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Paul O'Neill recibe reconocimiento

Paul O'Neill y su esposa Nevalee descubren la placa en honor del 'Guerrero'. Anthony Gruppuso/USA TODAY Sports

NUEVA YORK -- Paul O'Neill es uno de los jugadores de los Yankees de Nueva York mejor reconocido por su carisma y pasión, siendo parte integral del legendario equipo que ganó cinco banderines y cuatro campeonatos de Serie Mundial de 1996 a 2000.

La tarde del sábado, 'El Guerrero', como fue bautizado por George Steinbrenner, recibió el máximo honor al ser reconocido con una placa en "Monument Park" en Yankee Stadium.

"Cuando miro esta placa pienso en lo que los Yankees significan para el mundo del deporte, y básicamente, son simplemente los mejores, es así y seguirá siendo así", dijo O'Neill durante la emotiva ceremonia, donde estuvieron presentes miembros de su familia y de la directiva de los Yankees, su antiguo dirigente Joe Torre y ex compañeros de equipo David Cone, Jorge Posada y Mariano Rivera.

"Lo mejor que le puede suceder a un pelotero en su carrera es ser un Yankee. Babe Ruth, Lou Gehrig, Mickey Mantle, Yogi Berra, el hecho que mi placa esté cerca de esas figuras es simplemente increíble, jamás soñé con este momento".

Después de la develación de la placa, sus también ex compañeros Derek Jeter y Joe Girardi salieron del dugout para entregarle varios regalos. 'El Capitán' le presentó una reproducción enmarcada de la imagen de su placa en el parque dedicado a leyendas de los Yankees en el jardín central en el Bronx y el dirigente Girardi le obsequió un anillo de platino grabado con el número 21, antes de que O'Neill se acercara al podio para darles las gracias a sus familiares, amigos y a todos los aficionados neoyorquinos.

O'Neill agradeció a los fans el apoyo a través de sus nueve años en Nueva York, y en particular por lo que llamó "el momento más bonito y especial" de su carrera, el 1 de noviembre de 2001, cuando durante el quinto juego de la Serie Mundial, su último partido en Yankee Stadium, "50,000 personas comenzaron a corear mi nombre".

El jardinero derecho y actual locutor de la cadena televisiva de los Yankees también dio gracias al "Boss" y a la familia Steinbrenner, a su difunto padre Charles O'Neill y al fallecido Don Zimmer.

Lo mejor que le puede suceder a un pelotero en su carrera es ser un Yankee. Babe Ruth, Lou Gehrig, Mickey Mantle, Yogi Berra, el hecho que mi placa esté cerca de esas figuras es simplemente increíble, jamás soñé con este momento.

-- Paul O'Neill

En sus nueve temporadas con los Bombarderos del Bronx, O'Neill bateó para un promedio de .303 con 185 jonrones y 858 carreras remolcadas y se coronó campeón de bateo de la Liga Americana en 1994, siendo considerado uno de los mejores jardineros de su generación.

La carrera de O'Neill estuvo marcada por su gran desdén por perder. O'Neill tenía que ser perfecto y el resto simplemente no era aceptable, demostrando pura ira después de hacer un out. Esas emociones fueron precisamente las que lo hicieron uno de los favoritos de los aficionados neoyorquinos, que no esperan nada menos que perfección de sus ídolos deportivos.

"Paul O'Neill fue el pegamento que mantuvo a este equipo unido", dijo Torre, manager de O'Neill los últimos cinco años de su carrera. "Fue un jugador que nunca se rindió y un ser humano muy especial".

O'Neill no era de esos peloteros que podían dar vuelta a la página rápidamente y ser perfecto era su motivación. Siempre sintió la necesidad de ser mejor y trabajar más duro cada día y estima que esa pasión fue la que lo hizo tener tanto éxito como pelotero, aunque también reconoció que fue parte de una era única en la historia de los Yankees.

"Seamos realistas, lo mejor que nos pudo haber sucedido fue el haber podido jugar para los Yankees de Nueva York, especialmente en aquel momento", dijo O'Neill. "Ahora todo el mundo, los medios, los aficionados, pueden reconocer y darse cuenta que fue un tiempo insuperable y muy especial".