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Un equipo indestructible

BUENOS AIRES -- A nadie odio más que a River Plate. Pero lo veo jugar y me enamoro, soy como una poeta potoseña bailando cumbia con el galán del momento. Veo a River y me siento una señorita, señores, queridos lectores, así es, River estimula y transimite.

Es el único equipo argentino que transmite algo, que juega a algo, que nos hace recordar que nuestra tradición futbolera no está muerta. Este River nuevo, joven, lleno de juveniles que juegan como Maradona me llena de orgullo. River es la tierra de la juventud. Un técnico joven y ganador, con poca experiencia pero con mucho valor para arriesgar y salir a buscar los resultados.

Marcelo Gallardo, es un técnico diferente, silencioso, laburante de las sombras. Y River es una explosión de alegría.

Hace un par de días me topé en la calle con un hincha fanático, uno de esos que lleva a River tatuado en la piel, irreverente y un tanto irrespetuoso me dijo: "Cucu, cómo no vas a escribir del campeón. ¿No viste como vapuleamos a Estudiantes de La Plata? En pocos segundos, lo liquidamos".

Y era verdad, River le dio una lección futbolera a un Estudiantes que dista mucho de ser el gran equipo que todos conocimos. Estudiantes está mal, no encuentra el rumbo. Pero el tema de esta crónica es River Plate.

¿Cuál será su punto más alto? Me muero por verlo jugar la Copa Libertadores, enfrentar a equipos de México, de Brasil, de Perú. Este equipo, este River ganador que conoció los infiernos dará que hablar. Conseguirá hinchas en todas las partes donde juegue, porque juega al fútbol.

Es que hace rato que los equipos del mundo se olvidaron de jugar al fútbol. Practican un extraño deporte de tire y afloje que no se entiende bien qué hacen.

Entonces cuando los televidentes, los que amamos el fútbol, vemos un equipo que toca la pelota de acà para allá, como si fuese una parodia del Barcelona, cuando vemos que jugadores diferentes como Mora o el Pelado Sánchez hacen de las suyas, juegan por placer, entonces nos emocionamos.

Y el fútbol es para emocionarse, para llorar, el fútbol es lo más parecido del mundo al amor, señores, o mejor dicho es una prolongación del amor de todos los seres humanos. Y uno siempre necesita amor y necesita de equipos como River Plate.
No puedo brindar en este espacio una apreciación teórica práctica del por qué el Millo juega así. Solo les contaré que me volví a encontrar con el lector en la calle. Y me dijo estas precisas palabras: "Cucu, River puede jugar bien o mal, puede ganar o perder, pero siempre tiene la intención de hacer bien las cosas. De demostrar que, pese a todo, pese a haber estado en la segunda división, siempre se puede volver a comenzar. La vida siempre da segundas oportunidades".

Por eso quiero a River, por eso lo admiro, porque nos transmite ese mensaje importante, de gran felicidad, ¿no les parece?