Alejandro Caravario 10y

34 minutos que cambiaron el mundo

BUENOS AIRES --
Habida cuenta de lo que pasó en la Bombonera entre Boca y Racing, dan ganas de proponer una modificación reglamentaria para reducir la duración de los partidos.

En el puchito de 34 minutos que les restaba jugar por la interrupción obligatoria el día del temporal, se vio más decisión, esfuerzo y ritmo que en un partido completo.

Como aquellas personas que tienen el tiempo contado para expresar sus ideas (o para declarar un amor) y deben concentran al máximo el contenido del discurso. No andan con rodeos ni apelan al sobrentendido.
Qué ocurrió en tan poco tiempo. Que Racing aplicó una fórmula de agresividad constante, de embate sobre el área, que en otras circunstancias habría dosificado. La derrota parcial y el escaso margen de maniobra lo obligaban a perderle el respeto a Boca, a afrontar el partido con una convicción renovada.

El aura de entrenador ofensivo que distingue a Cocca quizá se hizo patente como nunca en este encuentro. Aunque sin sofisticación, con el simple expediente de juntar dos nueves en el área y ubicarlos con centros, Racing fue al ataque con prepotencia.

Su éxito para revertir el resultado se debe tanto a la eficacia de Bou cuanto a la persistencia colectiva. A la vocación por buscar el nocaut.

Medio partido alcanzó también para transformar el horizonte de ambos equipos. Para intercambiar cuitas. Boca, que venía en proceso de consolidación, derrapó por falta de ideas y de carácter.

La solidez defensiva, los reflejos de Orión, la profundidad de la dupla Calleri-Chávez y la brújula en manos de Gago y Meli. Todo ese tesoro recuperado durante la breve gestión de Arruabarrena pareció un espejismo.

¿A qué hincha de Boca no se le cruzaron las postales de la última etapa de Bianchi? El equipo anduvo al garete y asistió a una levantada vertiginosa de un clásico rival, lo cual hace menos tolerable la derrota.
Racing, por caso, ha hecho seis goles en la Bombonera y con Maradona en la formación de Boca. Pero esto es otra cosa. Es una operación comando que deja a la víctima boquiabierta, con la perplejidad como única reacción.

Racing, en cambio, con un entrenador cuestionado, luego de caer ante Independiente y con la enésima frustración tras un comienzo de campeonato alentador, retoma vigor para colarse entre los candidatos al título (¿por qué no?) y obtiene crédito con su público.

Lo más importante: algunas de las apuestas de Cocca, de los nombres nuevos, empiezan a aventar las sospechas. O a dejarlas en segundo plano.

Se dijo que varios de los muchos refuerzos de Racing habían sido contratados para favorecer a su representante. Casualmente el mismo que maneja los intereses del DT.

Bou es uno de ellos. De discreto pasado en Gimnasia, donde jugó poco y nada, su incorporación llamó la atención. Aunque la idea era que oficiara de suplente de Milito, no lucía a la altura de la ambiciosa empresa de renovación en la que se había embarcado el club.

Pues bien, estos dos goles (sumado al que metió frente a Newell´s, en la fecha anterior) lo posicionan como titular indiscutido. Fútbol compacto: el mundo cambió en sólo 34 minutos.

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