BARCELONA -- Prohibido relajarse. Prohibido fallar. El Barça, que perdió su único partido esta temporada en París, recibe al Ajax con el ánimo claro y el reto concluyente. En una Liguilla de seis partidos, un fallo puede permitirse, pero dos pueden ser fatales y el equipo de Luis Enrique ya quemó un cartucho ante el PSG.
"Los partidos de casa son claves para la clasificación", convino el entrenador azulgrana, dando a entender que el vestuario solo tiene puesta la mente en el choque frente al Ajax, sin perder un minuto en el Clásico del sábado: "Los jugadores son conscientes de lo que nos jugamos en este partido, que es el único que nos obsesiona. Lo demás no existe".
"El Ajax es un equipo que arriesga desde atrás. Habrá que hacer un partido completo porque es un rival difícil que ya el año pasado complicó las cosas al Barça", reclamó Luis Enrique, avisando de su nulo acuerdo con quien pudiera contemplar el partido como asequible para su equipo.
A pesar de que la historia presenta a Barça y Ajax como dos clubs muy próximos, solamente una vez visitó el cuadro holandés el Camp Nou en competición oficial. Fue la pasada temporada en la primera jornada de la liguilla, cuando el Barça de Gerardo Martino venció por un engañoso 4-0, con tres dianas de Messi y otra de Piqué.
Esperando al desarrollo en la recuperación de Busquets, la alineación que pueda presentar el equipo azulgrana es una adivinanza. Se da por hecho que volverá a la portería Ter Stegen y pendiente del '5' se sabrá si Mascherano se mantiene en el mediocentro o regresa a la zaga, donde podría apartar del 11 a Piqué para formar pareja con Mathieu.
Xavi o Rakitic y Pedro o Munir serían las otras dos dudas que se mantendrán en el aire hasta el último momento, si bien lo que parece claro es la intención barcelonista de gobernar el partido desde el principio para ahorrarse sustos.
Nadie olvida que la pasada temporada, sin ir más lejos, el Nápoles quedó eliminado en la liguilla a pesar de sumar 12 puntos, con cuatro victorias y dos derrotas. Una situación inverosímil pero no descartable. Y que es la mejor presentación para que el grupo de Luis Enrique encare el partido ante el Ajax con la máxima cautela y ambición.
Desde que en mayo de 2011 y bajo el mando Guardiola conquistase la Champions en Wembley, el Barça ha disputado 17 partidos de la máxima competición en el Camp Nou. Sumó 11 victorias, 5 empates y la dolorosa derrota frente al Bayern. Desde aquel 0-3 en la semifinal de 2013, ganó los cuatro siguientes partidos para empatar 1-1 frente al Atlético de Madrid en los cuartos de final de la pasada campaña, en su último encuentro como local en el torneo.
Mantener el pleno en el Camp Nou es el objetivo. El respeto por el campeón holandés de Frank de Boer es máximo en el vestuario azulgrana, pero la lógica apunta a que se deba sumar la novena victoria oficial de la temporada.
A partir de ahí ya habrá tiempo para pensar en el Real Madrid y en el Clásico, pero para nada antes de tiempo. "En el Bernabéu seremos fieles a nuestro estilo", fue de lo poco que concedió Luis Enrique para hablar más allá del partido ante el Ajax, lo único que ahora mismo centra la atención en el Camp Nou.
MESSI, SIN POLÉMICAS
Entre todo lo que se habló en la rueda de prensa de Luis Enrique destacó un tema que se pasó por alto al producirse pero que luego se quiso elevar a la categoría de polémica: la negativa del argentino a ser cambiado el sábado.
"No voy a entrar en ese juego. Antes de hacer los cambios le solemos preguntar a los jugadores. A partir de ahí, que cada uno interprete lo que quiera", cerró el entrenador azulgrana, negando que hubiera existido ningún tipo de desencuentro con el argentino por el suceso.
"Lo que pasó después es interpretable, según los intereses. Mi actitud y mi manera de actuar no cambiarán para nada. Lo tenemos en cuenta todo, todo", sentenció Luis Enrique, dejando claro que Messi mantiene un status especial, aceptado por todo el vestuario y que para nada debería ser tenido en cuenta para abrir una polémica inexistente.