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10 historias mínimas que dejó la primera semana del US Open

Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Matosevic, a sus pies
El australiano se fue en primera ronda por 13ª vez en sus 15 actuaciones en Grand Slams, pero esta derrota tuvo otro tipo de procesamiento. Lejos de las explosiones de otros tiempos, aquí Marinko ya pareció satisfecho con el contexto: turno central en el Arthur Ashe, estadio repleto, Roger Federer del otro lado de la red y un tal Michael Jordan a escasos metros de distancia.

El juego se fue en tres mangas para el lado del suizo, pero Matosevic se adueñó de un pequeño pasaje del partido cuando señaló a Jordan y rompió el silencio con un risueño "Yo solo quiero ser como Mike". El eterno #23 de los Bulls acompañó con una sonrisa tímida, mientras el australiano lo seguía con la mirada y el público acompañaba con un coro de aplausos. El propio Federer, raqueta en mano para servir el siguiente punto, quedaba al margen de la escena.

Pero Matosevic también tendría loas para Roger: "Tiene un aura especial. Es como si flotara, por momentos. Su saque está subvalorado, nunca sabes dónde va a ir. Después, su derecha es espectacular y sus desplazamientos, perfectos. Su única debilidad podría ser con el revés y solo porque es a una mano. Pero, además, seamos honestos... él, básicamente, maneja el circuito. Todo se organiza en torno a él y todas las miradas van con lo que haga. Su presencia se siente en todos lados".

Charla abierta
Donald Young es un hombre de extremos. N°1 Junior con solo 15 años, en 2012 llegó a estar 38° del ranking mundial y pocos meses después hilvanó 17 derrotas al hilo en el máximo circuito, arrancando la temporada siguiente más allá del puesto 200. En este US Open, de nuevo Top 50 y en una versión que lo vio hacer semifinales en el ATP 500 de Washington en la gira previa, tuvo un inicio de torneo a tono: dos quiebres de arranque ante Blaz Kavcic y ventaja de 4-0. Primeros minutos de furia.

Pero de allí en más, un tobogán: Young perdió un break en el quinto game, falló sacando para set en 5-3 y en una ráfaga se vio 5-6. Con un plus: en pleno game decisivo se empezó a cruzar con una persona del público, al grito de "Shut up" ("Callate"). "Era a un tipo que me molestaba todo el tiempo -explicó el jugador, según cita el New York Post-. Me decía algo así como 'Ve y llórale a tu madre de nuevo'. En un momento se tornó insoportable y bueno... se dijeron algunas cosas". La referencia es para Illona Young, madre y entrenadora del jugador en distintos tramos de su carrera. Tras la catársis, el local cedió la manga y el encuentro en sets corridos: "Claramente no me sirvió".

Otro que tensó el diálogo con el público fue Stan Wawrinka, en el duelo ante Thomaz Bellucci que cerró la jornada de miércoles. Cara de pocos amigos ante la bulla brasileña, miradas cruzadas con un sector del público y un estruendoso e individualizado "Basta, callate. En serio" antes de servir 5-5 en el cuarto set. "A la noche se empiezan a poner un poco borrachos. Tuve que hablar con algunos, pero no pasó de ahí. Creo que la atmósfera general fue muy buena, bien sudamericana", apuntó en rueda de prensa, ya con otro semblante.

Manejo de tensiones
Ana Ivanovic puede no haber tenido un buen US Open en términos de resultados, pero el verano americano igual le ha dejado buenas sensaciones (regreso al Top 10 incluido). Además, la serbia hoy tiene otra visión respecto del circuito: "El año pasado motivó un cambio importante para mí. Aprendí mucho de mí misma, de mis objetivos, de lo que soy como persona y de quién quiero ser. A veces es difícil porque frente a mis expectativas pongo por encima las de los demás. Entonces pienso: '¿Sabes qué? La gente puede pensar que algo es bueno o malo para mí, pero a fin de cuentas luego continúa con su vida. Yo soy la que tiene su propio camino por seguir'. Eso era lo que tenía que entender: prestar atención a mis objetivos, no obsesionarme con los del resto. Fue un proceso de búsqueda interna. Y de confianza, claro. Ganar partidos importantes siempre ayuda".

En ese camino de autoconocimiento, una ávida lectora como Ivanovic incorporó a su repertorio distintas obras de psicología: "Estaba metidísima en esos temas. Tenía que salir de ahí", rió. "Es como el que estudia medicina, que estoy segura que cuando va al médico a hacerse estudios de pronto siente que tiene dolores en todo el cuerpo. Aquí es lo mismo. Empecé a leer algunos libros y sentí que todo lo que veía se aplicaba a lo que me pasaba. Es increíble lo que la mente humana puede hacer o dejar de hacer, depende cómo uno perciba la situación".

La que aún atraviesa la vía de la frustración es Garbiñe Muguruza. La española tuvo un enorme impulso en Roland Garros, con victoria clara sobre Serena Williams y avance hasta cuartos. Pero desde ahí, un trayecto con obstáculos y derrotas consecutivas en Grand Slams. En Nueva York, caída en sets corridos ante Mirjana Lucic-Baroni, y explosión: "Creo que he jugado el peor puto partido del año. Tenía mucho miedo, demasiada expectativa. Sabía que no podía perderlo y creo que justamente por eso lo perdí. No tuve carácter", estalló en declaraciones que reproduce la agencia dpa.

"Es todo mental, esta chica no juega mejor que yo. Hay algunos partidos en el año en los que la cabeza me falla. Quiero, quiero, quiero... Y quiero demasiado. Todo cambió a partir de Roland Garros. Ahora, cada torneo que juego, lo que no sea hacer cuartos es una mierda", detalló. ¿Le servirá algún consejo de Ivanovic? "Antes trabajaba con psicólogos, pero ahora no estoy receptiva". Quedó claro...

Pesadilla III
2012. John Isner vivía su primer año como Top 10. Llegaba al US Open en esa condición, con dos títulos en los cinco torneos previos y antecedentes en la temporada que ofrecían victorias sobre Novak Djokovic y Roger Federer. El contexto alimentaba la expectativa, pero el estadounidense no pasaría la primera semana. ¿Su límite? Philipp Kohlschreiber, en tercera ronda. Un año después, el circuito los volvió a cruzar, en el mismo torneo y, curiosamente, en la misma instancia. También hubo festejo alemán.

2014. Isner busca borrar los malos recuerdos en Nueva York. Sortea las dos primeras ruedas sin ceder su saque. Llega la tercera presentación. Y enfrente... ¡Kohlshcreiber! Por tercer año consecutivo, en la misma ronda, el mismo rival. Y hay más: mismo final. Porque el teutón volvió a frustar al norteamericano, con un peculiar 7-6 (4), 4-6, 7-6 (2) y 7-6 (4), donde el local volvió a terminar el partido sin breaks en contra. Poco consuelo ante tanta desilusión familiar. Con otro agregado: fuera de Flushing Meadows, se cruzaron cuatro veces y en todas ganó Isner.

"Sin dudas es una situación extraña, pero trato de no prestarle mayor atención. Ciertamente no esperaba volver a jugar con él aquí. Es muy decepcionante perder tres veces seguidas. Tuve al público de mi lado, tuve mis chances, pero no lo pude sacar adelante. No jugué bien los puntos importantes", balbuceó Isner en conferencia. Kohlshcreiber lo analizó desde la otra vereda: "Es muy loco jugar de nuevo contra John en esta ronda. Siempre fueron partidos muy parejos, con tiebreaks. Pero saber lo que había pasado estos años fue una ventaja desde lo mental". ¿Habrá cuarto acto? Atentos al sorteo en 2015...

Para todas las edades
"Parece un padre jugando con sus hijos". La frase que cita el New York Times bien podría haber salido de boca de cualquier curioso que se hubiera acercado a la cancha 4 en primer turno del último jueves. En marcha, dobles masculino del US Open. En pista: Michael Russell, de 36 años, junto a Jared Donaldson (17), frente a Stefan Kozlov (16) y Noah Rubin (18). Cuando el primero ya jugaba a nivel profesional, los otros tres ni habían nacido.

La dupla de los 19 años de diferencia terminó imponiéndose en tres sets y Donaldson fue claro: "Está bueno tener al lado a alguien de tanta experiencia. Los jóvenes somos muy emocionales, tenemos altibajos. Michael fue regular todo el partido y eso me ayudó". La misma brecha generacional permitió que en singles se enfrentaran Víctor Estrella Burgos (34) y Borna Coric (17). "De la cabeza ya es mucho mayor. Juega bárbaro y tiene un gran futuro. La edad es solo un número", elogió el dominicano a su rival.

Entre las damas, también se destacaron los opuestos. De entrada, 78 años en cancha en un juego de singles: Venus Williams (34) y Kimiko Date Krumm (cumple 44 en un mes). "Hoy la joven era yo -bromeó la americana-. Igual cuando una entra a la cancha deja de pensar en esas cosas. Kimiko rompió el molde, en ese sentido. Sigue siendo Top 100 y difícil de vencer. Siguiendo su ejemplo, yo tengo para otra década...".

En el otro margen, Belinda Bencic (17) accedió a la segunda semana y Catherine Bellis (15) tumbó a Cibulkova, constituyéndose en la jugadora más joven en ganar un partido de Grand Slam desde 1996. Ya sin edad de juniors, pero con un recorrido común al de Bellis, se erigió la campeona universitaria Danielle Rose Collins (20), sin antecedentes a nivel WTA y con solo algunos torneos menores del circuito ITF entre 2009 y 2012. La invitada local le robó un set a la N°2 del mundo, Simona Halep, y post partido ilustró lo inusual que resultaba toda la experiencia US Open para ella: "Mañana a esta hora voy a estar en clases. Fue un lindo verano, pero hay que volver al ruedo".

Lo bueno y lo malo del junior
Nick Kyrgios sigue llamando la atención. Baluarte del recambio en un tenis australiano golpeado y sin los éxitos de hace unas décadas, desde juvenil surge como una de las máximas esperanzas. Claro que tiene mucho por progresar. Dentro de la cancha, muestra un repertorio de golpes que denotan futuro entre los mejores. Pero también irregularidad y reacciones gestuales típicas de un jugador sub 20.

"He sido un jugador emocional de toda mi carrera", se excusó durante el US Open. "Esperemos que sea capaz de manejarlo mejor en el futuro. Es un trabajo en progreso, estoy tratando de mejorar cada vez que entro en la cancha pero es algo que siempre ha estado ahí".

Tres warnings por violaciones de código hicieron que, antes de vencer a Mikhail Youzhny, quede al borde de la descalificación: "Quizás esté esperando mucho de mí mismo en este tipo de torneos. Pero tengo que entender que todavía soy joven. Va a tomar mucho tiempo. Es un largo viaje".

Andy Roddick, Gael Monfils o el mismo Roger Federer han tenido reacciones de este tipo hasta bien entrados en el circuito, testificando que se puede evolucionar en cuanto a carácter. Quizás sea el caso de este exnúmero uno juvenil.

Todo es política
A miles de kilómetros de su movilizada Ucrania, Sergiy Stakhovsky volvió a marcar la desesperación que significa seguir el conflicto a la distancia: "Dos semanas atrás estuve ahí, no demasiado lejos de Kiev. Se te termina metiendo en el cuerpo todo lo que pasa. Es difícil mantenerse al margen, así que prácticamente uno está todo el tiempo viendo cuál es la situación y si hay novedades". Meses atrás, en una carta abierta publicada por Sports Illustrated, el jugador arremetía contra los medios rusos y pedía no creer "su distorsionada imagen de la realidad".

Pero Stakhovsky también entrelazó la coyuntura política con los cambios que trajo en materia deportiva. Puntualmente: la pérdida de localía en casa para el repechaje de Copa Davis ante Bélgica, mudando la serie a Tallin, Estonia. "Creo que la Federación belga perdió todo tipo de decoro. Y es una lástima, porque no es la primera vez", soltó el ucraniano, recordando que sus próximos rivales ya habían apelado en febrero contra la inclusión de un jugador de Kazajistán.

En esa línea, Stakhovsky afirmó que, pese a la tensión social, era seguro jugar en Ucrania; y trazó una particular analogía para exponer su punto: "¿No vieron lo que está pasando aquí en el pueblo de Ferguson? Si yo me siento inseguro, ¿qué habría que hacer? ¿Cancelar el US Open?".

También hubo consulta política para Andy Murray, a propósito de la posible independencia de Escocia respecto del Reino Unido. El campeón olímpico fue más diplomático: "No voy a caer en ese terreno, no quiero hablar de esos temas aquí. Prefiero enfocarme en mi tenis". Sin embargo, consultado sobre una potencial participación en Río 2016 bajo bandera escocesa, concedió: "No lo pensé demasiado ya que, honestamente, no creo que avance el proyecto. Pero sería significativo. Desde los 11 años que juego como británico".

Del llanto al llanto
Benoit Paire llevaba cuatro horas en cancha, pero por primera vez estaba tenso. "Match point Paire", introducía el umpire, Pascal Maria. El francés tenía dos pelotas de partido ante su compatriota Julien Bennetteau, que sacaba 4-5 en el quinto set. El punto progresa, Bennetteau se arriesga con una pelota profunda, la bola se va larga, pero la cantan buena. El juez de silla no da marcha atrás. La cancha no tiene ojo de halcón. No hay nada que hacer.

Paire explota, se tira al piso, mastica rabia. Mira al juez de línea, busca complicidad en Pascal María. El punto se perdió. ¿Prólogo de otro escándalo? Pudo haberlo sido. Tres puntos después, el francés tuvo revancha. Y, como si hubiera gastado toda su energía en el lamento previo, apenas lo celebró caminando hacia la red. Luego saludó al línea que no le había dado el punto anterior y se fue charlando con el umpire.

Ya en su banco, reviviendo lo que había vivido en el rectángulo de juego, llegó la descarga: lágrimas en los ojos y toalla sobre la cabeza como buscando un momento de intimidad. "Es por todo lo que vengo atravesando. Tuve un año muy difícil. Empecé 24, hoy estoy casi 100 [98°]. La rodilla me hizo perder un montón de tiempo y tuve que soportar que se dijeran un montón de cosas sobre mí. No es fácil recuperar el ritmo, saber qué puede pasar en la cancha. Por eso después de un partido como este, se mezclan muchas emociones", retrató el jugador ante la prensa francesa. "Luché y quería ganar".

Entrenando al rival
Antes del choque de segunda ronda ante Dominic Thiem, Ernests Gulbis aprovechó y preparó el partido con un compañero peculiar: Dominic Thiem. No hay error. El austríaco y el letón son amigos, comparten entrenador y suelen practicar juntos. Rutina que mantuvieron aun sabiendo que se enfrentarían horas más tarde.

"Alguna vez hice lo mismo en juniors, no lo veo como algo malo", matizó Thiem. Gulbis tampoco le dio trascendencia: "No solemos jugar sets. Peloteamos un rato y luego trabajamos cosas puntuales". Y enfatizó: "Me ayuda mucho practicar con él. Ver a alguien tan joven con tanta motivación te empuja a querer ser mejor".

En la previa, el letón tampoco se quería dejar llevar por la relación que los une fuera de la cancha: "Calculo que va a ser peor para Dominic. Ya nos enfrentamos una vez, hace dos años, en una qualy. Yo jugué horrible, pero él no me pudo ganar simplemente porque yo estaba enfrente". Poco después, desaprovecharía una ventaja de dos sets, cediendo el partido en cuatro horas de acción, con molestias físicas incluidas. Y la perspectiva cambiaría...

"No pensé que pudiera ser tan complicado [jugar ante un amigo]. Estuvimos nerviosos todo el partido. Lejos de nuestro mejor tenis. Lo que entrenamos es mucho mejor que esto. Pero de cualquier manera es un buen paso para él. Mostró carácter", redondeó Gulbis. Thiem también se mostro incómodo: "No me gustó nada la situación. Es un gran triunfo para mí, la primera vez que doy vuelta un 0-2, pero hubiera preferido que sea contra cualquier otro".

Costumbres argentinas
Cuando es hora de participar en un Grand Slam u otro gran torneo, los jugadores argentinos suelen elegir un lugar para ir a cenar y lo mantienen durante toda su estadía. Según dicen allegados, ellos no cambian por una cuestión de cábala. En Nueva York, Juan Mónaco lideró la incursión albiceleste, eligiendo un restaurante en pleno Manhattan, a una cuadra del Central Park.

"Es un lindo lugar, nos sentimos muy cómodos y nos tratan bárbaro", le contó el ex Top 10 a ESPNtenis.com, asumiendo la costumbre entre supersticiones y comodidades. Al grupo se sumó el uruguayo Pablo Cuevas, nacido, en efecto, en Argentina. Pero a los que realmente les funcionó el amuleto fue a Leonardo Mayery Carlos Berlocq.

Es que en dobles no pudieron jugar el domingo por la lluvia el partido de octavos de final. Y enseguida el propio Charly bromeó en su cuenta de Twitter al decir que sólo así pudo llegar por primera vez en su carrera a la segunda semana de un Grand Slam, ya que en segunda ronda los rivales no se habían presentado y en tercera se dio la citada postergación por mal tiempo.

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