Fernando Esquer 10y

Rafael Martín, el constructor

MÉXICO -- Pegar ladrillo por ladrillo para construir una pared, un segmento de la obra final y luego con el paso del tiempo, resanar los daños que genera el paso del tiempo sobre la edificación, para que ésta permanezca en pie durante años.

Rafael Martín tiene amplia experiencia en el ámbito de la construcción y el montículo de pitcheo. Sabe manejar con naturalidad tanto cemento como su arsenal de lanzamientos.

La maestría en ambas actividades, lo tienen cerca de las ligas mayores.

El trabajo de resanar, fue realizado con precisión. Actualmente, Rafael Martín está de vuelta en clase AAA (donde lanzó durante 2012), pero ahora acumula 38 episodios sin permitir anotación, de los cuales, casi 19 han sido con el equipo de Syracuse.

Este sueño se formó desde la obra más humilde. "Después del High School aquí en los Estados Unidos, trabajé cinco años en construcción, en cemento", expresó Rafael con la misma naturalidad que exhibe cuando tira sliders.

Para mantener el sueño vivo, jugaba beisbol los fines de semana, "beisbol llanero", según sus propias palabras.

La vida le brindó la oportunidad de asistir a un tryout en Tecate, Baja California. Alfredo Peralta lo firmó para Saraperos de Saltillo, pasó un mes en la Academia del Carmen y de repente, en 2007, ya era jugador profesional dentro de la Liga Mexicana de Béisbol.

El éxito llegó con rapidez. Culminó su primera temporada en Saltillo con 2.65 de efectividad en 22 juegos. En 2009, alzó por primera vez un título invernal con Venados de Mazatlán y al año siguiente, fue llevado como refuerzo a la Serie del Caribe de Margarita 2010.

Tras el clásico caribeño, firmó con los Washington Nationals. Su camino dentro de las ligas menores estadounidenses inició en la Eastern League (AA) donde recibió el llamado al Juego de Estrellas.

La siguiente campaña logró 13 juegos salvados con 1.77 de PCL en la misma categoría. Además, su relación de bases por bolas y ponches, fue la mejor de su corta carrera: 9 BB y 44 K en 35 2/3 EL.

El sendero no había presentado tropiezos, pero hasta el edificio mejor construido, sufre la zozobra de los temporales. Ésta llegó en 2012.

Las lesiones, fueron acompañadas por una mala decisión que lo llevó a recibir castigo por uso de una droga recreativa. "Fue una estupidez, lo podemos llamar", recuerda el serpentinero cuando le preguntamos sobre el suceso. "Hasta eso, aprendí", reflexiona.

A finales de 2013, nuevamente aparecieron inconvenientes en forma de osteofitos, los cuales le fueron removidos de su codo. Ahí se formaron los cimientos para un año que tiene elementos para convertirse en el mejor de su carrera.

"Ya tengo 30 años, es mi último estirón, lo podemos llamar. No tengo nada que perder, entonces estoy echando toda la carne al asador". Así ve el derecho su presente, que apunta hacia los Washington Nationals.

"Yo creo que en septiembre. Sí me va a llegar este año, si Dios quiere", afirmó el lanzador, quien construye la obra de su vida.

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