Richard Jolly 10y

¿Será capaz de repetir la historia?

El fútbol rara vez permite a los jugadores tener una despedida perfecta, pero Didier Drogba la pudo conseguir. Su patada final como jugador del Chelsea fue el último penal en el 2012 en la final de la Champions League contra el Bayern Munich. Consiguió el trofeo y puso fin a una búsqueda para conquistar Europa que consumió su carrera en el Chelsea. Fue la redención para Drogba -- ya que había sido expulsado en la final de 2008 -- y una merecida recompensa: se había destacado en la semifinal contra el Barcelona y empatado al final del tiempo reglamentario en el partido contra el Bayern.

Pocos han dicho adiós de manera tan espectacular. Y, para aquellos a los que les gustan los finales felices de incluso los más turbulentos de los cuentos, ese debería haber sido el fin de la historia. Sólo que ahora, Drogba está de vuelta en Stamford Bridge.

"Una decisión fácil", él la llamó, aunque tal vez no lo debería haber sido. El atractivo de revivir sus días de gloria fue tal vez demasiado grande de resistir para el jugador más grande del Chelsea. Él es un fichaje pragmático y a la vez nostálgico para José Mourinho, la transferencia libre que será discípulo del portugués, suplente de Diego Costa, un ícono y un intimidante sustituto de impacto, un favorito de los fanáticos y un jugador de alto nivel en un vestuario sin Ashley Cole ni Frank Lampard.

Si se lo coloca en una posición única, sin embargo, la suya no es una situación excepcional. El viejo refrán dice que nunca debes volver, pero muchos futbolistas vuelven sobre sus pasos. Drogba sólo tiene que mirar a su alrededor el vestuario de Stamford Bridge para ver a otro semejante. Nemanja Matic fue una figura marginal durante su primera etapa en el Chelsea y es una influencia importante ahora. Tal vez es el Graeme Le Saux del siglo 21, que fue poco apreciado en su encarnación inicial en Londres y más prominente cuando costó bastante más.

El serbio representa un grupo de jugadores que ha rebobinado su reloj personal: tuvieron que irse lejos para jugar en el primer equipo y han costado un poco más a su regreso. El Barcelona y el Real Madrid tienen una experiencia particular de pagar un poco más para una reunión con los jugadores que se fueron a un menor monto, aunque los catalanes pudieron hacer poco para prevenir que Gerard Piqué y Cesc Fábregas se fueran cuando lo hicieron.

Drogba pertenece a un grupo muy diferente. Hay una tendencia de los campeones para hacer una reaparición. Él está siguiendo los pasos de Sol Campbell, Jens Lehmann y, en particular, Thierry Henry, quienes han vuelto por más en el Arsenal. Cada uno, tal como Drogba, fue firmado por segunda vez por el mismo entrenador. Al igual que Mourinho, Arsene Wenger demostró ser un modernista que estaba dispuesto a reconsiderar su pasado.

Paul Scholes pertenece a este grupo, aunque con una diferencia. Se retiró en lugar de dejar el Manchester United y reapareció en enero de 2012. Él también fue re-contratado por el mismo entrenador, Sir Alex Ferguson. Eso fue lo que hizo que el regreso de Robbie Fowler al Liverpool fuese aún más sorprendente: parecía una decisión extrañamente sentimental de parte del impasible Rafa Benítez.

Pero la realidad es que los héroes sorprendentes parecen particularmente propensos a los regresos. Drogba, Henry y Fowler son relativamente recientes adiciones a una larga lista que incluye a Ian Rush (Liverpool), Mark Hughes (United), Duncan Ferguson (Everton) y Teddy Sheringham (Tottenham). El paralelo menos agradable con el pasado es que Hughes es el único entre ellos que ha disfrutado de un mayor éxito la segunda vez.

Otros atacantes pertenecen al grupo cada vez mayor de los nómadas del fútbol; quizás resulte más sencillo catalogarlos como los hombres de Harry Redknapp, dadas las reuniones creadas por sus cambios incesantes. Robbie Keane y Jermain Defoe volvieron a Tottenham -- cada uno bajo la dirección de Redknapp. Peter Crouch, otro con conexiones con los Spurs y Redknapp, y Craig Bellamy, a quien Redknapp intentó comprar, disfrutaron de dos períodos en dos clubes: el Tottenham y el Liverpool con el inglés, el Liverpool y Cardiff con el galés. Sin embargo, otro con conexiones con Redknapp es el defensor Christopher Samba, cuyo tiempo en el Anzhi Makhachkala fue interrumpido por unos breves -- y lucrativos -- meses con el QPR.

La suya no es una carrera convencional. Hubo una lógica para los períodos gemelos de Gary Pallister en Middlesbrough, por ejemplo, que intercalaron los picos que alcanzó en el Manchester United, en su mejor momento. Otros van y vienen dependiendo de los cambios de status de los clubes. El Manchester City de mitad de tabla y con problemas de liquidez tuvo que vender a Shaun Wright-Phillips en 2005 para evitar el colapso financiero. Nuevamente rico, lo compró en 2008. Mientras siguieron progresando, sin embargo, Wright-Phillips se fue del equipo. Había sido demasiado bueno para el City; al cabo de unos años, el equipo pasó a ser demasiado bueno para él. Resultó ser un retorno decepcionante.

Muchos de estos retornos lo son. Piensen en los últimos tiempos de Joe Cole con el West Ham o de Juninho de regreso a Middlesbrough o, de hecho, la segunda etapa de Kaká en el Milan. Tuvieron recepciones eufóricas a su regreso y se fueron con menos alboroto por la puerta trasera. Y así, mientras que Drogba está por hacer su segundo debut, la cuestión será ver si puede ser la excepción de nuevo y lograr otra excelente despedida.

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