Washington Cucurto 10y

Paul Gascoigne ataca de nuevo

BUENOS AIRES -- Hoy salí a comprar un pollo y en la carnicería vi a una mujer con anteojos, de pelo colorado, como si fuera la cabellera de Berenice.

- ¡A vos te conozco!, me encaró.

La miré bien, pero no la conocía. Era una señora elegante, de unos sesenta años, alta y robusta. ¿Quién podría ser? No tenía la menor idea.

- ¡Vos escribiste un poema a mi marido hace muchos años!

Cada vez la entendía menos...Pero sin duda, debía ser alguien ligado al mundo del fútbol. Me contó que fue la ex-mujer de un famoso jugador inglés que, ahora estaba de paso por Buenos Aires.

Es raro que yo le escriba a un jugador inglés, no admiro a ninguno. Aunque si, ¡ya sé! Admiro a Paul Gascoigne. Esta mujer era, afirmativamente, una exmujer del famoso mediocampista inglés.

Toda mi vida quise conocer a Paul Gascoigne. Admiré su carácter y su forma de jugar.

La mujer estaba de vacaciones en Buenos Aires y me dijo antes de irse:

- A Paul le gustó mucho tu poema. Siempre lo recitaba entre amigos.

La mujer desapareció y me quedé solo en la carnicería, con mi pollo trozado en ocho pedazos, parado, mirando la nada.

¿Qué habrá sido de Paul Gascoigne?, me pregunté y volví caminando hacia mi casa, con la bolsa del pollo goteando sangre. Ya no hay jugadores como Gascoigne. Ahora todos los jugadores se parecen entre ellos, dicen lo mismo, actúan de la misma forma, cuidan la efectividad el 100%. Máquinas perfectas de correr.

El mediocampista inglés era sanguíneo, corría y hablaba y tenía actitudes disparatadas dentro del campo de juego. Era capaz de quitarle una tarjeta al árbitro y mostrarle la roja. Era capaz de pelearse con los Rollings Stones y con los integrantes de la banda Oasis.

Se arrepintió toda la vida de haber eliminado a Camerún del Mundial de Italia 90 y quiso, para pagar su error, jugar para Camerún en el Mundial siguiente. Todo un hombre con estilo, dentro del chato mundo del fútbol.

Por todas esas actitudes lo admiré siempre. Adentro de la cancha era un león, con una pegada formidable. Daba emoción verlo jugar.

No volvió a haber nadie como Gascoigne. La selección inglesa lo extraña horrores. Hace Inglaterra quedó eliminada del Mundial, ya no tiene referentes. Perdió su identidad hace mucho y camina un derrotero que nos ha tocado transitar a los argentinos también.

Es increíble que esa mujer de cabellera rojiza se haya acordado de mí, que haya sido capaz de reconocerme y de recordar ese viejo poema que es una oda.

Pasan los años, pero el fútbol todavía es una caja de pandora, dispuesta a entregarnos lo mejor de sí mismo en cualquier parte, en cualquier momento, en cualquier situación.

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