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Pippen no olvida el primer título

El dúo Pippen-Jordan guió a los Bulls a seis anillos de campeón Getty Images

Ingresar al United Center, hogar de los Chicago Bulls, es entrar a una de las mecas del básquetbol mundial. Apenas llegas al estadio lo primero que ves es la estatua de Michael Jordan, tan majestuosa como imponente con MJ y su camiseta número 23 en pleno vuelo. Como si eso fuera poco, poco después uno se encuentra frente a la estatua de Scottie Pippen, el principal aliado de Michael Jordan durante la época dorada de los Bulls con seis títulos, dos tricampeonatos, entre 1991 y 1998.

Yo estaba frente a la estatua de Pippen cuando de repente alguien aparece detrás mío, me doy vuelta y mi nariz se da contra una camiseta roja. Alzo la cabeza y es el mismo Pippen, quien había llegado al United Center para hablar sobre su carrera como uno de los 50 mejores jugadores de la historia de la NBA. La entrevista formó parte de la promoción del Festival Mundial de Básquetbol auspiciado por Nike.

Pippen no tardó en identificar el momento más dulce de su carrera, el recuerdo más imborrable de todos para él. Hay quienes dicen que no hay nada como la primera vez, y en el caso del ex número 33 de los Bulls, nada se compara a la obtención de su primer campeonato con Chicago en 1991.

"Ese fue el título más dulce de todos porque todos estábamos tratando de ganar lo mismo. Los otros cinco fueron bastante fáciles (risas)", dijo Pippen, refiriéndose a los otros cinco anillos obtenidos en 1992, 1993, 1996, 1997 y 1998.

"Esa fue nuestra primera vez navegando aguas desconocidas y para colmo perdimos el primer juego de la serie contra los Lakers, pero eso nos volvió a poner con la guardia en alto", dijo Pippen, quien todavía recuerda aquella derrota inicial por 93-91 aquel domingo 2 de junio de 1991 como una daga que le permanece el corazón, por más que Chicago haya terminado ganando la serie en cinco juegos.

Entramos al vestuario de los Bulls y es evidente que a Pippen lo invaden la nostalgia, los recuerdos de tantas alegrías, todo junto a la misma vez. Él apunta hacia el puesto en el vestuario que ahora le pertenece a Joakim Noah. ¨Ese solía ser el de Dennis Rodman¨, dijo.

Luego su mirada se dirige al lado de enfrente, al puesto que dentro de poco le pertenecerá a Pau Gasol. ¨Ese solía ser mi casillero, Michael estaba al lado mío, así era más fácil escaparle a la prensa (risas)¨. El casillero de Derrick Rose, actual figura de Chicago, está más lejos, al lado del acceso principal al vestuario.

Luego del paseo, la conversación regresó a aquella primer final inolvidable y a los sentimientos inolvidables para él y sus compañeros en el vestuario antes de entrar a la cancha.

¨Aquel primer juego de las Finales de la NBA tiene un lugar especial en mi memoria ya que creo que todos estábamos muy nerviosos al ser la primera vez en una final para todos, incluyendo a Michael Jordan¨, dijo Pippen.

¨Uno sentía como que todos tus sueños se habían desvanecido en un instante tras ese partido, ya que no solo perdiste el juego sino que también la ventaja de la localía por la cual te habías esmerado tanto por obtener durante la temporada regular. Ahora le estabas dando una oportunidad a los famosos Los Angeles Lakers¨.

Chicago no solo terminó barriendo el resto de la serie, sino que Pippen tuvo una actuación consagratoria en el quinto y definitivo juego liderando a los Bulls con 32 puntos y 13 rebotes. Esa noche fue Scottie, no MJ, el que guió a los Bulls a la gloria.

Pippen sabía que podía llegar a ser una estrella algún día, y su gran oportunidad llegó en octubre de 1993, cuando Jordan anunció su primer retiro como jugador de la NBA. En un abrir y cerrar de ojos, Pippen se había vuelto el nuevo referente de los tricampeones vigentes de la NBA.

Pippen promedió su mayor cantidad de puntos (22 en la temporada 93/94 y 21,4 en la temporada '94-95) y de rebotes (8,7 y 8,1) en sus dos campañas sin el mejor de la historia a su lado, pero no había estadística que valga sin lo único que él en verdad anhelaba: El anillo de campeón. Le guste o no, el legado de Pippen demarca que ganó seis títulos con Jordan y ninguno sin él, siendo eliminados en la segunda ronda de los playoffs ambas veces tras la partida de su referente.

"Sí, todavía tengo a esa espina un poco clavada", dijo con un tono serio. Luego el ex alero de los Bulls reflexionó, se rió y dijo que "no, no es una espina clavada, yo tuve algunos años destacados cuando Michael no estaba, conté con grandes compañeros y lo dejamos todo para intentar defender nuestro título".

El año 1995 marcó el regreso de Michael Jordan, y junto a él poco después la llegada de Dennis Rodman, el jugador más malentendido de la NBA que en ese entonces encontró a un valioso aliado en Pippen.

"Rodman en ese entonces era considerado un 'chico malo' pero de una mala manera, él simplemente no podía encontrar un equipo, así que yo creo que fue una situación propicia para que él también llegara y demostrara su valía", dijo Pippen.

La llegada del ¨Bad Boy¨ generó al ¨Súper Trio¨ original que luego procedería a hacer historia ganando 72 partidos en la temporada regular rumbo al título durante la campaña 1995-96, un récord que sigue en pie hoy en día.

"Fue un récord sumamente difícil de conseguir. Tal y como hubo partidos que debimos haber ganado, también hubo otros que debimos haber perdido, así que todo se terminó balanceando al final", dijo Pippen, quien calificó a lo logrado por él y sus compañeros como algo milagroso.

"Fue una temporada milagrosa. No veo como algún otro equipo alguna vez supere esa cantidad de triunfos. El calendario nunca te favorece, estas viajando constantemente y jugando contra duros rivales noche tras noche, así que es sumamente difícil ganar 70 juegos o más en la temporada regular".

¿Acaso Pippen cree que LeBron James y su nuevo súper equipo en Cleveland podrían superar esa marca algún día?

"Obviamente no ha habido muchos equipos que se hayan acercado a ese récord que ya está vigente desde hace casi 20 años... LeBron está envejeciendo un poco ahora, así que yo diría que él podría haberlo superado antes pero no sé, todavía le quedan muchos años y muchos juegos por delante en su carrera. Ya veremos, pero dudo que pueda lograrlo¨, dijo Pippen, quien promedió 19,4 puntos, 6,4 rebotes y 5,9 asistencias durante ese año histórico y posiblemente irrepetible.

Michael Jordan habrá sido la gran estrella de la dinastía de los Bulls durante la década del ´90, pero para Pippen nadie fue más indispensable para que Chicago se bañe de gloria que Phil Jackson, su legendario entrenador en ese entonces.

"Phil nos enseñó a ser más pacientes, a creer y confiar en nuestros compañeros...Nadie intentaba hacer las cosas por sí solo, y el jugador clave a quién él debía convencer era Michael¨, dijo Pippen.

"Michael obviamente ya podía ser dominante durante ese entonces. No estaba ganando campeonatos, pero sí se estaba volviendo famoso. Phil tuvo una influencia enorme y cambió su carrera, tal y como cambió a la franquicia que ahora puede ser reconocida como campeona. Él también supo ser una figura paternal fuera de la cancha, tuvo varios roles aquí en Chicago y todo eso le terminó rindiendo réditos".

El tiempo terminó llevando a cada uno de ellos por caminos distintos. Jackson y Jordan volvieron a sus raíces como presidente de los Knicks en Nueva York y dueño de los Charlotte Hornets respectivamente. Pippen, por su parte, sigue involucrado con los Chicago Bulls y cuenta con su número 33 retirado y colgando alto por sobre las gradas del estadio. Inmortalizado por siempre.

¨Para mí es como un sueño cumplido. Obviamente cuando eres niño tu sueñas con primero llegar a la NBA, pero una vez que estás allí tú quieres dejar tu marca en el deporte, y el tener mi numero retirado es uno de los sentimientos más sublimes de todos¨, dijo Pippen.

Un sentimiento sublime que se enriqueció todavía más con su llegada al Salón de la Fama en el 2010, ya que el legado de Scottie Pippen está asegurado para siempre en la historia grande de la NBA.