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Historias mínimas

Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

El fin de una era
La semana pasada, la nota positiva en el tenis sueco era el primer triunfo ATP de Elias Ymer, joven de 18 años que, desde una historia particular con Novak Djokovic en Miami, ganó cinco Futures y trepó 500 puestos, despertando la atención del propio Robin Soderling. En cuestión de días, y sin salir de Bastad, la escena local mutó al otro extremo.

Sucede que, luego del evento ATP que consagró al uruguayo Pablo Cuevas, la ciudad albergó al torneo de la WTA, donde las noticias no fueron tan alentadoras: el lunes cayó Rebecca Peterson, el martes lo hizo Johanna Larrsson y el miércoles fue el turno de Sofia Arvidsson. Todas en primera ronda.

Pero hubo más: Larsson defendía final, hecho que la hizo bajar del puesto 78 al 109. Y Arvidsson (132ª) no pudo progresar lo suficiente como para volver a ocupar un lugar entre las 100 mejores. Con ello, por primera vez en la Era Abierta, Suecia dejó de tener representantes en el Top 100, tanto en hombres como en mujeres.

"Claramente no es un dato positivo. Pero a veces se centra todo demasiado en lo negativo. Cuando Johanna y yo estábamos Top 50, el foco de atención era que en los varones no había un Top 100. Suecia es un país pequeño. Es difícil sugerir que deberíamos tener nueve o diez tenistas en el Top 100", se descargó Arvidsson, en diálogo con el periódico Expressen.

"Tenemos el tiempo y el talento para ocupar de nuevo esos lugares -siguió-. Elias y Rebecca [también de 18 años] son el ejemplo más claro. Pero es duro para los chicos que vienen desde abajo. Y no se puede desatender el aspecto económico, tampoco. Es un freno para muchos".

El que recogió el guante fue Stefan Dahlbo, presidente de la Asociación Sueca. El directivo remarcó que desde el organismo continuarán generando recursos para los nuevos jóvenes proyectos, pero al mismo tiempo marcó un singular contrapunto: "La diferencia entre una apuesta que resulta y otra que no, suele tener que ver con la actitud. Hemos invertido mucho en chicos que no llegaron por falta de motivación".

Azarenka y las distancias
Mientras acentúa su puesta a punto para la gira de cemento, Victoria Azarenka volvió a poner de manifiesto que la pausa obligada por lesión fue mucho más que un proceso de recuperación física. Para la bielorrusa, fue tiempo de revelaciones. Del descubrimiento de su veta artística a la reconsideración de su vida en el circuito: "Estar lejos te hace ver lo mucho que en realidad lo disfrutas. En la rutina diaria de torneo tras torneo no te das cuenta. A veces uno necesita un freno", explicó en charla con el portal The Tennis Space.

Desde esa lejanía, Azarenka aprovechó para acortar distancias con un núcleo especial: "Después de intercambiar algunos mensajes en Twitter, decidí conocer a algunos fans. Sentí que era importante mantenerlos informados y cerca de mí, después de todo el apoyo que me habían mostrado, los mensajes, los videos, los regalos...".

Y en esa línea, agregó: "Para mí, la satisfacción más grande es cuando un niño me manda una foto o una carta diciendo que yo lo inspiré a jugar al tenis. Me llena de orgullo, porque yo solía ser uno de ellos. Y si hubiera tenido la oportunidad de hablar con uno de mis ídolos, habría sido la persona más feliz de la Tierra".

En la mira
La presencia de Ivo Karlovic y Samuel Groth en Bogotá encendió las alarmas. El defensor del título, como se preveía, retornaba para defender sus puntos tras jugar la final en Newport; el australiano, en tanto, arribaba en un buen momento, luego de alcanzar en ese mismo evento sus primeras semifinales ATP. ¿El problema? La decisión de resignar del uso del "Ojo de Halcón", por cuestiones económicas, justo ante los dueños de los dos servicios más veloces del circuito.

Y los inconvenientes llegaron muy rápido, quizá más que los servicios. El primer partido de Groth tuvo un condimento especial: rival local. El punto de conflicto, en el cierre del segundo set con una ventaja de 6-3 y 6-6. El dueño de saque más veloz (marca no oficial, porque se dio en un Challenger) no quedó del todo conforme con los cantos de los jueces de línea ante sus impactos que potencialmente podrían alcanzar los 263 kilómetros por hora. Hasta el propio Juan Sebastián Cabal, quien luego caería en tres sets, coincidió con el punto de vista del aussie.

Y las críticas no quedaron en ellos dos. También se sumaron las voces de Alejandro Falla, Bernard Tomic y Radek Stepanek. "No veo el porqué de los reclamos. Muchos torneos a los que van los jugadores no tienen esta opción, solo cuando juegan en canchas centrales. Por ejemplo, Wimbledon tiene 14 canchas y en sólo dos hay Ojo del Halcón. Es algo mediático. El año pasado se usó, pero para esta segunda edición no vimos realmente la necesidad", remarcó Manuel Mate, director del torneo, al diario colombiano El Tiempo. Más allá de su postura, seguramente, el tema se ponga sobre la mesa de discusión de cara a la edición 2015. ¿Volverá el sistema tecnológico a Bogotá?

Problema de altura
Con o sin Ojo de Halcón, lo cierto es que Ivo Karlovic volvió a alcanzar una instancia de definición en Colombia, haciendo gala de 88 aces en todo el torneo, un promedio de 22 por partido. Desde sus 211 centímetros, el croata está quinto en la tabla histórica de saques directos, con 300 partidos menos que el líder Goran Ivanesvic. Y manda en otro listado: el de más break points salvados (siete de cada diez).

Con la estampa de Karlovic como referente, Gilles Simon se autopostuló como contraste y, en clave de humor con el Daily Mail británico, propuso: "Los altos deberían sacar de más lejos; los que somos más pequeños, de más cerca. Si Ivo puede servir desde la línea de fondo, entonces que me dejen hacerlo metido dos metros sobre la cancha. Ahí sí podríamos jugar un partido en igualdad de condiciones...".

Música pesada
"Al entrar a la cancha llevabas puestos unos auriculares. ¿Qué sueles oír?". Pregunta inocente, curiosidad al paso. También inicio de una insólita polémica que se extendió hasta esta semana. Recapitulemos: tercera ronda de Wimbledon, Nick Kyrgios da vuelta la historia ante Jiri Vesely y vence en cuatro sets. En conferencia, llega la consulta musical para el ganador. Y el australiano explica: "En general escucho un poco de todo. Depende cómo me sienta en el día. Esta vez me preparé con algo de rap".

Hasta allí, ninguna rareza. Pero la respuesta sigue: "De todas maneras, hoy salí algo apagado, así que seguramente no escuche más de eso en el futuro. Fue Drake, de hecho. No hizo su trabajo". Drake es un rapero canadiense. Y el tono en el comentario de Kyrgios, claramente en chiste. Matiz que, se ve, no le advirtieron al norteamericano...

"No sé quién es este Nick-cómo-se-llame, que dice que perdió por culpa de mi música. Tengo ganas de encontrarlo, a ver qué tan hombre es, y ponerlo en su lugar", desafió el rapero, desconociendo que Kyrgios en efecto había prevalecido en el partido. Y desde esa confusión, redobló: "Nick-cómo-se-llame, porque ni siquiera ganó, así que así es como va a ser recordado".

Sin subirse a los comentarios del canadiense, Kyrgios salió a aclarar sus dichos en Twitter: "Vamos a dejarlo en claro: me encanta la música de Drake. Solo dije que estaba algo apagado ese día. Después gané el partido. No hay culpa alguna".

Lo curioso es que mientras el australiano ofrecía una explicación pública, Drake se disponía a conducir la entrega de los ESPYS, desde donde disparó ironías contra el basquetbolista Dwayne Wade, el jugador de fútbol americano Johnny Manziel y otras figuras locales. Lo seguro es que, lejos de enredarse en cruces verbales, Kyrgios ya tiene bien ganado el ser recordado como el chico de 19 años que tumbó a Rafael Nadal en octavos de Wimbledon. Y tiene con qué ampliar su biografía...

Mejor separados
La historia es conocida: en mayo, el golfista Rory McIlroy rompió su compromiso con la tenista Caroline Wozniacki. "El problema es mío", explicó el golfista. "Enviar las invitaciones me hizo dar cuenta de que no estaba listo para meterme en todo el proceso del matrimonio. Le deseo a Caroline toda la felicidad que ella merece y le agradezco el lindo tiempo que pasamos juntos", se justificaba el norirlandés.

Luego del duelo de Wozniacki y el apoyo por parte de sus colegas, la historia tuvo un capítulo bien particular el último fin de semana. Ya separados, ambos festejaron en lo suyo: mientras Caroline Wozniacki ganó el título en Estambul, el golfista se quedó con el Abierto Británico por primera vez en su carrera.

Casi en simultáneo con esta doble conquista, otra relación de deportistas se cortó. Los rusos Maria Kirilenko y Alexander Ovechkin ya no están juntos. La pareja se había conocido en el Abierto de los Estados Unidos 2011 y vivían juntos desde diciembre de 2012, pero la propia tenista confirmó el fin de ciclo: "Hay muchas razones, pero no quiero entrar en detalles. Voy a decir una cosa: respeto a Sasha como persona y como deportista y, sinceramente, le deseo que continúen sus éxitos".

A juzgar por los antecedentes, el capitán de los Washington Capitals de la liga estadounidense de hockey sobre hielo (NHL) y uno de los mejores rusos de la historia en este deporte está próximo a una de las mejores temporadas de su vida. Y habrá que estar atentos a lo que pueda hacer Kirilenko en Flushing Meadows...