<
>

Un día para olvidar rápido

Giraldo no pudo con Gabashvili Getty Images

NUEVA YORK (Enviado especial) -- No fue una derrota más. Por varios motivos y muy especiales. Así y todo, con el gran año que está viviendo, no le pegó duro la caída tan prematura a Santiago Giraldo. El hecho de haberse convertido en el primer colombiano cabeza de serie en un Grand Slam significó, como le expresó en la previa a ESPNtenis.com, una "motivación extra y no una presión". Pero dentro de la cancha, en el día en el que el sol pegó más fuerte en lo que va del US Open 2014, con 32° y más de 40° en pleno cemento, no pudo desplegar su mejor versión. Y no le alcanzó el apoyo de más de 150 compatriotas, ni la espina que traía de ser el único supertorneo en el que jamás logró un triunfo.

Ahora el récord del jugador de Pereira en Flushing Meadows es 0-5, con cinco rápidas despedidas en los cinco últimos años. Y, sumando los cuatro Grand Slam, quedó 8-23. Números al margen, la sensación que se vio a un metro de la pista 13 (qué número, justamente), es que al mejor tenista de Colombia, N° 32 del mundo, le faltó más pimienta en sus tiros, ser más agresivo y forzar con más variantes al duro pegador Teymuraz Gabashvili (62°). El sudamericano volcó su juego sobre el revés del ruso, tratando de evitar la derecha del hombre nacido en Georgia y que vive en Moscú, pero así y todo no le funcionó.

Fue un choque cambiante, en el que lo único que no sufrió alteraciones fue el tiempo, con una humedad muy alta -apenas se movían algunas hojas en lo alto de las plantas-, que sí alteró a algunos y descompuso a otros. El que también fue cambiando, pero de butaca, fue Martin Laurendeau, el capitán de Copa Davis de Canadá, que en dos semanas recibirá a Giraldo y compañía por un repechaje del Grupo Mundial. El exjugador observó al de Pereira, que también sufrió la alta temperatura, pese a su origen y costumbre de moverse en esas condiciones. Inclusive, sufrió un tirón en el tercer set y fue atendido antes de comenzar el cuarto y último. Al margen de eso, Giraldo dejó escapar una buena oportunidad.

El propio tenista sabía que, al ser preclasificado (27°, en su caso), iba a esquivar a las grandes figuras en el inicio mismo. Pero ni eso lo ayudó, tuvo un día muy irregular, fue inestable con sus golpes de base y, pese a más de un contragolpe veloz y punzante tanto de drive como de revés, estuvo más tiempo corriendo detrás de los potentes disparos de derecha del ruso. Así se le negó la meta de completar el póker de victorias en los Grand Slam, tras una gran recuperación en el letal tercer parcial. Es que pasó de 1-4 a 5-4 y servicio, pero lo cedió. Enseguida llegó a estar con set point a favor, en el 6-5 del tiebreak, pero un saque ganador le permitió salir adelante a su rival y luego supo definirlo.

"Fue una lástima, porque pude y quería más. Perdí mi chance en el tercer set, al sacar 5-4, sin dudas. Y con la molestia en la pierna, saber que tenía que ganar los dos últimos me jugó en contra. Pensé en retirarme en el cuarto set, pero preferí seguir. Igual él es peligroso, tiene experiencia y se mereció avanzar", contó más tarde Giraldo, en charla con ESPNtenis.com, consciente de que se le había ido una oportunidad muy valiosa. "Sé que debo mejorar y ser más sólido. Me tengo fe, pienso seguir jugando hasta los 34 años y por eso lo mejor aún está por venir", agregó serio, dolido, pero no decepcionado y siempre optimista.

El "sí, sí, Santiago, sí, sí, Colombia..." se hizo sentir por la afición. Algunos connacionales de Giraldo, residentes en Nueva York, sufrieron con la camiseta de la Selección Colombia y se daban vuelta para observar, en la cancha vecina, la 14, cómo iba la pareja de Copa Davis de ese país, que terminó con una sonrisa, ya que avanzaron Juan Sebastián Cabal y Robert Farah. Ni el aliento de los padres de Alejandro González, entre amigos y turistas, fue suficiente para que Giraldo pudiera torcer su historia negativa en el Abierto de Estados Unidos. Una pena, realmente, porque las condiciones parecían dadas para poder dar el primer paso e ilusionarse con más.

Fue un día negativo para Giraldo, que así y todo fue amable y felicitó a Gabashvili. Su rival, cuando se puso 3-2 en la muerte súbita del tercer capítulo, miró desafiante a un sector de las gradas y gritó "vamos", en lugar de su habitual "come on". Eso no perturbó al de Pereira, guiado y motivado permanentemente por sus entrenadores, Felipe Berón y Fernando González, quienes se ubicaron en la única cabecera de la cancha 13, que da espaldas al estadio Arthur Ashe. Sí se molestó cuando cometió su quinta doble falta, porque marcó el final del partido. Sí, como corolario de un día para olvidar rápido, así llegó el final. Con energías renovadas, ya dijo que da vuelta esta página y mira hacia adelante. Como debe ser.