2 de diciembre del 2010.

Cuando el verano se convirtió en otoño y el paro amenazaba la temporada 2011-12 de la NBA, LeBron aprovechó ese tiempo para sanar las heridas.

Realizó ejercicios de pase en su antigua escuela superior. Invitó a Kevin Durant, alero de Oklahoma City a entrenar, e hicieron sprints en la empinada colina que se encuentra atrás de la escuela y que siempre había sido un desafío para los atletas de élite de St. Vincent-St. Mary. Si bajas demasiado rápido la colina, podrías terminar boca abajo en el estacionamiento. Un solo tropiezo en el camino hacia arriba y podrías bajar rodando. LeBron y Durant entrenaron mientras los alumnos en las aulas del otro lado del camino estudiaban química. Un día jugaron un partido de flag futbol y lo transmitieron en vivo por Internet.

Con el tiempo, LeBron sanó. Le propuso matrimonio a Brinson y la invitó a ella y a sus padres a que se fueran a vivir con él en Miami. La siguiente temporada, con su familia a su lado, LeBron llevó al Heat al campeonato.

"Cuando la persona a la que amas no está contigo –tal vez puedas hablar con ella por teléfono, pero no puedes abrazarla–, es un despertar", dijo Joyce. "Sabes que la quieres, pero la distancia coloca ese amor en otro nivel".

Después de que el Heat ganó su segundo título en el 2013, Brinson y él se casaron en San Diego.


Mientras le fue posible, LeBron mantuvo en secreto el tercer embarazo de su esposa. Rebosaba de alegría. Ama a sus hijos. Pero el mundo no necesita enterarse de todos los detalles de su vida personal. Así que cuando se le preguntó al respecto durante los playoffs, respondió con un simple: "Ese es un tema privado".

Sin embargo, a Riley no le importó. En su rueda de prensa de cierre de temporada, luego de la derrota del Heat ante el San Antonio en las Finales, Riley reveló que la pareja esperaba una niña.

Al mismo tiempo que se refirió a su equipo como una "familia" y a sus jugadores como "hermanos", Riley comentó que no estaba enterado de que la familia James prefería mantener la noticia en privado.

James ya estaba de vacaciones en el Caribe cuando Riley estaba diciéndoles a todos que "comprendieran" y alegando que su súper equipo necesitaba una reorganización y no una reconstrucción durante el verano. Un discurso que probablemente hubiera preferido pronunciar frente a LeBron. Pero su reunión de cierre dos días antes había sido extremadamente breve, ya que a LeBron le urgía marcharse y comenzar sus vacaciones con las familias de sus compañeros de equipo, Ray Allen y James Jones.

LeBron optó por rescindir su contrato el 23 de julio, un día después de regresar de dichas vacaciones. Fue una semana antes de lo exigido, pero, en ese momento, el gesto se consideró como cortesía al Heat, el resto de la liga y sus compañeros de equipo, Wade y Bosh, quienes también debían decidir si rescindir sus contratos.

Los tres jugadores se reunieron para un largo almuerzo en un salón privado del elegante restaurante de South Beach, Soho House, el 25 de junio. Los tres expresaron que deseaban regresar al Heat y estaban dispuestos a trabajar juntos en una estructura financiera para que esto sucediera. Pero Wade y Bosh se despidieron sin conocer los planes exactos de LeBron.

Aun así, en ese momento se dio por sentado que los tres simplemente firmarían de nuevo con Miami. Bosh comenzó el 30 de junio un viaje alrededor del mundo de cuatro semanas. Visitó y mandó fotografías desde los Emiratos Árabes Unidos, Sri Lanka, las islas Seychelles y Ghana.


LeBron retrocedió un poco para evaluar sus opciones. Sus asesores y él sabían que esta vez debían hacer las cosas de manera distinta al 2010. Sí, su decisión decepcionaría a muchas personas. Los equipos que rechazó estarían molestos. Pero había una forma correcta de informar su decisión y la forma incorrecta del 2010.

El plan era que su representante, Rich Paul, tratara los asuntos comerciales, mientras LeBron se iba de vacaciones para despejar su mente y reconectarse con su familia. LeBron siempre había mantenido un ojo en Cleveland. Un regreso al Heat aún era posible. Paul también se reunió con los Bulls, Lakers, Suns, Rockets y Mavericks.

Si rescindía su contrato, Riley tendría la oportunidad de reorganizarse, tal vez agregar un base como Kyle Lowry o un alero como Luol Deng o Ariza. Heat hizo un intercambio para conseguir a Shabazz Napier, un combativo base a quien James elogió en el Twitter durante el torneo de la NCAA.

Aun así, Riley sabía que necesitaba hacer más para comunicarse con LeBron y asegurarse de que estuvieran en la misma página. El 28 de julio, asistió a la boda del entrenador de LeBron, Mike Mancias, en Coconut Grove. Pero cuando Riley trató de hablar con LeBron, la conversación fue nuevamente muy breve. A pesar de las esperanzas de Riley, lo único que James firmó esa noche fue el certificado de matrimonio de Mancias, como testigo oficial de la unión.

Esto no significaba necesariamente que existiera un problema. LeBron siempre ha preferido mantener su distancia con los directivos. Así era en Cleveland también. Los Cavs querían consultarle con respecto a algunos movimientos de personal, pero LeBron pedía que le informaran de dichos temas a través de Paul o su otro socio, Maverick Carter.

Riley prefería una comunicación directa. Él es una persona persuasiva y carismática. Pero LeBron, no le se la concedió sino hasta el 9 de julio, cuando se reunieron en su suite en un hotel de Las Vegas. Para entonces, James ya había se había reunido en persona con el dueño de los Cavaliers, Dan Gilbert, en Miami. Mientras tanto, el mercado de agencia libre se detuvo, al tiempo que el resto de la liga se paralizaba en espera de la decisión de LeBron.

La reunión con Gilbert fue en Miami por una razón. LeBron y sus asesores no querían que los Cavs malinterpretaran sus acciones, y nadie se hubiera enterado de la reunión si los fans no hubieran rastreado el avión privado de Gilbert por Internet. Gilbert había comprado recientemente un avión y le sorprendió enterarse de que lo podían monitorear. Al siguiente día fue eliminado de los servicios de rastreo.

Pero la visita, en la que estuvieron presentes Paul, Carter y el abogado Mark Termini, había sido productiva. Gilbert se despidió de James después de la reunión y se marchó como Riley, sin garantías sobre el futuro. Pero no había dudas de que abordó su jet a Michigan sintiéndose optimista, mientras que Riley y el gerente general, Andy Elisbur, se marcharon de Las Vegas preocupados por el silencio.

Gilbert se disculpó por la carta en la que criticó la decisión de LeBron de marcharse en el 2010. LeBron se disculpó por la forma en la que se fue, pero no por su decisión. No deseaba irse, pero necesitaba hacerlo y ahora era más fuerte gracias a ello. No se volvieron precisamente los mejores amigos, pero al menos se despidieron sabiendo que podían coexistir de nuevo si surgía la ocasión.


Si alguien marca a la empresa de gestión de mercadotecnia de LeBron en Akron, LRMR, quien quiera que responda al teléfono lo saludará con un: "Es un gran día en Akron".

"Seis de cada diez personas que llaman por teléfono", dijo Michele Campbell", responderán diciendo algo para criticar Akron".

Campbell ha sido director ejecutivo de la LeBron James Family Foundation desde 2006. Dejó su trabajó en la Universidad de Akron para ayudar a James y sus amigos de la infancia, Paul, Carter y Randy Mims, a que despegara su compañía antes de las Olimpiadas de 2008.

Las oficinas son perfectas. En las paredes están escritas citas de inspiración de Martin Luther King Jr. Todo está en su lugar, en armonía con la naturaleza exigente de James. Su oficina está junto a las de Maverick y los Mims. Los empleados almuerzan juntos y arman rompecabezas cuando necesitan un descanso.

"Él está detrás de todo esto", dijo Campbell. "Nosotros le ayudamos con manos, porque él solamente tiene dos".

El año en el que James se marchó a Miami, le pidió a Campbell que se dirigiera a las escuelas públicas de Akron para iniciar un programa para estudiantes de tercer grado en riesgo, que pudiera tener un impacto duradero en el índice de deserción escolar.

"Este no es solo un evento aislado", dijo Desiree Bolden, quien coordina los programas escolares del distrito. "Todos los niños sienten que conocen a LeBron. Es una persona consecuente".

Cuando la gente del pueblo escuchó que LeBron estaba considerando regresar a los Cavaliers en el verano, no sabía qué pensar.
"De cierto modo, nunca se marchó", dijo el empresario de Akron, Todd Stein.

Joyce sabía que le podía preguntar a su hijo, Dru Joyce Jr., quien estaba en Las Vegas con LeBron para su campamento anual.
Esta vez su rostro no reflejaba tensión. LeBron se encargó de aparecer en juegos informales con cada uno de los jugadores de su campamento, yendo de una cancha a otra, para que pudieran decir algún día que habían jugado con él.

Wade apareció en el campamento con James el jueves, causando furor entre los entrenadores presentes en las gradas. Esa noche se marcharon juntos a Miami. James y Wade eran amigos antes de ser compañeros de equipo. Esa noche se separaron en Miami como familia, como Wade escribiría después.

Nunca estaba apurado por irse a algún lado o por marcharse de una cancha. La noche después de que se reunió con Riley y el Heat, LeBron fue al gimnasio y jugó durante unos 45 minutos y después se sentó con Mike Krzyzewski, entrenador de la Universidad de Duke. Pasó su brazo alrededor del entrenador del equipo olímpico y sostuvieron una conversación aparentemente muy sincera.

Nadie sabe lo que se dijeron. ¿Ya había tomado la decisión de regresar a casa? En la opinión de Joyce, era solo una cuestión de tiempo.

"Traté de mantenerme al margen, porque no quería verme envuelto en esperanzas y que al final no sucediera", dijo Joyce. "Siempre pensé que en algún momento regresaría a casa. Esta es su casa. Y siempre pensé que no quería dejar las cosas así".

Algunas veces debes abandonar un lugar para darte cuenta de lo mucho que significa para ti. Puede que suene como la letra de una canción o una campaña publicitaria de Nike. Hay aquellos que inevitablemente verán el regreso a casa de LeBron de manera cínica. En Miami no le pesó marcharse, le resultó fácil tomar la decisión de regresar a sus raíces en el Cinturón de Óxido.

Tal vez sea eso. O tal vez estaba realmente preocupado por las rodillas de Wade o no estaba entusiasmado por las nuevas adquisiciones de Riley, Josh McRoberts y Danny Granger. O un simple cálculo, en el que tenía mejores probabilidades de ganar con la juventud de los Cavaliers que con el roster veterano del Miami. Pero abandonar su casa, suele ayudar a un hombre a comprenderse mejor, a entender qué es lo que hay en su corazón y qué es lo que cuenta al final.

"Mi relación con el noreste de Ohio es más fuerte que el básquetbol", escribió James. "No lo comprendí hace cuatro años. Pero lo comprendo ahora".