Washington Cucurto 10y

Repercusiones lejanas del triunfo de San Lorenzo en la Libertadores

BUENOS AIRES- A las 8 de la mañana me tocaron el timbre. Con todo, y muchas veces. Salté de la cama y grité: "¿Quién es? ¡No espero a nadie!"

La voz de Arpiano, el vecino, me tranquilizó. Cuando abrí la puerta para ver qué sucedía me encontré con cinco vecinos del edificio donde vivo. "¿Cucu, viste lo que le pasó a Aldo?".

Aldo es el portero. Yo no sabía nada, estuve encerrado tres días escribiendo una novela malísima que al final arrojé al tacho de basura. ¡120 páginas al tacho! Es jodida la vida del escritor, escribir, escribir en total soledad y de pronto todo lo hecho no sirve para nada.

Vivo en un edificio viejo, semi abandonado, derruido por más de 50 años sin mantenimiento de ningún tipo. Ningún vecino quiso jamás pagar expensas, ni colaborar para barrer los pasillos y las escaleras.

Vivo en la terraza, en un departamento de dos ambientes, en el quinto piso. Desde ahí veo toda la ciudad. Me quedo horas mirando los atardeceres fumando un cigarrillo. Últimamente compré un par de jaulas y comencé a criar pollos.

Todo mi edificio es hincha de San Lorenzo. De hecho, hay un par de barras que viven en los pisos de abajo. Pisos por los cuales nunca paso porque están tomados. Boedo es un barrio de casas bajas, y eso es hermoso.

¿Qué le pasó a Aldo? Estuvo encerrado en el ascensor desde la noche de la final de la Copa Libertadores.

Todos estábamos viendo el partido y Aldo quedó encerrado hasta el domingo. La situación me pareció increíble. ¿Cómo fue posible que una persona estuviera encerrada en el ascensor casi cuatro días sin que nadie se percatara? ¿Nadie usó el ascensor en estos días?

San Lorenzo ganó la Libertadores y nadie fue a trabajar. Todos se emborracharon tremendamente. Y hoy, el SAME sacó al pobre Aldo de las profundidades del ascensor oscuro, debilitado, casi al borde de la muerte.

San Lorenzo obtuvo un título histórico, pero la vida debe continuar. No es posible que mis vecinos festejen en sus departamentos cinco días seguidos.

Esta tarde lo fui a ver al Hospital de Clínicas. Aldo, por suerte, ya está bien. Sin embargo, no quiere saber nada de que le hablen del triunfo de San Lorenzo.

Aldo nació y se crió en Boedo. Es cuervo, porteño y tanguero de toda la vida. Sin embargo, en la cama del hospital, me dijo esto: "Cucu, San Lorenzo casi me mata del susto".

Para Aldo fue una alegría, por supuesto, pero también un sufrimiento interminable. Le bastó con sólo pensar que si pasaban un par de días más se podía quedar frito en el ascensor, sin recibir ayuda de nadie.

El fútbol transcurre más allá de las canchas, tiene sus consecuencias sociales. Por suerte, la situación no pasó a mayores.

Puede ser una simple anécdota, pero en el fondo es el sufrimiento de un hincha que puso el cuerpo por su San Lorenzo querido.

^ Al Inicio ^