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Los Marineros han dado un cambio

SEATTLE -- Demasiados juegos en el Safeco Field en la última década más o menos han sido menos que sorprendentes para los fanáticos de los Marineros. Pero el pasado lunes les dió una noche tan mágica y spectacular que se merecía ser mostrada en una pantalla de cine.

Las gradas estaban repletas de fanáticos gritones y exuberantes, la mayoría de ellos vestidos de azul o amarillo. Cierto, muchos eran fanáticos de los Azulejos de Toronto que habían viajadio dos horas desde British Columbia para ver a Toronto jugar ante Seattle, pero fueron recompensados con un gran ambiente divertido. El Rey Félix Hernández hizo lo suyo, mientras que la Corte del Rey, repleta de camisetas amarillas que portaban sus cartelones amarillos con la letra "K!" llenaron tres niveles del estadio. Y Robinson Canó tuvo una de sus mejores noches desde que firmara con Seattle. Conectó jonrón, doble, recibió boleto, anotó dos carreras, remolcó otras dos e hizo dos grandes jugadas defensivas.

Sin embargo, el mejor momento de todos ocurrió en la sexta entrada donde Seattle se destapó con siete carreras en camino a la victoria 11-1.

Canó, quien conectó cuadrangular abriendo la entrada, se paró en la caja de bateo nuevamente con dos outs. Un relámpago iluminó el cielo y el sonido del trueno retumbó por todo el estadio. Uno casi esperaba que Canó literalmente descosiera la pelota y se deslizara en la antesala con un triple, de forma similar a Roy Hobbs en "The Natural." En cambio, Canó apenas conectó doble.

"Whoa, eso me dio temor", dijo Canó sobre el relámpago. "Eso me asustó mucho. Espero que no vuelva a suceder".

No, Robbie, los fanáticos de Seattle quieren desesperádamente que eso ocurra de nuevo. Han estado esperando por tanto tiempo que su equipo vuelva a ser contendiente legítimo, y una vez más, cuando comenzó esta temporada, las probabilidades de que eso ocurriera parecían más bajas que el ser golpeado por un rayo.

Y aun así, aquí están, con el mejor pitcheo del béisbol, viniendo de una estancia en casa donde jugaron para 8-1, 10 juegos por encima de los .500 y con oportunidad real de quitarle algo de atención a los Seahawks en octubre. Quizás están en tercer lugar en el Oeste, a 7½ juegos detrás de los Atléticos de Oakland , pero la mejor división en todo el béisbol puede enviar tres equipos a la postemporada. Los Marineros entran a la serie de tres juegos ante los Tigres de Detroit apenas a medio juego detrás del propio Detroit por el segundo comodín.

Como les dijo su exmanager Lou Piniella cuando los Marineros lo exaltaron a su Salón de la Fama la semana pasada: "Hay que golpear algunos traseros en el resto del año y llegar a los playoffs y hacer que Seattle se sienta orgulloso de ustedes".

La última vez que Seattle estuvo realmente orgulloso de los Marineros fue en el 2001, cuando ganaron 116 juegos, la mayor cantidad en la historia de la Liga Americana, mientras atrajeron 3.5 millones de fanáticos, la mayor cantidad en las mayores. Desafortunadamente, ellos perdieron en la Serie de Campeonato de la Liga Americana ante los Yankees de Nueva York y no han vuelto a la postemporada desde ese entonces. Ellos han pasado por nueve managers desde ese entonces -- incluyendo a casi todos los exmanagers de Cleveland a excepción de Lou Brown -- y han terminado en el sótano en las últimas siete ocasiones.

La asistencia se ha reducido casi a la mitad. Los Seahawks, quienes llegaron al Super Bowl en 2006 y lo ganaron este año, han elevado su popularidad a las nubes. El equipo de fútbol FC Seattle Sounders atrajo casi la mitad de fanáticos en una cuarta parte de juegos, como lo hicieron los Marineros en igual cantidad de partidos el año pasado. Aparte del juego inaugural en casa, la asistencia más grande en casa de los Marineros antes del partido contra los Azulejos fue cuando regalaron muñecos cabezones de Macklemore.

Como finalmente hizo Cleveland en "Major League", los Marineros les están dando a sus fanáticos razones para sentirse emocionados en estos días. En adición a estar en la contienda por el comodín, están empatados con Washington por el segundo mejor diferencial de carreras en todo el béisbol, y tienen al mejor lanzador de la Liga Americana: El Rey Felix.

Con un cambio que podría ser el lanzamiento más difícil de batear en las mayores, Hernández ha logrado 16 salidas consecutivas con al menos siete entradas trabajadas y dos carreras permitidas o menos. Ningún lanzador anterior ha logrado algo así -- ni Bob Gibson en el 1968, ni Sandy Koufax, ni siquiera Christy Mathewson en la era de la bola muerta. Félix tiene marca de 8-2 con efectividad de 1.41 y 134 ponches en ese periodo.

"Eso es caso aparte, pero él es un caso aparte", dijo el receptor Mike Zunino. "Eso es todo lo que uno puede decir. Tiene el mejor repertorio y además puede lanzar también. Cuando tienes una combinación como esa, es bastante difícil que le puedas anotar muchas carreras".

El segundo comodín no es algo que exactamente uno quiera destacar con un banderín, pero ¿quién querría enfrentarse a Félix en un juego de vida o muerte?

Y siguiendo con ese tema, ¿te querrías enfrentar a los primeros tres abridores de los Marineros si logran avanzar? Hisashi Iwakuma tiene marca de 11-6 con efectividad de 2.72 y WHIP de 0.97. Chris Young, firmado al final de los entrenamientos primaverales luego que los Nacionales de Washington lo dejaran libre, juega para 11-6 con efectividad de 3.20 y WHIP de 1.12. Esos tres tienen la mejor efectividad combinada de cualquier trío de lanzadores abridores en la liga. La rotación lidera la liga en efectividad con 3.28, mientras que el bullpen hace lo propio con 2.33.

En general, la efectividad de los Marineros es de 2.95. Han pasado 25 años desde la última vez que un equipo de Grandes Ligas terminó con efectividad combinada de menos de 3.00. El último equipo en la Liga Americana en lograrlo en una temporada completa fueron los Atléticos de 1974 que se coronaron campeones de la Serie Mundial.

"No quiero pensar en medirme a estos tipos en una serie corta", dijo un escucha veterano. "No querría enfrentarme a ellos en un juego, y pienso que sería una serie de siete juegos de baja anotación".

Sí, probablemente así sería. El asunto -- la cosa más responsable de que Seattle esté detrás de Oakland y los Angelinos de Los Angeles en el Oeste de la Liga Americana -- ha sido la ofensiva. Como Hernández sabe demasiado bien, los Marineros han tenido problemas por años para anotar carreras; y este año, se encuentran en el puesto 28 en OBP y en el 25 en OPS. De alguna manera, ellos están apenas en el puesto 21 en carreras. (Quizás Glenn Close se levante durante momentos clave).

"Es el viejo adagio: Pitcheo y defensa ganan partidos", dijo el manager Lloyd McClendon. "Lanzamos bastante bien y podemos atrapar la pelota. ¿Tenemos problemas ofensivos? Sí, los tenemos. Pero como le digo a todo el mundo, nosotros tomamos nuestro rifle pequeño y te disparamos entre medio de los ojos mientras evitamos tu disparo".

La ofensiva se ha levantado un poco desde que McClendon dijera eso, y el escucha dice que si el recién adquirido Kendrys Morales o alguien más se calienta para ayudar a Canó y al antesalista Kyle Seager, los Marineros van a ser una fuerza verdadera. Y Felix ciertamente lo apreciaría. Al serle preguntado cómo se sentía luegoi de haber recibido un gran apoyo ofensivo el lunes, Hernández respondió de forma parecida a como habla Tony el Tigre, "Se siente grrrrrrandioso".

¿Qué mejoría se le puede acreditar parcialmente a la influencia de Canó?

"No voy a descartar lo que él hace en el terreno, que obviamente es especial. Pero fuera del terreno, con la forma en que se maneja, tiene un efecto calmante en el resto de los jugadores", dijo Seager, un Todos Estrellas por primera vez. "Él te muestra cómo mantenerte calmado y como te va a salir todo bien. Nunca lo ves en pánico. Ya sea que se haya ido de 5-0 o de 5-5, él siempre es el mismo. Y ha logrado que se nos pegue esa actitud, de que si no podemos hacer el trabajo hoy, lo podemos hacer mañana".

Canó asombró al béisbol en el invierno pasado cuando firmó con los Marineros en vez de volver a los Yankees o irse a algún otro equipo de mercado grande. Parte de ello fue el dinero, naturalmente -- ¿quién rechazaría $240 millones? -- y parte de ello fueron los consejos del Rey Félix.

"Le dije que ellos lo tratarían como una familia. Esta es una gran organización. Te va a encantar estar aquí", dijo Hernández. "Solo le dije la verdad".

Aunque el poder de Canó bajó al principio de la temporada -- Safeco Field no es el tipo de estadio que es tan favorable para los bateadores como lo es el Yankee Stadium -- el mismo ha ido regresando poco a poco. (Ya tiene 10 cuadrangulares). Su promedio sigue estando ahí -- está segundo en la liga con .329.

A pesar de lo vital que es la ofensiva de Canó, su defensa también ha sido importante. Su estilo es tan relajado que hace ver todas las jugadas como fáciles, incluso cuando no lo son. En el partido del lunes, atrapó un rodado con un corredor que iba de segunda a tercera base. La mayoría de los intermedistas habrían intentado el out fácil en primera base y dejarían que el corredor llegara a la intermedia. Pero no Canó. Él disparó a la antesala y sacó al corredor tan fácilmente que uno se pregunta la razón por la que más intermedistas no intentan eso. Luego atrapó un elevado dentro del cuadro dándole la espalda al plato, de nuevo, haciéndolo ver bien fácil.

"Solo hay un jugador que puede hacer esas dos jugadas en un solo juego", dijo Zunino. "Es impreisonante. Nunca entra en pánico. Nunca se apresura. Solo muestra lo bueno que es, y esa jugada en tercera te demuestra que siempre está un paso adelante".

McClendon, quien fue coach de bateo de Detroit bajo Jim Leyland por los pasados siete años, también está varios pasos al frente en relación a donde estaba cuando dirigía a los Piratas de Pittsburgh del 2001 al 2005. Trabajando con poco talento, tuvo marca de 336-446 y nunca tuvo una temporada ganadora en Pittsburgh. Su momento más infame fue cuando se puso a discutir con un árbitro y literalmente se robó la primera base. (El video se encuentra en esta colección de los 10 Mejores Desplomes en "SportsCenter").

El relevista Joe Beimel lanzó para McClendon durante esos años y dijo que el manager ha madurado desde ese entonces.

"Él está ahora un poco más calmado que cuando yo subí por primera vez", dijo Beimel. "Estaba lidiando con muchos jugadores jóvenes. Él mismo era más joven -- yo era más joven -- y pienso que a lo largo de los años, el trabajar con Leyland y ver como él ha ido trabajando con las cosas, realmente se ha logrado transformar en el manager que es ahora.

"Si necesitas que lo haga, él se te va a tirar encima y te va a decir que necesitas mejorar. Pero al mismo tiempo, él no puede hacer eso con cada jugador porque algunos jugadores no responden a eso. Y él sabe cuáles jugadores responden a eso y cuáles no, y es algo que realmente le ha dado resultado".

McClendon no suele quitarle piezas de ropa a un poster del dueño del equipo luego de cada victoria, pero los jugadores dicen que él ha logrado crear un ambiente de menos presión en el camerino. "Uno tiene que darle crédito a Lloyd, quien es una parte importante de este éxito", dijo Hernández. "Lloyd es una gran parte de esto, y él es nuestro jefe. Él nos deja jugar. Salgan allá afuera y hagan lo suyo".

Y aunque McClendon es un excoach de bateo, Young dice que maneja su cuerpo de lanzadores tan bien como cualquier otro manager para el que haya jugado.

Canó cambió las brillantes luces de Nueva York para jugar con los Marineros , pero quizás logre traer algo de esas luces y ese glamour a Seattle -- justo como hizo su agente, Jay Z, cuando él y Beyonce estuvieron en el Safeco Field el mes pasado.

Durante el eléctrico partido del lunes, Canó habló con su compañero y exmiembro de los Mets de Nueva York Endy Chávez.

"Cuando juegas en Nueva York, cada día es como esto", dijo Canó. "Allí, uno tienes que ganar. Tienes que jugar para ganar cada juego, y siempre está el estadio lleno, completamente lleno. Especialmente cuando juegas en un partido de Nueva York contra Boston. Así es como se siente esta noche".

Los fanáticos de Seattle cruzan sus dedos, se colocan al reves sus gorras al estilo de Fernando Rodney y esperan que puedan volver a sentir esto en las seis semanas finales de la temporada -- y entonces, quizás, puedan tener una historia de octubre digna de la pantalla grande.