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La paridad es sólo una ilusión en la UEFA Champions League

BUENOS AIRES -- La segunda fecha de la UEFA Champions League dejó la sensación de que no hubo mayores diferencias entre los equipos tradicionalmente poderosos y otros con menos historia. Pero yendo un poco más allá de algunos resultados y desempeños, queda claro que esa paridad no existe.

Es que, a veces, el análisis se enfoca demasiado sobre aspectos micro: que tal equipo perdió inesperadamente, como podría suponerse del Liverpool, o que tal otro sufrió mucho más de la cuenta para ganar, como fue el caso del Real Madrid.

Pero cuando la mirada se aleja y toma dimensiones macro, el contexto cambia: en seis partidos las cosas tienden a recuperar la normalidad, y cuanto más largo es el camino, más difícil se hace que haya sorpresas. No nos cansamos de decir que sumar tantos equipos no suma y que la verdadera Champions empieza en octavos.

En todo caso, las próximas dos fechas pueden dejar un panorama más claro y, ahí sí, demostrarnos si hay algún candidato que realmente deba preocuparse. Sobre todo pensando en que los duelos son los mismos, solamente invirtiendo la localía, y puede suceder que alguno pierda los seis puntos en juego, mientras que su rival directo consigue esas seis unidades.

Pero no nos anticipemos: antes de pensar en lo que viene, miremos un poco más lo que pasó y empecemos por los dos equipos que mencionamos como ejemplos de que las cosas no son tan graves.

En cuanto al Liverpool, la derrota en la visita a Basilea, si bien no deja de ser dolorosa, es algo que debía estar en los planes. Este mismo Basilea dejó en el camino alguna vez al Manchester United y ya es un habitué de la competencia.

El fútbol suizo en general se ha ganado el respeto de sus pares europeos. A nivel selección se ha ido convirtiendo también en participante regular de los Mundiales y no desentona, habiendo derrotado al campeón en 2010 (España) y llevando al límite en el alargue al subcampeón en 2014 (Argentina).

Poniendo las cosas en perspectiva, también está claro que Liverpool sigue dependiendo de sí mismo: si vence al Basilea en Anfield por más de un gol, algo totalmente probable, y el resto de los resultados del grupo sigue la lógica, habrá asegurado su lugar en octavos.

Por la misma zona, Real Madrid tuvo que trabajar y mucho para llevarse los tres puntos ante el Ludogorets búlgaro. El 2-1 final es fiel reflejo de lo cerrado del partido, que se resolvió a menos de 15 minutos del final gracias al ingresado Benzema. Y el segundo penal a favor de los españoles, el que sirvió para empatar, nos pareció inexistente.

Pero lo que no se puede perder de vista es cómo se desarrolló el partido: los locales parecieron visitantes y se refugiaron atrás, listos para frustrar cada intento madridista y para salir rápido de contra. En esas condiciones, y salvo que se abra rápido el marcador para el que lleva la iniciativa (sucedió exactamente lo contrario), es lógico que el partido y el marcador sean cerrados.

Algo similar le ocurrió al Bayern Munich en su visita al CSKA Moscú, aunque los alemanes consiguieron ponerse arriba rápidamente con un penal que tampoco fue. Pero después, el monopolio clásico de los equipos de Guardiola no alcanzó para estirar cifras, y los rusos, también apegados a un plan de contraataque, no hicieron méritos suficientes para conseguir la igualdad.

Al que sí le funcionó la apuesta por esperar y contraatacar fue a otro local, el Atlético Madrid, que necesitaba un resultado positivo ante un duro rival como la Juventus. Y lo consiguió pensando el partido como suele hacerlo, primero defensivamente, aunque eso le signifique meterse demasiado atrás para golpear con la rapidez que tienen sus mediocampistas para hacer la transición hacia posiciones ofensivas.

Uno querría ver a un Atleti más ofensivo, sobre todo en su casa, pero no se puede dejar de admirar su disciplina táctica. Y no dejan de sorprender los tres goles que recibió en la primera fecha ante Olympiakos: ¿cómo hizo una defensa tan sólida para cometer tantos errores en un mismo partido?

En otro duelo de poderosos, el que llevó las de perder fue el Barcelona. Un París Saint Germain sin dos de sus baluartes, Ibrahimovic y Thiago Silva, ganó con claridad y con un poco más de holgura que lo que muestra el 3-2 final, ya que cada vez que sacaba diferencia el Barcelona respondía y se mantenía en partido.

En todo caso, lo que quedó claro tras el duelo en París es que los franceses ratificaron su condición de candidatos y que le van a pelear el primer puesto del grupo a los de Luis Enrique, que sin embargo, no deberían tener problemas en clasificar, ya que el que podría ser tercero en discordia, el Ajax, apenas empató con el Apoel Nicosia.

Las cosas se fueron acomodando en el resto de la fecha: el Chelsea ganó y quedó puntero, mientras que el equipo que le había sacado un punto en la primera jornada, el Schalke 04, apenas igualó con el modesto Maribor. Otro alemán, el Borussia Dortmund, goleó y tiene puntaje ideal junto a Bayern Munich y Real Madrid, y en su mismo grupo, Arsenal se acomodó aplastando a Galatasaray.

El que más complicado está luego de dos jornadas es, en todo caso, el Manchester City. Como local no pudo superar a una Roma de muy buen funcionamiento y que así sacó una luz de ventaja en la carrera por acompañar al Bayern en las dos plazas para la segunda fase.

En definitiva, las próximas dos fechas pueden dejar el panorama más claro. Roma y Bayern Munich chocarán en un duelo que los Citizens mirarán de reojo, mientras que Liverpool se la jugará por partida doble ante Real Madrid, esperando sacar al menos un resultado positivo y que el Basilea no se le escape.

Como decíamos al principio, solamente después de esas dos jornadas podremos apreciar si realmente hay algún poderoso en peligro. Hasta entonces, la lógica sigue siendo dueña de la Champions.

Felicidades.