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Un regreso indispensable

Pisano ahora es valorado como "crack" por Almirón Gentileza clubaindependiente.com.ar

BUENOS AIRES -- Pisano y Pizzini me suenan como Barrantes y Barroso, la dupla de payasos creada por el genial Leopoldo Marechal en su novela "Megafón o la guerra".

Parecen apellidos complementarios, musicales, y se ve que se entienden realmente porque en la última fecha fueron decisivos –ambos ingresaron luego del entretiempo– para que Independiente le ganara a Quilmes.

Cuando las papas queman, Pisano y Pizzini; ese podría ser el eslogan a recitar por radio a modo de tanda publicitaria.

Pero quisiera concentrarme en Matías Pisano, quien ya dejó constancia de su habilidad y capacidad ofensiva durante la campaña en la B Nacional, y sin embargo nunca logró afianzarse en forma definitiva, mucho menos tras el regreso a Primera.

Titular en el partido inicial frente a Rafaela, luego fue removido por cuestiones disciplinarias. El DT Jorge Almirón se habría molestado por un brote de desidia en el entrenamiento, sumada a un gesto de fastidio en público cuando le tocó salir.

Borrado de la lista de concentrados para el encuentro con Estudiantes, regresó luego como un suplente estable. Su participación descollante en el partido con Quilmes terminó de decidir al técnico a restituirle la titularidad, el domingo frente a River.

Almirón se deshizo en elogios luego del 5-3 y tildó a Pisano de crack. Tal vez no sea para tanto, pero su velocidad y desequilibrio deberían asegurarle un lugar en el once todos los domingos.

No luce creíble que Almirón haya mantenido al exjugador de Chacarita calentando banco como represalia por sus antiguos desdenes. La supuesta ofensa ya había prescrito.

Tiendo a pensar que los jugadores como Pisano funcionan como variable de ajuste cuando hay que darle ciertas señales a la tribuna.

Los de su raza no son un dechado de obediencia táctica. Se inclinan por la gambeta y la búsqueda de alianzas finas antes que por el roce, la pelea, el relevo oportuno y la persecución de su marcador.

Razón por la cual, si no ganan los partidos en un par de maniobras iluminadas, empiezan a ser vistos por algunos entrenadores casi como figuras decorativas.

No les tienen paciencia. Y como están lejos de erigirse en ídolos, los limpian sin demasiado costo.

Almirón no es el primero en cargarse a Pisano. El sereno Omar De Felippe también supo postergarlo. También tuvo la tentación de probar una alternativa más combativa. Y la irregularidad surgida de la falta de confianza no ayuda ni un poco. Así nadie se consolida.

Aunque lo siguen nombrando como mediocampista, Pisano es un delantero hecho y derecho. Muy a tono con la época y en la huella de Messi, se trata de un zurdo que juega al revés, es decir por la banda derecha.

Pero con dos atributos que lo tornan más peligroso que muchos de los colegas que caminan la cancha por el lado de su pierna inhábil: arranca en diagonal o en paralelo a la raya con idéntica facilidad y posee un muy respetable remate.

Destreza y pólvora. Una oferta difícil de desechar. Sobre todo ahora que Independiente recupera paso a paso su grandeza y planea discutir en igualdad de condiciones con el temible River.