Rafael Zamorano 9y

¿Pueden los equipos de la NFL confiar en Jameis Winston?

MÉXICO -- Por un lado, está el tamaño que buscan los cazatalentos, el potente brazo, las innegables cualidades de liderazgo, la presencia de vestidor y la etiqueta de ganador. Por el otro, una serie de problemas fuera del campo aparentemente interminable.

¿Cómo definir al mariscal de campo de los Florida State Seminoles, Jameis Winston?

Lo más seguro es que haya que encontrar un punto medio.

El plan original del ganador del Trofeo Heisman del 2013 --y líder indiscutible de los campeones Seminoles de la campaña pasada-- era jugar al fútbol americano durante hasta la temporada del 2014 en Florida State, y declararse elegible para el draft de la NFL hasta la primavera del 2016, lo que le brindaría la oportunidad de obtener su título universitario, además de darle la posibilidad de jugar otra temporada de béisbol en FSU. Incluso su padre, Antonor, mantuvo públicamente esa postura a lo largo del verano.

Pero las cosas han cambiado respecto a hace apenas unos meses, y lo cierto es que no hay ningún motivo para que Winston considere regresar a Tallahassee para un año más, especialmente considerando que se gradúan de FSU este año los cinco linieros ofensivos, el ala cerrada Nick O'Leary, el receptor abierto Rashad Greene y el corredor Karlos Williams Sr.

¿Cómo han cambiado las cosas?

Desde el 2013, Winston fue objeto de una investigación policial por una supuesta agresión sexual. El mariscal de campo mantuvo la boca cerrada durante todo el proceso, y se mantuvo enfocado en lo que tenía que hacer sobre el campo. Al final, la historia la conocemos todos: los cargos contra Winston fueron desechados, los Seminoles ganaron el campeonato nacional y el mariscal de campo se llevó el Heisman.

Este año, los problemas fuera del campo se han multiplicado.

Winston fue suspendido durante la primavera del equipo de béisbol luego de que saliera de un supermercado sin pagar por comida.

Ya en el otoño, Winston fue suspendido para el partido ante Clemson por el entrenador en jefe Jimbo Fisher luego de que se parara sobre una mesa cerca del consejo estudiantil y gritara una frase obscena escuchada por decenas de testigos.

Después, surgió un artículo en The New York Times detallando cómo a policía local habría cometido una serie de errores durante la investigación por abuso sexual en contra de Winston. Desde luego, eso no equivale a afirmar que Winston sea de hecho culpable por el delito del que se le acusó en su momento, pero sí eleva serias interrogantes sobre el modo en que las fuerzas policiacas locales y las universidades encubren a sus atletas.

Ahora, Florida State ha comenzado una investigación independiente del caso Winston y su investigación, encabezada por un ex ministro de la Suprema Corte del Estado de Florida, Major Harding.

Por si fuera poco, ahora existen acusaciones de que Winston habría recibido dinero por firmar un par de miles de objetos de memorabilia para ser subastados en línea, por la misma empresa que habría pagado a Tori Gurley, corredor de Georgia, por sus firmas. Ya he dejado en claro mi postura sobre este tema en varias ocasiones: en cuanto al fútbol americano colegial, todos ganan dinero menos los atletas que lo hacen posible, y eso es injusto. Habiendo dicho eso, la regla existe --por injusto que nos parezca a algunos-- y hay que cumplirla. El problema no es si Winston firmó o no los objetos, sino comprobar que recibió dinero a cambio de ello, situación que lo haría acreedor a una sanción por parte de la NCAA. Haciendo un poco de memoria, Johnny Manziel pasó por lo mismo --incluso fue videograbado firmando los objetos-- pero nunca se pudo comprobar que había ganado dinero con ello.

En resumen, los problemas fuera del campo se han ido multiplicando para Winston a tal grado que hay quienes especulan que podría dejar la escuela en este momento, para librarse de la investigación de la universidad.

Honestamente, dudo que eso suceda. Es cierto que los bonos de draft de Winston han caído, pero abandonar FSU en medio de una investigación respecto a un asunto del cual siempre se ha declarado inocente sería una muy mala movida para el mariscal de campo en cuanto a percepción pública se refiere.

Lo que también es cierto es que las cualidades que aporta Winston a la mesa no crecen en los árboles. Winston ha sido el recluta de mayor perfil que ha conseguido Fisher --un maestro a la hora de encontrar y reclutar talento de preparatoria-- para los Seminoles, y justo lo que necesitaba para empezar a construir su propio legado en Florida State después de heredar el programa de manos de un gigante como Bobby Bowden.

No son pocos los que consideran a Winston el mejor prospecto disponible en la posición de mariscal de campo, si es que se confirman los reportes de que se declarará elegible para el siguiente sorteo. Con 6 pies y 4 pulgadas de estatura, y unas 230 libras de peso, está construido exactamente como buscan los cazatalentos de la NFL. Si a eso le sumamos un brazo capaz de ejecutar cualquier pase, y una fortaleza mental que le permite superar sin problemas cualquier mala jugada en cualquier situación de presión, parece candidato perfecto para la primera mitad de la primera ronda del sorteo colegial.

Winston llegaría con otra ventaja adicional. En Florida State ejecuta un sistema ofensivo estilo profesional. Según una fuente allegada al programa, cuando Winston tomó los controles de la ofensiva por primera vez en el 2013 como redshirt freshman, fue capaz de inmediato de manejar un libro de jugadas de campo entero, a diferencia de su predecesor E.J. Manuel, quien utilizaba un libro de jugadas de la mitad del campo, para efectos de lecturas y progresiones.

Merecen una mención aparte las cualidades de liderazgo de Winston, algo que realmente lo separa del resto. Allí están las imágenes de Winston, sin estar equipado durante su temporada de redshirt, en las laterales, levantando el ánimo a un Manuel durante un partido en el que los Seminoles, ranqueados N° 3, terminaron desperdiciando una ventaja de medio tiempo de 16-0 ante North Carolina State en el 2012. También están los discursos de vestidor --ya sea en el de fútbol americano o en el de béisbol-- donde claramente comanda el respeto de sus compañeros, algo que no es sencillo para ningún novato, a ningún nivel de competencia.

Entonces, ¿cómo balancear al jugador de fútbol americano perfecto --dentro del campo, durante las prácticas, las reuniones con los entrenadores y en el vestidor con los compañeros-- con el adulto que a decir del propio Bowden, "se comporta como niño de primaria"?

A diferencia de otros jugadores problema, Winston no ha dejado que lo que pasa afuera del campo merme su rendimiento dentro de él. Su falta de madurez fuera del campo no se traduce en llegar tarde a reuniones, practicar a medias, o jugar mal. Eso es importante porque servirá como justificación para el equipo que lo reclute.

La suma de las partes que componen a Winston es demasiado valiosa, como jugador de fútbol americano, como para no ser reclutado en la parte alta del draft. La inmadurez fuera del campo es suficiente para hacer dudar a cualquiera. Reportes recientes en los medios señalan que habría más de un equipo que lo habría descartado completamente de su tabla de evaluación.

¿Winston será elegido entre los primeros 16 reclutas del siguiente sorteo? Muy probablemente. ¿Tiene la posibilidad de irse primero global? Todo depende de cuán desesperado esté por un mariscal de campo el equipo que elija primero.

Hay 32 equipos en la NFL, y por más que algunos lo puedan descartar de cara al sorteo, sólo basta que uno se enamore de sus múltiples cualidades, como para que los defectos empiecen a parecer pequeños. Lo cierto es que Winston será uno de los prospectos sujetos a mayor escrutinio a de los últimos años, algo que no es nada nuevo para él.

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