Martín Bater 10y

La dinastía de Coach K

Transportémonos al año 2006, más precisamente al 1 de septiembre de ese año, casi una década atrás. En ese entonces Barack Obama era un senador idealista con ambiciones presidenciales, el mundo todavía no sabía quien era Justin Bieber y la selección de Estados Unidos estaba en crisis tras perder contra Grecia por 101-95 en las semifinales del Mundial de Básquetbol.

Lo que nadie tampoco sabía en ese entonces es que el momento más crítico del básquetbol estadounidense serviría para finalmente tocar fondo y crear una nueva identidad bajo la tutela de Mike Krzyzewski. Ese resurgimiento ha resultado en un invicto de 62 juegos, en una dinastía que aún sigue vigente hoy en día y que se pone en juego este domingo en la final contra Serbia en Madrid.

Obviamente los jugadores son los que obtienen los resultados y ganan los partidos en la cancha, pero nada de esto hubiese ocurrido sin la mano experta de Krzyzewski, quien reconstruyó a un equipo roto basquetbolística y psicológicamente para luego generar una identidad que iría más allá de los cinco nombres en el parquet.

Piensen bien en lo que eso significa, ocho años sin perder un mísero partido, ya sea amistoso u oficial. Argentina, Puerto Rico, España y Grecia, entre otros, lograron volver a encender el fuego sagrado de los mejores jugadores de la NBA que habían sido sopapeados por cuatro años entre el Mundial 2002 y el Mundial 2006.

Krzyzewski utilizó a ese mismo fuego sagrado y lo canalizó para mandarle un mensaje bien claro a sus jugadores, superestrellas con el orgullo herido como LeBron James, Carmelo Anthony y Dwyane Wade.

Hubiese sido sumamente fácil para ellos, ídolos de sus respectivos equipos en la NBA, decir que no necesitaban ese tipo de humillación y renunciar, nadie se lo hubiese reprochado.

También hubiese sido fácil empecinarse en ser individualistas y cometer el mismo error una y otra vez, pero Krzyzewski los miró a los ojos a todos y cada uno de ellos y logró que eso no suceda, que la camiseta y el juego en equipo sean lo primordial, que el éxito colectivo lleve al elogio individual, y más que nada que jugar para la selección sea considerado un privilegio, no una obligación.

Así fue como "Coach K" consiguió que la Selección de Estados Unidos reviviera de las cenizas, que gane dos medallas doradas olímpicas, un Mundial y que sea el favorito para alzar la copa una vez más este domingo.

Ninguno de los 12 jugadores que participaron en el Mundial 2006 están presentes en España hoy en día. Algunos de ellos están retirados como Shane Battier, otros como LeBron y Carmelo probablemente regresen en los Juegos Olímpicos del 2016, pero lo más valioso de todo es que Krzyzewski ya ha puesto en marcha a otra generación dominante durante este Mundial.

Sí, hubo muchas renuncias y "no, gracias" de parte de varios antes de este torneo, pero aun así jugadores de altísima calidad como Damian Lillard y Chandler Parsons se postularon para formar parte del plantel mundialista y no pudieron lograrlo.

Krzyzewski le ha entregado la batuta del líder a Anthony Davis y él ha elevado su nivel ante esa responsabilidad, mientras que otros referentes como Stephen Curry, Kyrie Irving y Kenneth Faried han jugado cada minuto del Mundial con tanta o más intensidad que en la NBA.

Krzyzewski ha conseguido que un plantel con jugadores de entre 20 y 28 años de edad forje su identidad con el esfuerzo defensivo como prioridad número uno, robando un balón cada dos minutos y manteniendo a sus rivales a raya con un 46 por ciento o menos de efectividad en tiros de campo.

Lituania, una selección formidable, tuvo apenas un 30 por ciento de efectividad en ese rubro y perdió el balón 21 veces en las semifinales. ¿El resultado? Una victoria accesible de Estados Unidos por 96-68. Además, Krzyzewski creó una cultura de sacrificio que se reflejó en que Davis, Faried y compañía bajaron 11 rebotes ofensivos o más en cada partido del Mundial actual hasta ahora.

EE.UU. bajó 45 rebotes en total contra México en Octavos de Final, 54 contra Eslovenia en Cuartos y 50 contra Lituania en semis. ¿Saben cuantos rebotes tuvo aquel equipo que perdió contra Grecia en el 2006? 32. Y esa era una selección que contaba con Chris Bosh y con Dwight Howard a la misma altura de su carrera que Davis ahora.

Nada ha vuelto a ser lo mismo desde ese entonces, y nada volverá a serlo. El mundo había alcanzado a Estados Unidos hasta que un entrenador de la Universidad de Duke volvió a convertir a su país en el Usain Bolt del básquetbol. Inalcanzable, imbatible e irreprochable.

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